20.09.2024.- El 1 de diciembre del 2018 el presidente Enrique Peña Nieto entregó la banda al candidato electo en las elecciones del 2018, Andrés Manuel López Obrador.
El entonces candidato de la izquierda, López Obrador, no quiso reconocer la victoria electoral al grado de separarse del PRD.
Una ceremonia solemne, en el Congreso de la Unión, donde AMLO hizo una promesa de cumplimiento de la ley, tal y como lo dicta la Constitución.
La ceremonia tradicional marca que al tomar la investidura y “protestar” el cargo, el presidente electo debe pronunciar las siguientes 61 palabras:
“Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión; y si así no lo hiciere, que la Nación me lo demande”.
Después recibió la Banda Presidencial de manos de Porfirio Muñoz Ledo, fallecido y que en sus últimos momentos renegó de López Obrador con serias acusaciones, mientras Enrique Peña Nieto, institucional se quitaba la banda y la entregaba al Presidente de la mesa directiva del Congreso
La Banda Presidencial es la prenda con los colores de la bandera que utilizará el presidente la presidenta cuando toma el cargo y en diversas ceremonias de gala, como el festejo de la Independencia o en recepciones de embajadores, no más.
El presidente de la Mesa Directiva @PMunozLedo hizo entrega de la banda presidencial al #PresidentedeMéxico Andrés Manuel @lopezobrador_. pic.twitter.com/T4MWXLs5NZ
— H. Cámara de Diputados (@Mx_Diputados) December 1, 2018
El acto de la “toma de protesta” ante el Congreso es en realidad un ritual más que un acto legal señalan especialistas.
“Es un formalismo, porque el poder cambia a las 00:00 horas del 1° de diciembre. Los mandos militares entregan a esa hora el control del país y la fuerza del Estado”, refieren doctores en Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México.
A diferencia de otros países no hay un juramento con elementos religiosos debido a que México se fue transformando en un Estado laico, sin influencia de la Iglesia, a lo largo de su historia, por lo que se apartaron de los simbolismos religiosos.
AMLO, no obstante, al asumir el cargo en diciembre del 2018 utilizó un simbolismo más. Un ritual con signos católicos en indígenas en la Plaza de la Constitución, frente al Palacio Nacional, con la entrega de un “bastón de mando” de representantes de algunos pueblos indígenas y otros elementos como una corona de flores y un crucifijo envuelto en una tela.
Ritual que recordó cuando México no era laico pues no siempre se adoptó una Constitución laica como la Constitución de 1917, vigente hasta la actualidad, donde se eliminó cualquier simbolismo religioso.
En 1824, la primera constitución del país independiente, estaba en el extremo religioso cuando se declaraba que la religión del país “es y será perpetuamente la católica, apostólica y romana”.
Entonces, el presidente entrante estaba obligado a decir: “Yo, ‘N’, nombrado presidente de los Estados-Unidos Mexicanos, juro por Dios y los Santos Evangelios…”.
El artículo 101 constitucional de 1824 marcaba como requisito la pronunciación de este juramento.
En la década de 1850, México tuvo un conflicto bélico entre liberales y conservadores que desembocó en el triunfo de la separación Estado-Iglesia.
Surgió entonces la Constitución de 1857, que mantuvo el acto de “jurar” pero eliminó las referencias religiosas: “Juro desempeñar leal y patrióticamente el encargo de presidente de los Estados Unidos Mexicanos, conforme a la Constitución, y mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión”.
La promulgación de las Leyes de Reforma, posteriores a esa Constitución de 1857, terminaron por sustituir el “juramento” y en su lugar se especificó que el presidente debía “protestar”.