*Paralaje .
/Liébano Sáenz/
Donald Trump regresa a la Casa Blanca. Lo que viene, ya lo hemos dicho, no será réplica de su primera presidencia. Lo anticipan los observadores de la política norteamericana. Además, las condiciones del mundo han cambiado de manera importante, como lo confirma el consenso social que ha hecho un viraje hacia el proteccionismo y a la idea de que los migrantes ilegales deben ser deportados.
Si bien en la sociedad norteamericana la contención y los contrapesos son garantías vigentes en la convivencia publica, la agenda del segundo período parece definida. Abona el hecho de que el Congreso está en manos de los republicanos, partido que ha perdido identidad frente al movimiento avasallador que encabeza Trump. En la Corte también hay alineamiento hacia esta ola de mayor conservadurismo, igual que ocurre en las grandes empresas de información y en la industria digital.
En este escenario, México no sólo debe prepararse para la incertidumbre, también para la adversidad. Se entiende y es lo propio que el gobierno y la presidenta Sheinbaum asuman una postura de confianza y ofrezcan tranquilidad a partir del deseo de entendimiento y colaboración. Las palabras del futuro secretario de Estado, Marco Rubio dejan por delante ese camino, el de la cooperación, aunque no descarta medidas de fuerza para actuar contra el crimen organizado en territorio mexicano.
Pronto se conocerá la intensidad del cambio en EEUU y su impacto en nuestro país. Lo migratorio tiene una dimensión humanitaria que trasciende la reflexión económica convencional. Muchos mexicanos migraron por la falta de oportunidades y también por la violencia en sus lugares de origen. La situación acá no ha cambiado y por lo mismo el retorno es complicado en extremo, más en un país sin crecimiento y autoridades en el apremio presupuestal.
Imponer aranceles es una violación al TMEC y representa una amenaza mayor de consecuencias impredecibles. Con este riesgo encima, llegará el momento de negociar y replantear los términos de la relación económica. Será clave en el diálogo entre gobierno – empresas, socios, recuperar la idea regional de comunidad que representan México, Canadá y EU como la fórmula eficaz para competir con éxito en el mundo y en beneficio de las tres naciones.