El Despertar de las Féminas.

Alguien como tú.

Gladys de L. Pérez Maldonado.

El movimiento feminista #MeToo existe desde el año de 1996, cuando la activista Tarana Burke supo del testimonio de abuso sexual de una niña por parte de un familiar y no pudo hacerle frente. Se inició entonces el Me too Movement (Movimiento yo también), centrado en mujeres jóvenes que habían sido víctimas de abuso, agresión o explotación sexual.

Fue a partir de octubre de 2017, como consecuencia del caso Harvey Weinstein, que la norteamericana Alyssa Milano invitó a las mujeres de todo el mundo a denunciar casos de abuso y acoso machista en Twitter, así, el movimiento #MeToo se hizo viral en las redes sociales.

En febrero de 2018 el #MeToo parecía llegar a México con el testimonio de la actriz Karla Souza, quien dijo haber sido violada al inicio de su carrera, no obstante, esta vez el movimiento se retomó, apenas hace unas semanas, el 21 de marzo pasado, mediante la voz de mujeres mexicanas en Twitter, con los hashtag #MeTooEscritoresMexicanos, #MeTooCineMexicano, #MeTooAcadémicosMx, #MeTooPeriodistasMexicanos, sumándose a este movimiento otras cuentas como @MeTooMusicaMx, @MeTooTeatroMx y @MeTooCreativos, entre otros.

El pasado lunes amanecimos con la noticia del suicidio del músico Armando Vega Gil, bajista y fundador de la banda de rock Botellita de Jerez. Vega Gil, en su último tuit publicó una carta en la que negó las acusaciones de abuso y acoso sexual de una mujer que denunció en el anonimato haber sido agredida por el músico a los 13 años de edad, en la cuenta de Twitter @Metoomusicamx.

En la carta entre otras cosas, señaló: “…Debo aclarar que mi muerte no es una confesión de culpabilidad, todo lo contrario, es una radical declaración de inocencia;…La única salida que veo frente a mi es la del suicidio, así que me decido por ella.”.

A partir de este fatal suceso, el movimiento feminista #MeToo (Yo también), en México, se ha sacudido. Es lamentable la muerte de un Ser Humano, sin duda, pero también es lamentable que la voz de las mujeres víctimas de violencia sexual quiera ser apagada, por el consenso de algunas y algunos.

Desafortunadamente, así como lo mencionan las administradoras del perfil de Twitter @metoomusicamx, en el comunicado publicado en sus redes sociales, mediante el cual se despiden del movimiento #MeToo, “…Estamos viviendo en un país sumamente machista en el cuál aún no se entiende la libertad, el respeto, ni el dolor de una mujer”.

Milenariamente la mujer, por miedo, ha callado las vejaciones sufridas en su dignidad como personas, ha callado los abusos e intimidaciones sexuales cometidos por hombres que sin escrúpulos las han tratado como objetos, bajo un sistema patriarcal.

Ahora, la mujer esta decidida a decir ¡NO ES NO!, a no callar más.

De acuerdo a un estudio hecho en México por la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, solo el 6% de los casos de abuso se denuncia, existe una cifra del 94%, lo que da un estimado de 600 mil casos anuales de situaciones de agresión sexual que no están siendo reportados por las fiscalías. Las Estadísticas en México indican que de cada 10 casos que se denuncian, uno solo es al que le inicia una carpeta de investigación; de cada 10 que se levanta una carpeta de investigación, uno solo se lleva a proceso, y de esos 10 que se procesan solo uno es sentenciado.

Ante esta situación en el sistema de procuración e impartición de Justicia mexicano, las mujeres no podemos quedarnos en silencio, las redes sociales han servido para manifestarnos y expresar nuestro dolor, buscando protección para vivir en libertad, buscando que nos escuchen, gritando un “Basta a la violencia sexual”.

El patriarcado agoniza ante el despertar de las féminas. Sorprendentemente, mujeres feministas “conservadoras” que comulgan con el sistema patriarcal, no obstante, que han luchado por un lugar digno en la sociedad de igualdad de oportunidades laborales, se han pronunciado en contra de las denuncias presentadas en el movimiento #MeToo mexicano, las consideran exageradas y extremas.

Los varones, por su lado, se sienten incómodos, movidos de su estado de confort, no saben o no quieren enterarse que de las mujeres “NUNCA tendrán la comodidad de nuestro silencio otra vez”.

Debemos ser maduras y realistas en nuestras denuncias, no más anonimato, no perdamos la credibilidad de nuestro dicho, demos la cara, no más miedo, no más victimización de nosotras mismas, no estamos viviendo un enfrentamiento con el hombre, no es venganza lo que buscamos por tantos años de violencia ejercida en contra de nosotras, buscamos respeto, buscamos igualdad de oportunidades, buscamos una sociedad con perspectiva de género.

Concluyo parafraseando a Mary Wollstonecraft, “No deseo que LAS MUJERES tengan PODER SOBRE los hombres, sino sobre SI MISMAS.”.

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