El ‘Claudismo’ no podrá existir

 

/Ana María Olabuenaga/

No encuentro mejor manera de explicar la razón por la que ni ahora ni en la campaña ni nunca, Claudia nos tiene por qué enseñar quién es en el fondo Claudia, que remitiéndome a la fábula política del “Pajarito”.

Corría el año de 2013 en Venezuela. Hugo Chávez recién había fallecido, la inestabilidad frente a la transición era evidente y esa mañana Maduro le contaba a un grupo de personas cómo recién había entrado a una humilde capilla para orar por el mandatario muerto cuando un pajarito entró, dio tres vueltas alrededor de su cabeza, se posó en una viga, lo miró fijamente y desde ahí le chifló. Maduro silbó entonces imitando al pajarito y también la manera en cómo él le respondió. “Yo sentí —explicó Maduro, subiendo en cada palabra los decibeles de la voz y también los de su emoción—, que era el espíritu de él diciéndonos: Hoy arranca la batalla, vayan a la victoria, tienen mi bendición”. Moraleja: Maduro sabía que Chávez, además de muy querido, representaba la narrativa de un movimiento que era más grande de lo que él jamás sería. Tenía razón. Hoy, después de 10 años, el Madurismo no existe, pero sí el Chavismo y, a pesar de las grandes carencias, el militarismo y el autoritarismo, Maduro ha resistido como presidente de la nación.

¿Por qué tiene Claudia que ser distinta al Presidente? ¿Quién se lo está pidiendo?¿La gente que la tiene arriba en las encuestas? Por supuesto que no. De seguro a muchos tranquiliza que nuestro mandatario la haya escogido y que se asemeje tanto a él. En la lógica de Morena, en su narrativa pública, lo que sus militantes están generando no es un gobierno sino un movimiento, una gesta, una epopeya. En esa línea discursiva, Claudia es tan solo un eslabón. No es crítica ni menosprecio, es simple lógica. Visibilícelo de esta manera: Claudia tiene hoy un bastón de mando, mañana no. Coherencia con el cuento que uno cuenta.

¿Recuerda cuál es la figura en los billetes chinos? ¿La del presidente Xi Jinping que lleva más de 10 años en el poder? No. En todos los billetes chinos está Mao. No existe el Jinpinguismo. Existe la mística del Maoísmo. Como existe el Leninismo, el Stalinismo y, ¿por qué no agregarlo?, también el Trumpismo. Curioso el que a nadie se le haya cruzado por la cabeza hacer la entrada en Wikipedia de algo llamado el Bidenismo. No existe. Tampoco existe el Clintonismo ni el Obamanismo. ¿Será que los demócratas prefieren el culto a las instituciones sobre el de las personas? No fue un hombre quien venció a Trump, fue el partido demócrata.

De ahí que todos los que hoy le piden a Claudia que saque a flote su personalidad, que se separe y hasta se confronte con el Presidente, no solo se equivocan, son demócratas huérfanos que creen en la alternancia. Los movimientos nacieron para vivir por siempre, no para alternar.

Claudia no tiene por qué opinar distinto, menos aún hoy que va ganando. Si acaso lo hiciera sería en cosas “simples”: el arte, la ciencia. Temas en los que el Presidente no se detiene ni entiende. Y, en el remoto caso que tuviera un tema más de fondo y delicado, no podrá hacerlo por la amenaza de que sea el propio Presidente quien promueva en contra de ella la Revocación del Mandato.

Con lo cual está claro: no hay ni habrá Claudismo. Resta pensar la semana entrante si habrá Xochitlismo.