El fin del ciclo.

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/ Martha Gutiérrez /

Como cada seis años el próximo martes llegamos al final de un ciclo y el comienzo de otro. Sin embargo, hoy más que nunca resulta importante reflexionar las condiciones en las que Andrés Manuel López Obrador entrega el país, el nivel de riesgo en el que actualmente nos encontramos los mexicanos y en como fue que llegamos a esto.

Necesitamos iniciar la evaluación del gobierno de López Obrador, a quien no podemos regatear que aprovechó muy bien que la vieja historia del PRI y del PAN estaban agotadas. Entonces, nos propuso un cambio, nos dijo que acabaría con la corrupción, que por el bien de todos primero los pobres, segmento a los ciudadanos, y además, nos prometió que el país crecería a tasas del 6% anual y que México sería un modelo democrático mundial.

Le creímos, y nos engaño a todos. A pesar de eso, seis años después le aceptamos a su candidata, y 35 millones de personas le compraron el discurso del 2o Piso de la 4T. Pero cuando hacemos una reflexión de fondo nos damos cuenta de que todo fue una tolvanera de humo, y que la Cuarta Transformación para nada modificó ninguna estructura del poder, ni de la economía del país.

Que toda esa narrativa terminó por convertirse a lo largo de 6 años en un ejercicio de propaganda ideológica permanente y que en realidad no se llevó a cabo ninguna transformación estructural. Lo único que hizo López Obrador fue una redistribución del gasto público priorizando sólo aquello que era importante para él y su consolidación electoral, y eso, solamente lo podía lograr repartiendo dinero a un pueblo con enormes necesidades económicas.

Por eso no le importó dejar en ruinas la Salud, la Educación, la Seguridad, el Campo, la Economía, la Infraestructura Carretera y destruir el funcionamiento del aparato gubernamental. AMLO necesitaba obtener a toda costa dinero en efectivo para repartir.

Esa es la realidad. Crear valor, progreso y crecimiento para el país y para los mexicanos nunca fue importante. Todo el esfuerzo desde el inicio de la administración de Andrés Manuel López Obrador hasta la Mañanera del pasado viernes 27 de septiembre, estuvo orientado a seguir repartiendo dinero para continuar consolidando la base electoral.

El legado que le deja a Claudia Sheinbaum sin duda, es una base electoral amplia y poderosa derivada del gasto público orientado a comprar voluntades.

Porque la expectativa que generó de crear una sociedad del bienestar implicaba cambios estructurales que no se dieron. Nunca se revisó la distribución de los recursos. Hoy, los ricos son mas ricos y los pobres, seguirán siendo pobres.

La estructura del poder quedó intacta. La estructura económica no la tocaron, no se revisaron los impuestos, y el Estado ya no tiene mayor capacidad de captación.

Lo que hicieron fue cargarle al Gobierno, que no al Estado, la responsabilidad de repartir en efectivo el gasto público. Incrementaron la corrupción. Como iba a combatirla si estuvo acompañado por los corruptos de siempre como Ricardo Monreal, Adan Augusto López, Ignacio Mier, y todos los que como ellos, también se beneficiaron de los recursos públicos en la era del PRI y en la era del PAN.

Andrés Manuel López Obrador en el ánimo de protegerse hizo cómplice de su corrupción a todo el mundo, incluyendo a la próxima Presidenta de México Claudia Sheinbaum, al poner en boca de ella responsabilidades que solamente le competen a las decisiones personales de López Obrador.

Pero lo más grave, es que también hizo cómplices políticos y de gobierno al Ejército y la Marina que se pusieron de tapete. Los utilizó en su “estrategia” de abrazos no balazos, haciéndolos partícipes de la responsabilidad de los más de 200 mil muertos de AMLO.

También los uso como tapadera de los negocios de sus hijos, porque utilizó al Ejército como el gran Contratista del gobierno canalizando los recursos a través de ellos para ocultar los desvíos de recursos y reservar la información, sin tener que rendir cuentas, dándoles obras, empresas, hoteles, líneas aéreas, aduanas y trenes, entre otros. Ya que a través del Ejército y de la Marina repartieron los contratos a las mismas empresas de siempre, solo que ahora contratadas de manera directa, sin licitación, ni transparencia.

Lo que sí tuvimos a lo largo de estos seis años, fue propaganda todas las mañanas y la gran capacidad de Andrés Manuel para atajar antes de 24 horas cualquier cosa que exhibiera su incompetencia para gobernar. Como lo que esta sucediendo ahora en Sinaloa, donde la población se encuentra totalmente paralizada y a merced de los enfrentamientos del crimen organizado, por ejemplo.

AMLO abuso de los mexicanos porque los mexicanos lo permitimos.

