**Alguien como tú.
/ Gladys de L. Pérez Maldonado /
La inclusión es la situación en la que una persona disfruta de los mismos derechos que cualquier ciudadano y participa en la sociedad porque está dentro de ella de manera igualitaria.
La inclusión mejora la cohesión social, el crecimiento económico y el bienestar general de un pueblo, hace que las personas estén mejor preparadas para encontrar soluciones duraderas para problemas complejos, aumentando su productividad y eficiencia. Al mismo tiempo, las personas inmersas en comunidades diversas e inclusivas desarrollan más empatía, tienen una visión del mundo enriquecida y una mejor comprensión de los demás.
De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la inclusión es un enfoque que responde positivamente a la diversidad de las personas, a las diferencias de ellas y a las diferencias individuales, entendiendo que la diversidad no es un problema, sino una oportunidad para el enriquecimiento de la sociedad, a través de la activa participación en la vida familiar, en la educación, en el trabajo y en general en todos los procesos sociales, culturales y en las comunidades.
Con ella se logra que todas las personas puedan tener las mismas posibilidades y oportunidades para realizarse plenamente como seres humanos de manera equitativa e igualitaria, sin importar sus características, habilidades, discapacidad, cultura, etnia, preferencia sexual, situación migratoria, religión o necesidades de atención médica, es decir, sin etiquetar, sin excluir, sin discriminar.
La inclusión debe ir más allá de mirar la demografía y las estadísticas, es importante encontrar formas significativas de mostrar a las personas que su diversidad es una fortaleza, no un revés. Esto les motivará a ser genuinas y verdaderas y dar lo mejor de cada quien en su día a día, aumentando su confianza y mejorando las relaciones en el camino.
En este tema es obligada la mención a la trillada discusión del lenguaje inclusivo.
Según un análisis del Instituto para el Futuro de la Educación del Tecnológico de Monterrey, el lenguaje inclusivo o lenguaje no sexista se refiere a la creación y uso de términos que visibilicen a los grupos demográficos con identidad de género y orientación sexual diferente a las femeninas o masculinas.
La doctora en lingüística y gramática de la Academia Mexicana de la Lengua (AML) Georgina Barraza Carbajal sostiene que “Cuando aprendimos la lengua, el masculino nos lo enseñaron como un género que hace referencia a entidades masculinas, pero también en el caso de los colectivos puede incluir a las mujeres, como cuando decimos todos”. Sin embargo, la generalización del masculino como una forma de plural se ha puesto en entredicho para los hablantes mexicanos, y agrega “Invisibiliza a las personas, en principio mujeres, pero no este grupo, sino todo el que esté entre ser hombre y ser mujer, un campo muy heterogéneo.”.
En el lenguaje incluyente promovido por grupos de personas que se identifican como de género no binario (ni de rasgos femeninos o masculinos), o algunos miembros de la comunidad LGBTTIQ+, propone que de manera verbal se use un modo neutro, sustituyendo las vocales o y a, por una e, como en todes y compañeres.
La Real Academia Española (RAE) se ha manifestado en el sentido que el uso de la letra e como supuesta marca de género inclusivo es ajeno a la morfología del español, además de innecesario, pues el masculino gramatical ya cumple esa función como término no marcado de la oposición de género.
Alguien como tú avala la intención del uso del lenguaje inclusivo que va encaminado a erradicar la discriminación de que son objeto la comunidad LGBTTIQ+, no obstante, según la Encuesta Nacional de Discriminación del INEGI, más del 66% de las mujeres y más del 70 % de las personas de esta comunidad han sido víctimas de algún tipo de discriminación, principalmente verbal, y coincidimos con lo expresado en esencia por Georgina Barraza en el sentido que difícilmente una variación morfológica de género modifique cómo son tratadas las mujeres o las personas no binarias, aunque la variación morfológica haga que las personas sean más conscientes de la diversidad.
Además, un logro del movimiento feminista mexicano del siglo XXI es el uso en el lenguaje diario de “todas y todos” “algunas y algunos” “niñas y niños”…, esto es puntualizando la presencia de la mujer en la sociedad y aún con reticencias significativas hemos logrado ser vistas y tomadas en cuenta como parte importante en el desarrollo de nuestro país.
El uso del lenguaje inclusivo sustituyendo las vocales o y a, por una e, como en todes y compañeres, definitivamente borra la presencia de las mujeres en la sociedad nuevamente y esto es inaceptable para nosotras. Cada movimiento social tiene su esencia y no merma la importancia de uno o el otro, simplemente nosotras #SOMOSTODAS.