/ Por Rodolfo Ondarza*/
Desde hace muchos años cada semana recibo al menos una o dos llamadas telefónicas solicitándome atención médica o asesoría debido a negligencia médica y/o a violación del derecho humano a la salud. Incluso recibo llamadas de colegas acosad@s por denunciar graves atropellos a pacientes.
Algunas de estas cosas, verdaderos delitos, crímenes, y violaciones al derecho humano a la salud, rebasan la imaginación y permanecen en la impunidad bajo el amparo de funcionarios y autoridades. Provienen estas quejas lo mismo del ámbito federal que de los estatales, de la atención médica privada y de los diferentes subsistemas públicos de salud.
Algo reiterado es lo concerniente al “crimen” de ser adulto mayor.
Para algunas instituciones y para algunos médicos el tener más de 60 años es razón suficiente para “desechar” y “desahuciar” a un ser humano.
Esto lo vimos públicamente y lo vivimos durante la pasada pandemia con la polémica Guía Bioética de asignación de recursos de medicina crítica – acceso al uso de ventiladores -, publicada por el Consejo de Salubridad General, y su tristemente célebre sistema de triaje, propuesta discriminatoria y que atentaba contra los derechos humanos.
Jamás debe adoptarse un criterio según el cual el enfermo sería excluido por pertenecer a una categoría establecida a priori. Siendo inadmisible la discriminación relacionada con la edad, género, posición social, etnia, o discapacidad.
Michel Foucault, sostenía que el biopoder “se ejerce directamente sobre los cuerpos en algo que llamó anatomopolítica” y “cuando se practica sobre la vida a nivel poblacional se denomina biopolítica”.
Pero si la discriminación y la violación de derechos humanos es propuesta por funcionarios cupulares en salud, que se puede esperar en otros sitios en donde lo menos que se espera es encontrar sentido común y ética.
En muchas ocasiones el personal de las instituciones médicas se escuda con el pretexto de seguir “normas” y “protocolos” internos inexistentes, que en realidad son ocurrencias personales, u “órdenes superiores” cuestionables.
Así el día de ayer recibí una llamada telefónica de la hija de un paciente de 75 años, que dos días antes inició su viacrucis con intenso dolor de cabeza, por lo que decidió tomar su automóvil y manejar buscando atención médica privada.
Se le detectó hipertensión arterial, indicándole que debía acudir al servicio de urgencias hospitalario.
Conduciendo, pudiendo hablar y deambular, llega a un hospital de segundo nivel de atención médica del IMSS, del que es derechohabiente por haber cotizado al mismo durante sus largos años como trabajador.
Es admitido a pesar de que en ese nivel no existen especialistas ni en neurología ni en neurocirugía, aún bajo la sospecha clínica de un evento vascular cerebral, cuyo diagnóstico debe ser inmediato, lo mismo que el tratamiento, pues de ello depende la funcionalidad futura del paciente, lo mismo que su vida misma.
No es sino hasta el día siguiente cuando le realizan una tomografía identificándose una hemorragia cerebral, sin embargo, esta persona ha ido deteriorándose con las horas.
A pesar de ello el paciente sigue, para entonces, sin ser canalizado como una emergencia a un hospital de tercer nivel en donde pueda ser atendido por neurólogos, y donde eventualmente el hematoma pueda ser drenado por neurocirujanos, a pesar de la insistencia de los familiares del paciente. Tampoco se encuentra en una unidad de terapia intensiva.
Desafortunadamente, en el momento en que escribo estas líneas, el paciente se debate entre la vida y la muerte.
Lo mismo pasa en este momento con personas que tienen otros problemas neurológicos, cardiovasculares, lesiones por accidentes, etc.
Quedan muchas preguntas por contestar:
¿Cuándo veremos sensibilidad humana ante el sufrimiento de estos pacientes y de sus familiares?. ¿Cuándo veremos un poco de sentido común y una vinculación efectiva entre las instituciones y unidades médicas?. ¿Cuándo se hablará siempre con la verdad a quien deposita su confianza y su vida en el médico?. ¿Cuándo dejará de ser “desechable” un adulto mayor?. ¿Cuándo resolverán las autoridades estos problemas?. ¿Cuándo actuará la @CNDH ?
Rodolfo Ondarza* Neurocirujano, defensor de los Derechos Humanos. Ex candidato a presidir la CNDH.