Mi Columna
Eduardo Ruiz-Healy
Instituto de Métricas y Evaluación la Salud (IHME) de la Universidad de Washington estima que hasta ayer habían muerto 7 307 308 personas de COVID-19 alrededor del mundo. Esta cifra es 114.7% superior a la de 3 403 016 que otras fuentes reportan. La diferencia entre ambas cifras es fácil de explicar: la del IHME incluye las muertes excesivas atribuibles al COVID que han ocurrido en la mayoría de los países, mismas que muy convenientemente no incluyen en sus reportes la mayoría de los gobiernos nacionales en que las demás fuentes se basan para hacer sus estimados.
Hay pocos gobiernos, como el de Bélgica, que desde el principio de la pandemia decidieron incluir en sus datos oficiales tanto a los que murieron después de ser diagnosticados con la enfermedad como a los que fallecieron con síntomas similares, pero sin ser diagnosticados. Por eso, el número oficial de muertes por el coronavirus en ese país es de 24 510 mientras que el IHME estima que son 26 365 o 7.6% más.
Para México, la diferencia entre los 220 489 muertos reconocidos y los 624 191 que estima el IHME es del 183.2%, lo que significa que hay 403 758 vidas perdidas por el COVID que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador se niega a reconocer.
Aparte de la tragedia que significan tantas muertes, el conocer el número de las personas que han perdido la vida a causa del coronavirus SARS-CoV-2 es importante para poder calcular cuál es el costo que para la economía nacional tiene y tendrá la pandemia.
Llegar a ese costo implica conocer el Valor Estadístico de una Vida (VEV), que la Comisión Federal de Mejora Regulatoria (COFEMER), organismo antecesor de la actual Comisión Nacional de Mejora Regulatoria (CONAMER), definió en 2013 como la “metodología de estimación del costo que genera la pérdida de una vida humana calculado a partir de la cantidad de dinero máxima que la gente está dispuesta a pagar para disminuir el riesgo”.
Un análisis realizado en 2017 por la SEMARNAT y el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) calculó que el VEV ese año era de 352 813 dólares de 2014 o 2 797 808 pesos.
Sin embargo, un cálculo más reciente, de 2018, realizado por el INEEC junto con Marcelo de la Lima, maestro e investigador en el Departamento de Geografía y Medio Ambiente de la Escuela de Economía y Ciencias Políticas de Londres (LSE), fijó en 210 880 dólares o 1 687 037 pesos el VEV mexicana.
¿Cuál cifra es la que mejor expresa la realidad? El segundo cálculo no hace mención del primero a pesar de que en ambos participó el INECC.
Arbitrariamente he decidido promediar ambos cálculos para determinar el VEV, que resulta ser de 281 846 dólares o 5 581 350 pesos (al tipo de cambio FIX de ayer).
Si multiplicamos este VEV por las 624 191 vidas perdidas por el COVID-19, tenemos que el costo en vidas perdidas por la pandemia es de 175 926 millones de dólares o 3.38 billones de pesos, monto que equivale al 53.7% del presupuesto del gobierno federal para este año. Con ese dinero podrían construirse casi 20 refinerías como la de Dos Bocas, que costará 8900 millones de dólares.
Con el tiempo los mexicanos deberán reconocer que el mal manejo de la pandemia ocasionó lo que bien podría ser la peor catástrofe en la historia de México.
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