El día del Presidente… y el de Xóchitl

*Mensaje Directo .

/ Fabiola Guarneros Saavedra /

Él que se va y la que quiere llegar tuvieron el viernes sus momentos de gloria, ovaciones y reconocimientos.
El Presidente lo logró. Ha tenido razón todo este tiempo, las conferencias matutinas son una excelente estrategia para difundir y sembrar en los mexicanos el mensaje medular de la cuarta transformación: la polarización.

Claro, también ayudan en la difusión de los logros de gobierno (los otros datos), son tribunas para replicar a los críticos y hasta para destapar corcholatas y candidatas.

Sí hay constancia en el discurso, si una mentira se repite mil veces se convierte en verdad, como la idea de confrontar a ricos con pobres, conservadores con populistas, pueblo bueno contra el malo, izquierda contra derecha. Y funcionó.

El viernes 1º de septiembre vimos las dos únicas versiones de país que se nos ha querido imponer, dos visiones de futuro y dos hechos sui géneris: el día del Presidente y el arranque de la campaña presidencial de Xóchitl Gálvez.

Él que se va y la que quiere llegar tuvieron el viernes sus momentos de gloria, ovaciones, reconocimientos y reflectores. Para ambos fue “su día”.

En compañía de gobernadores, integrantes de su gabinete y empresarios, el presidente Andrés Manuel López Obrador dio su Quinto Informe de Gobierno, presumió los logros y las obras de administración. Las deudas en materia de educación y salud las convirtió en promesas de cierre de sexenio.

El Presidente, en su día, tuvo a unos mil invitados y caló su popularidad con los gobernadores que le pedían tomarse selfies.

Después, realizó el primer recorrido en el Tren Maya, de la estación San Francisco en Campeche a Hecelchakán, Mérida. A bordo de uno de los convoyes, el júbilo fue total para él y sus invitados, según la crónica de mi compañero Arturo Páramo y el registro fotográfico publicado en la prensa nacional.

La mañana fue suya, pero la tarde fue de Xóchitl, quien desde la tribuna del Congreso de la Unión fue arropada por los legisladores del Frente Amplio por México y le gritaron: “¡Presidenta, presidenta!”.

Era la sesión de apertura de los trabajos legislativos y ahí recibieron el informe escrito de manos de la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, pero Xóchitl entró al recinto acompañada por Santiago Creel, legislador con licencia, y de Alejandro Moreno, diputado y presidente del PRI.

La coordinadora del Frente recorrió la explanada del Palacio Legislativo, visitó a los priistas y se tomó fotos con todo aquel que la detuvo, mientras le lanzaban gritos de “¡Presidenta!”, de acuerdo con la crónica parlamentaria de mi compañera Ivonne Melgar.

Durante 10 minutos, Xóchitl pronunció un discurso digno de un arranque de campaña: “Odiar es el verbo de este viejo régimen, de un solo hombre. Amar debe ser el verbo de un nuevo gobierno encabezado por una mujer (…) Acabemos con la autocracia, la polarización. Abracemos la democracia y la reconciliación. Es el tiempo de México”.

Los legisladores de Morena, PT y PVEM no tuvieron una reacción organizada, primero abandonaron el salón de sesiones y luego regresaron para gritar: “¡Es un honor estar con Obrador!”.

El conflicto interno por la sucesión, las patadas bajo la mesa que se dan los equipos de las corcholatas, las quejas por las fallas en el levantamiento de encuestas los tiene divididos, permeó en las bancadas legislativas, y eso permitió que Xóchitl se luciera.

Y esto es sólo el arranque…

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