El mayor brote de contagio en quirófanos de una enfermedad incurable y letal ocurrió hace unos días en México.

 

/ Por Rodolfo Ondarza* /

En junio pasado ocurrió el que quizás sea el mayor brote de contagio en quirófanos en el mundo de una enfermedad incurable y letal.

Por segunda ocasión los quirófanos del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía de la Ciudad de México llevaron al desastre a personas que confiaron en la seguridad y en el criterio ético y médico correctos.

En la primera ocasión 474 pacientes fueron víctimas de cirugía experimental ilegal, tortura médica, crimen de lesa humanidad.

Caso admitido en 2022 por la CIDH y que originó un expediente de 112 tomos emitido por el Órgano Interno de Control en 2024, trasladado a la FGR. En donde persiste impunidad de los responsables sin asistencia a los sobrevivientes.

En esta segunda ocasión entre 50 y 60 personas se encuentran potencialmente contagiadas de la Enfermedad de Creutzfeld Jakob, una encefalopatía asociada a priones.

Los priones son proteínas presentes en el cerebro, que por causas desconocidas se replican destruyendo el tejido nervioso.

Los priones no se destruyen con los procesos de esterilización y descontaminación habituales.

Para ello existen protocolos específicos de bioseguridad diseñados por la OMS. Lo anterior es fundamental puesto que los priones, contaminan el material quirúrgico, siendo fuente de contagio para otros pacientes y para enfermeras, médicos y otros trabajadores.

La persona afectada sobrevive meses una vez que se manifiestan los síntomas de encefalitis.

Se realizó el 21 de junio, de manera inexplicable, una biopsia cerebral a un paciente con alta sospecha de padecer una encefalopatía por priones, inexplicable dado que lamentablemente también sufre de un cáncer de páncreas con metástasis, con precaria sobrevivencia.

Inexcusable, ya que la llamada prueba RT-QuiC (Real-Time Quaking-Induced Conversion), que se realiza en una muestra de líquido cefalorraquídeo, y que es altamente precisa para esta enfermedad por priones, hace que la biopsia cerebral en este caso se encontrara totalmente contraindicada, absolutamente innecesaria.

El 2 de julio el Departamento de Neuropatología estableció el diagnóstico de “Encefalitis Espongiforme Asociada a Priones”.

El instrumental contaminado fue usado reiteradamente en otros 50 o 60 pacientes, que potencialmente fueron contagiados de esa manera a lo largo de 11 días.

Sin embargo, ni pacientes ni familiares fueron notificados. Tampoco fueron convocados los diferentes comités hospitalarios necesarios para atender este brote. Ni las autoridades pertinentes nacionales e internacionales fueron alertadas.

Estos hechos son sintomáticos de una desorganización a todos los niveles operativos de este Instituto Nacional; del desconocimiento de enfermedades poco frecuentes, pero contagiosas y letales; de la inseguridad para los enfermos y trabajadores; de la inobservancia de los más fundamentales principios éticos, y de derechos humanos; así como de la violación de protocolos internacionales de bioseguridad.

Esto es además imperdonable en una institución de enseñanza universitaria.

Esperemos que en esta ocasión la solución a estos graves problemas, y la justicia para los pacientes sea expedita.

https://www.jornada.com.mx/2025/07/16/politica/010n1pol

https://unomasuno.com.mx/notimomento/medicos-alertan-instituto-de-neurologia-rompe-protocolos-y-pone-en-riesgo-a-pacientes-y-personal/

https://reportemexiquense.com/medicos-alertan-instituto-de-neurologia-rompe-protocolos-y-pone-en-riesgo-a-pacientes-y-personal/

https://politica.expansion.mx/mexico/2025/07/25/personal-de-neurologia-denuncia-contaminacion-de-quirofano-por-agente-infeccioso

*Rodolfo Ondarza*. Neurocirujano, activista en defensa de DDHH, Presidente de la Comisión de Salud durante la VI Legislatura de la ALDF