El horror de hacer de la ciencia una ideología

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/ Verónica Malo Guzmán /

Recortes a la ciencia, a la tecnología, a la innovación; acusaciones sin pruebas ni fundamento y persecuciones ilegales de corte penal a científicos; modificaciones a las normatividad y reglamentos de posgrados; disminución de becas —eliminación de programas por completo en algunos casos—, y ahora una iniciativa de ley que es todo un engendro. Vaya, un vasto catálogo de despropósitos monumentales de la Dra. Álvarez Buylla al frente del Conacyt.

Uno al que se le suma la destitución e imposición de funcionarios en los centros públicos de investigación como son el CIDE o el INAOE; el haber impulsado la desaparición de los fideicomisos de apoyo a la investigación y a la ciencia.

A eso hay que agregar su deshonesto proceder como funcionaria pública: no tuvo ningún empacho en nombrar a su madre como investigadora nacional emérita, máxima distinción dada por el Conacyt. La Dra. Elena Dorronsoro Roces, madre de Álvarez-Buylla, no cumplía con los requisitos para ser merecedora de ello, tal como lo señaló el Dr. Juan Pablo Pardo Guerra. Pero, bueno, en la 4T pesa más la coba al régimen y el favoritismo que los méritos.

Y la cereza del pastel de la sinrazón y de la ofensa a la comunidad universitaria: la creación de una comisión especial para que Alejandro Gertz Manero pudiera ser nombrado investigador nacional nivel III del SNI; poco importó que antes se hubieran documentado y probado sus plagios (mejor no le doy ideas a Yasmín…).

Todo lo anterior y más ha hecho que nuestro país disminuya en libertad académica. Ello de acuerdo al informe “Free to Think 2022”, de la asociación Scholars at Risk, y al Índice de libertad Académica México, elaborado por el V-Dem Project. En este último, México pasó de estar en la categoría más alta en 2011 con una calificación de 0.92 que implica toda la libertad, a caer a la segunda categoría en 2021 con un índice del 0.76. Esto es, con este gobierno hasta en libertad de investigación ha habido retroceso.

A la Dra. Álvarez Bullya no le interesa la ciencia; busca el control político y mismo ese lo disfraza de interés ideológico. Si insertar la ideología en la ciencia da terribles resultados, ya podrán ustedes imaginarse el debacle de los sectores científico y tecnológico en su conjunto que anuncia el control político. Los recortes a la ciencia, en un país donde ya de por sí poco se invertía en la misma, tendrá impactos negativos formidables. Por ejemplo, mientras diversos países consiguieron la fórmula para la vacuna contra el COVID en menos de un año, en México apenas en septiembre de 2022 se iniciaron las pruebas de la vacuna Patria. La diferencia entre entender la ciencia como ciencia y el volverla una cuestión de ideología se traduce en salvar vidas o perder el tiempo.

La formulación de la iniciativa de Ley General en Materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación fue un proceso en el cual no participó ningún científico o investigador que se precie de serlo. De hecho, más de 2000 científicos han firmado una carta solicitando que se haga una nueva propuesta. La Academia Mexicana de Ciencias, la de Ingeniería de México y la Nacional de Medicina se han unido para señalar que el trabajo científico que ha llevado años construir está “en peligro” por esta iniciativa.

La ley vigente establece que la inversión nacional en materia de investigación científica y desarrollo tecnológico debe incrementarse anualmente hasta alcanzar los mínimos internacionales. Y es que mientras México invirtió el 0.2% del PIB en investigación y desarrollo durante 2021, la media mundial como fracción del PIB es el 2.3%; Israel invirtió 4.95% y Estados Unidos el 2.84%. Pero la nueva iniciativa de Álvarez Buylla ya ni siquiera contempla la meta anterior. Tampoco en cuanto a formar investigadores que impulsen el desarrollo científico del país. No hay interés en la ciencia; el presupuesto para este rubro en el actual sexenio no ha crecido.

El Estado pretende limitar la libertad de investigación (y de su cátedra) a lo que el gobierno en turno quiera se realice. La Dra. Álvarez Buylla considera al conocimiento científico contemporáneo como “racionalista, neoliberal, hegemónico y dominante”. Olvida que la ciencia no tiene adjetivos. Que es imposible decir si es “nacional” o “neoliberal”. A veces ni siquiera si es buena o mala…

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