El Camino .

*Mis Proyecciones en el espejo .

/Por Paula Roca/

Todos estamos en un camino. Transitamos por calles y carreteras distintas, avanzando a diferentes ritmos. Algunos van más adelante; otros quedan atrás, mientras quienes parecen estar al frente quizás estén a punto de tomar un rumbo diferente.

Hay quienes disfrutan el paisaje a su paso, y otros tienen tanta prisa que aceleran, como si el único objetivo fuera que los vean y piensen: “nadie como ellos”.

Creen ser dueños del camino. Pero ahí es donde la vida nos enseña algo fundamental: cualquiera puede correr y apretar el acelerador; el verdadero reto está en saber frenar.

Es posible que lleguen antes, pero ¿habrán disfrutado realmente el camino?

La vida nos entrega las lecciones justas en el momento y lugar que las necesitamos. No se trata de correr ni de ganar la carrera, sino de vivirla.

El camino puede ser recto o sinuoso, con piedras y obstáculos, con tráfico denso, semáforos interminables o callejones oscuros. Pero si levantas la mirada, verás todo lo que la vida te regala en el trayecto: la luz dorada del amanecer, la magia de un ocaso, la frescura de la lluvia o la sorpresa de un cometa en el cielo nocturno.

Entonces, ¿qué vale más? Mirar hacia adelante, atento a tu camino, o bajar la vista solo para contar a quienes dejaste atrás.

A veces, en el afán de escapar o sentirnos omnipotentes, corremos sin tregua, tan enfocados en lo externo que olvidamos lo esencial. Es en los momentos de pausa y reflexión cuando nos damos cuenta de todo lo que hemos dejado pasar. Al soltar el ego y mirar hacia adentro, la introspección nos permite transitar de una forma más plena.

Vivimos cada experiencia de manera profunda, porque son esas vivencias —y no la velocidad ni la prisa— las que realmente nos llenan el alma.I r rápido sin detenerse a vivir solo nos deja vacíos.

He conocido a personas que van más adelante o más atrás que yo, pero el verdadero amor y valor se revelan cuando alguien te toma de la mano, respeta tu camino y honra tu proceso.

Cada sendero es necesario: a veces para sanar, otras para aprender. Porque el que no frena a tiempo para mirar alrededor y valorar lo que la vida le ofrece, puede llegar a la meta… pero sin nada que contar, ni nada que ofrecer.

Al final, es tu elección: correr o vivir.
Elijo vivir ….