Porque nunca se trataron de conferencias de prensa informativas ni de rendición de cuentas. López Obrador en su evaluación personal afirma que el pueblo de México es el más politizado del mundo. Nada más alejado de la realidad. Porque el pueblo de México es profundamente despolitizado y religioso, tanto que creyó en un Mesías con capacidad omnipotente para repartir los recursos públicos sin límite. Gracias a un sistema partidista encabezado por dirigentes absolutamente ignorantes e incapaces, como Alito Moreno o Marko Cortés, para atajar y oponerse a las medidas absurdas de AMLO y orientar su trabajo político partidista hacia la ciudadania.

Durante mil 435 Mañaneras Andrés Manuel López Obrador se dedicó a blindar la ausencia de programas con propaganda y jugó al mismo tiempo como Fiscal, Juez y quien dictaba las sentencia a sus opositores. Jamás se reunió con sus críticos, siempre descalificó a quienes tenían un punto de vista diferente.

Las Mañaneras sirvieron para polarizar, ya que en su democracia solo existía un punto de vista, y ese era el de él. Todos los demás se tenían que plegar a su visión o de lo contrario actuar como simples ecos o espejos. Esa, fue la democracia Lopéz-Obradorista que el próximo martes termina.

Este comportamiento compulsivo del poder ya lo hemos vivido en otras ocasiones en México y también sabemos que eso, llevará a una caída estrepitosa del nivel de aprobación de Morena. Porque ahora AMLO tiene que rendir cuentas y todos se le van a voltear.

Sin embargo para la próxima Presidenta de la República Claudia Sheinbaum, en las condiciones que le esta dejando el país, le será muy difícil contener el nivel de rechazo que naturalmente viene asociado al cambio de gobierno. Ya que ella no cuenta como Andrés Manuel López Obrador con el cinismo ni la capacidad para mentir y desviar la atención de los problemas.

Lo que se avecina para Andrés Manuel López Obrador en el Séptimo año es terrible.

Por nuestra parte hacia adelante lo que los ciudadanos tenemos que estudiar, es la debilidad del Sistema Político Mexicano que es en realidad lo que nos ha traído hasta este punto.

¿Y por que es débil nuestro Sistema Político?

Porque los partidos políticos son débiles, porque no hay dirigentes formados, porque la sociedad en realidad no esta politizada, porque no existe un pensamiento crítico verdadero, porque hay que reconocer que somos una sociedad apática, formada para que nos digan que hacer en lugar de argumentar, cuestionar y emprender. Ese es el tema.

Porque a pesar de que Andrés Manuel López Obrador dió nulos resultados en Seguridad, en Salud, en Educación, en Economía, en Finanzas, con obras faraónicas cuyo costo se disparo hasta en 500%, ahí están los 35 millones de votos que le dieron la continuidad a Claudia Sheinbaum.

Lo que sigue es la expectativa de que Claudia Sheinbaum conduzca el país a la modernidad, tiene con que. Tiene las capacidades y la formación. Pero lo primero que tiene que hacer es no dejarse envolver por todo el oportunismo que ha acompañado a AMLO, como los pseudo liderazgos del PT y del Verde colgados de la marca Morena.

Claudia Sheinbaum tiene también que asimilar que los 35 millones de votos que la sustentan tienen una composición compleja que tiene que ver con votos generados por los subsidios gubernamentales y votos que tienen que ver con una sociedad que acabo comprando la propaganda, que se condicionó a ver hacia el pasado y decidió justificar lo injustificable.

Una sociedad de gente buena que ha sido víctima de la manipulación durante muchos años , primero del PRI, luego del PAN y ahora de AMLO, a la que hay que preparar y hay que educar para las oportunidades del siglo XXI, en una formación critica como la que Claudia Sheinbaum adquirió en la Universidad pública, en donde se resistía y rechazaba las imposiciones del poder.

Ahora a ella le toca representar al poder. Esperemos que no este buscando la sumisión plena. Aprender que en el ejercicio democrático hay aceptar que nuestra sociedad es heterogénea y tiene muchos puntos de vista, que todos son respetables y dignos de ser tomados en cuenta, y alejarse de la descalificación simplista de la realidad.

Desde el punto de vista político aceptar la crítica. Desde el punto de vista económico impulsar el aprovechamiento de las oportunidades de la sociedad económicamente globalizada proporcionando capacidades a los individuos para que desarrollen su emprendedurismo. Desde el punto de vista estratégico, aprovechar que estamos junto al motor tecnológico y económico más importante del mundo para traer a México las oportunidades que se esbozan en el cambio al siglo XXI, como son las tecnologías, la IA, la robótica y el internet.

Esto implica una modificación estructural de la Educación, y desde el punto de vista del bienestar la Salud como un ejercicio compartido con la sociedad, ante la imposibilidad real de que esta pueda ser ejecutada desde el gobierno con un presupuesto público no mayor al 15% del PIB, intentando competir con países auténticamente del bienestar en las que su gasto público equivale al 45 o 50% del PIB.

Esta semana comienza un nuevo ciclo, una nueva esperanza y un nuevo modelo de participación social. Donde los partidos políticos tienen que transformarse, donde los dirigentes tienen que prepararse, y donde la sociedad tiene que politizarse en serio para ver hacia adelante.

Y no es pregunta.