El cambio climático amplía la desigualdad social en muchos países.

Durante el pasado mes de abril, los doctores Noah S. Diffenbaugh y Marshall Burke, del Departamento de Ciencia del Sistema Tierra de la Universidad de Stanford publicaron un artículo en la revista “Proceedings of the National Academy of Sciences”.

Además de atribuir los  eventos extremos y devastadores efectos en la ecología, la salud humana y la agricultura, el cambio climático podría jugar un papel en la cada vez más importante brecha entre los países ricos y pobres del planeta.

Señalan que encontraron que el calentamiento global, muy probablemente ha exacerbado la desigualdad económica global a lo largo de la última mitad del siglo pasado. Este incremento resulta del impacto del calentamiento en el crecimiento económico global, el cual en el curso de varias décadas ha acumulado un robusto y sustancial declive en la producción económica en los países más pobres y calientes, y un incremento en muchos países ricos y con clima más frío. Esto comparado con el comportamiento de la economía en un mundo sin calentamiento global causado por el ser humano.

Las fotos de cultivos que se marchitan en los campos por falta de lluvias o de casas destruidas por una tormenta solo permiten entrever el daño que el cambio climático puede provocar a los pobres en el mundo. Si se profundiza un poco más, la interacción entre la pobreza y el cambio climático se vuelve más compleja.

El pastor que pierde una o dos vacas por la hambruna en medio de una sequía puede creer que su única opción es vender el ganado a precios muy bajos “los únicos precios que puede conseguir” para alimentar a su familia. Es posible que su familia sobreviva a la crisis, pero habrá perdido los activos económicos productivos de los que dependía; activos que permitían enviar a los niños a la escuela y ayudar a su familia a salir de la pobreza. Los niños pierden la oportunidad de recibir educación, el pastor pierde una base económica en la cual sustentarse, y es menos probable que tome riesgos que podrían ayudarlo a aumentar sus ingresos. Escapar de la trampa de la pobreza se hace más difícil.

Los Gobiernos pueden ayudar a las familias pobres a superar las crisis climáticas, a conservar sus activos intactos y a aumentar su capacidad de adaptación a largo plazo al tiempo que trabajan para atenuar los factores que impulsan el cambio climático. Poner fin a la pobreza exige tomar medidas de manera rápida tanto en materia de pobreza como de cambio climático.

Los expertos en pobreza y cambio climático del Grupo Banco Mundial se reunirán este año con investigadores de todo el mundo para ayudar a formular orientaciones y recomendaciones de políticas que puedan ser útiles en este campo.

Marianne Fay, economista jefa de Cambio Climático del Grupo Banco Mundial, menciona, “El cambio climático representa una amenaza directa e inmediata para la mitigación de la pobreza. Es importante que reunamos a las comunidades de expertos en los temas del clima y la pobreza para diseñar intervenciones que sean efectivas en ambas áreas”.