DE FRENTE Y DE PERFIL.
RAMÓN ZURITA SAHAGÚN.
Desde que encontró el país su propio estilo democrático, México contó con el nacimiento de un organismo encargado de hacer que sus comicios fueran lo más confiable posibles, lo que se consiguió de gran forma, tanto que el modelo implementado fue llevado a otras naciones y los miembros del naciente Instituto invitados como observadores de elecciones en otros países.
El primer director del naciente IFE fue Emilio Chuayffet Chemor, quien dejó el cargo para competir por el gobierno del Estado de México, quedando Arturo Núñez Jiménez, encargado de la dirección y como tal le tocó vivir el primer proceso electoral presidencial organizado por el IFE.
Después de que el IFE seguía bajo el control del gobierno, se decidió ciudadanizarlo y se buscó personajes que no tenían militancia partidista (algunos la tuvieron) en ese momento.
José Woldenberg fue el primer presidente de ese IFE que se decidió darle autonomía, aunque inició como un Consejero más del que, en ese momento, formaron parte Santiago Creel, Miguel Ángel Granados Chapa, Agustín Ortiz Pinchetti, Ricardo Pozas Horcasitas y Fernando Zertuche Muñoz.
Todos los primeros Consejeros Electorales eran personas reconocidas en sus distintos ámbitos y el organismo ganó amplio reconocimiento por el trabajo desarrollado.
Y aunque los Consejeros Ciudadanos no tenían militancia partidista (Woldenberg había renunciado), a poco de terminar con su gestión decidieron dar el paso y presentarse en aventuras electorales como candidatos.
Creel fue diputado por el PAN, Granados Chapa candidato de la izquierda al gobierno de Hidalgo, Ortiz Pinchetti, diputado federal de la izquierda, lo que abrió un horizonte de posibilidades para que otros ciudadanos se interesaran en formar parte del INE y usarlo de trampolín para los cargos de elección popular y el servicio público.
Los propios partidos vieron un semillero en el IFE y apostaron por integrar el organismo con simpatizantes de sus organizaciones.
Así llegaron otros, respaldados por los partidos afines, mientras que el control lo mantenía el partido que tuviese mayor número de diputados federales, el que aportaba un mayor número de Consejeros.
Jaime Cárdenas, Alonso Lujambio, Juan Molinar Horcasitas y Emilio Zebadua, entre otros, pasaron a formar parte del Congreso o de la administración pública, mientras los académicos eran la parte nutriente de este organismo.
El IFE continuó siendo parte garante de los procesos electorales y conjuntamente con el Ejército eran las instituciones más reconocidas por la población.
Sin embargo, se presentó el desplome del organismo con los comicios de 2006, cuando provocó incertidumbre con el resultado, con todo y el conteo de votos, por lo que la Cámara de Diputados decidió modificar el régimen de nombramientos del Consejo General del IFE y el entonces presidente Luis Carlos Ugalde y cinco Consejeros más fueron destituidos.
Desde entonces la designación de los Consejeros ha tenido variantes y grandes jaloneos en la Cámara de Diputados, donde todos los partidos buscan su tajada, con el mayor número representantes, el que, además, se amplió a once, intentando darle paridad de género.
En la actualidad hay siete Consejeros, ya que cuatro más terminaron su período, por lo que hoy la Cámara de Diputados pretende elegir a los cuatro nuevos, aunque como siempre hay polémica sobre quienes lo conformarán y se cuestiona el impulso que se les da a algunos de ellos.
El ahora INE (antes IFE) ha sido cuestionado por supuestas faltas de transparencia y entró en un fuerte debate con el nuevo gobierno, aunque resulta ser uno de los pocos organismos autónomos o no que mantienen credibilidad entre la población.
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La alcaldesa de Tecate, Zulema Adams, de extracción morenista, mantiene enfrentamiento con el gobernador del mismo partido, Jaime Bonilla, pero tiene abiertos otros frentes, ya que se señala a su esposo, Martín Gómez Mariscal, como vinculado a uno de los cárteles de la delincuencia organizada que actúan en Baja California.
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