El “like” que recluta: cómo el crimen organizado seduce a jóvenes a través de redes sociales.

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/Darío Pale /

24.10.2025. Xalapa, Ver.- El “like” que recluta: cómo el crimen organizado seduce a jóvenes a través de redes sociales, influencers, ofertas falsas y grooming digital son las nuevas armas de captación. Expertos  como Norberto Maldonado, presidente de la fundación Kooltivo, exigen coordinación entre gobierno, empresas y sociedad para frenar el fenómeno

Las redes sociales, diseñadas originalmente para conectar y entretener, se han convertido en el nuevo campo de reclutamiento del crimen organizado. Hoy, detrás de un “like”, un reto viral o una aparente oferta de empleo, operan redes criminales que seducen, aíslan e incorporan a jóvenes a actividades ilícitas, desde el fraude digital hasta la violencia armada.

“Los reclutadores no se esconden: usan influencers, retos virales, ofertas de trabajo y mensajes directos para normalizar la vida delictiva y atraer a quien busca dinero, estatus o pertenencia”, explica Norberto Maldonado, presidente de la fundación Kooltivo y experto en tecnología.

Según Maldonado, la estrategia criminal actual sigue una estructura industrial y metódica: primero seducen, luego aíslan a la víctima de su entorno y finalmente la integran a una cadena operativa que puede incluir desde call centers dedicados al robo de datos y extorsión hasta células delictivas violentas.

El fenómeno no es homogéneo: informes oficiales y periodísticos ubican a Baja California, Colima, Chihuahua, Ciudad de México y Estado de México como los principales focos del reclutamiento juvenil, debido a la presencia de grupos criminales, altos niveles de violencia y pobreza que vuelven atractivas las falsas promesas en línea.

El cibercrimen ya opera como una economía de gran escala. Solo en 2024, el Internet Crime Complaint Center (IC3) del FBI registró 859 mil 532 denuncias, con pérdidas superiores a 16.6 mil millones de dólares. Estos datos reflejan el crecimiento y sofisticación del fraude digital, alimentado en parte por el reclutamiento en redes.

“Estamos ante un problema global y transnacional que golpea directamente a comunidades y familias mexicanas”, advierte Maldonado.

Un caso ilustrativo fue documentado en Teuchitlán, Jalisco, donde un rancho funcionaba como centro de operaciones y entrenamiento vinculado a anuncios de reclutamiento en redes sociales. La investigación federal reveló la conexión entre propaganda virtual y violencia física, incluso desapariciones.

“La propaganda digital no es inocua: puede ser el primer eslabón de una cadena que conduce a la explotación o la muerte”, alerta el experto.

El reclutamiento digital, explica Maldonado, funciona como una ingeniería social con varias fases:

Glamurización del delito, a través de fotos y videos que exhiben autos, dinero y viajes.

Uso de microinfluencers o cuentas locales para ganar confianza.

Retos virales que sirven como filtros de obediencia o lealtad.

Ofertas laborales falsas —como “trabaja desde casa en call center”—, que terminan en robo de datos o participación en fraudes.

Y finalmente, el grooming, es decir, la manipulación emocional para aislar y someter a las víctimas.

“Groomear significa ganarse la confianza de alguien mediante la manipulación emocional. Es un proceso deliberado y gradual que convierte la curiosidad en complicidad”, detalla Maldonado.

Frente a este panorama, el especialista plantea una estrategia de tres frentes: sociedad, empresas y gobierno.

En el ámbito personal y familiar, recomienda:

Activar la verificación en dos pasos en todas las cuentas.

Limitar la visibilidad de los perfiles.

Desconfiar de vacantes que pidan datos bancarios o transferencias antes de una entrevista formal.

Verificar siempre las ofertas directamente con la empresa.

Denunciar perfiles sospechosos ante las plataformas y autoridades.

A nivel empresarial, exige a las plataformas digitales que detecten patrones de captación, eliminen contenido que promueva el reclutamiento y colaboren con las autoridades mediante protocolos claros para compartir metadatos bajo orden judicial.

En el plano gubernamental, Maldonado reclama fiscalías especializadas en cibercrimen, inteligencia digital y la creación de un Registro Nacional de Denuncias Electrónicas que permita rastrear las redes de captación.

“No bastan los cierres esporádicos de cuentas o las campañas informativas. Se necesita una fiscalía con ‘ciberdientes’, inteligencia digital sostenida y coordinación real con las plataformas”, sostuvo.

El experto insiste en que el Estado mexicano no cuenta aún con la infraestructura ni la coordinación necesarias para rastrear la cadena completa del reclutamiento digital, desde una aplicación hasta la explotación o violencia física.

Por ello, propone la formación de mesas intersectoriales para intercambio de datos, laboratorios mixtos para identificar patrones y programas de reintegración psicológica y educativa para jóvenes rescatados.

Finalmente comentó que, “Si no actuamos juntos, la respuesta seguirá siendo fragmentaria y los jóvenes continuarán encontrando puertas abiertas hacia la delincuencia con solo un clic.”