Parallaje
Liébano Sáenz
La realidad del país es la globalidad. Así ocurre en las formas, reglas, acuerdos e instituciones. Los procesos sociales también son globales como es el caso de los flujos migratorios. Los países desarrollados son un centro de atracción de los pobladores pobres y no muy pobres de los países pobres. La desigualdad y la pobreza son factores que subyacen en la migración. La posibilidad de vivir mejor, y no sólo eso, de trasladar parte de ese beneficio a la familia del lugar de origen es la racional de mucho de lo que sucede en el mundo en materia de migración.
Lo mismo ocurre en economía. La comunicación digital y las telecomunicaciones son una puerta grande al mundo global, es un fenómeno económico, pero también social. El comercio, la tecnología o la inversión obliga a los países a entenderse en esta nueva realidad que plantea oportunidades y riesgos. El paradigma de intransigencia nacionalista del pasado pertenece a otro mundo, a grado tal que hay jugadores que, sin suscribir los principios de la economía liberal, se han vuelto hábiles y prósperos actores en el entorno global, como China.
Asimismo, en materia de legalidad vivimos inmersos en definiciones normativas que trascienden el ámbito doméstico. La Segunda Guerra Mundial dejó claro que había derechos, principios y valores que deben respetarse y que su infracción obliga a la sanción por la universalidad de derechos. Esto es significativo para muchos, para las minorías, para entender que no es opción de los Estados nacionales la salvaguarda de los derechos humanos, sino obligación de su respeto y observancia. Algo semejante sucede en materia ambiental. Proteger al mundo es responsabilidad de todas las naciones.
La legalidad global se extiende a muchos ámbitos particularmente en la relación entre países vecinos. México de siempre ha tenido una relación difícil con EU por la complejidad de la asimetría cultural, económica y social. En años recientes, se ha exacerbado a partir de dos fenómenos de difícil control: la migración y la violencia asociada al tráfico ilegal de drogas.
México debe asumirse en esta nueva realidad. Considero que al presidente López Obrador los temas globales son incómodos o secundarios. Tiene un hábil canciller, pero no se advierte que el Presidente conceda la importancia a los temas internacionales. Por ejemplo: las generosas ofertas en materia de migración expresadas al inicio de su mandato por el presidente y su secretaría de Gobernación, propiciaron que oleadas de migrantes de todo el mundo se dirigieron a México con la idea de llegar con facilidad a EU. La laxitud en la salvaguarda de nuestra frontera sur dio lugar a una crisis por el consecuente crecimiento exponencial de migrantes en EU. La crisis de los aranceles nos obligó a corregir y ahora se pagan los altísimos costos de tal modificación, porque revertir ha resultado muy complicado y ha obligado al uso de la fuerza pública y a un retroceso en nuestra tradición en esa materia.
Otro de los ejemplos de descuido del régimen legal global es el incumplimiento de los contratos establecidos con empresas que invirtieron en gasoductos. Es conocida la molestia del actual gobierno con el clausulado de dichos acuerdos, incluso el presidente los ha calificado como leoninos y, en su opinión, claramente ventajosos para las empresas, algunas de ellas internacionales. En días pasados la CFE notificó a las empresas que construyeron el gasoducto marino Texas-Tuxpan, a la mexicana IEnova y la canadiense TC Energy que recurriría a un arbitraje internacional al desconocer el monto del adeudo expuesto por el contratista. Por su parte, Grupo Carso confirmó que la CFE envió solicitud de inicio de arbitraje mediante la cual demanda la nulidad de ciertas cláusulas del contrato del gasoducto Samalayuca-Sásabe. Seguramente las negociaciones entre las partes proseguirán, porque la obra ha sido concluida y urge la operación del gasoducto. La cuestión es el precedente que se establece. Invocar el interés del pueblo de México para fundar el no pago es retórica que se enfrenta a efectos perniciosos por el incumplimiento de contratos en proyectos de gran escala y con presencia de capital externo. Las consecuencias afectarán no sólo la relación con Canadá sino con todo el mundo, de hecho, en el cálculo de riesgo para cualquier particular que pretenda invertir en el país.
El ámbito de la legalidad global se hace presente de manera indirecta. Por ejemplo, la colocación de bonos en los mercados internacionales que hacen muchas empresas mexicanas, incluyendo PEMEX. Esto las somete a una regulaciones muy estrictas y rigurosas, lo que es relevante porque, en el caso de que se demostrara que los directivos o el Consejo de Administración de Pemex hubieran actuado al margen de la ley o con negligencia respecto a operaciones como la compra de empresas por la paraestatal o sus filiales, daría lugar a una investigación y eventualmente a una cuantiosa multa que bien puede resultar desastrosa no solo para las finanzas de Pemex, sino para el país.