*DE FRENTE Y DE PERFIL.
/RAMÓN ZURITA SAHAGÚN/
No es una novedosa forma de operar, especialmente en las costas este y oeste de México, aunque desde siempre se ha hablado de lo fructífero que es y el amplio mercado que se tiene.
Sin embargo, en los últimos tiempos ha cobrado mayor interés, por las grandes ganancias que produce.
Ávidos de nuevos negocios, los grupos delincuenciales buscan alternativas que no sean tan llamativas para las autoridades y se manejan con gran sigilo.
Se trata de ampliar el mercado, donde pululan los grupos dedicados a las extorsiones, la producción de drogas, los secuestros y otros hechos delictivos.
Por eso, mientras el gobierno se encuentra enfrascado en dirigir sus operaciones a la detección de laboratorios en los que se produce fentanilo (tan negado) y a evitar que este producto sea exportado, especialmente, a Estados Unidos, los grupos delincuenciales buscan otros mercados.
Así sucede en Tamaulipas y Jalisco, asentamientos de algunos de los principales grupos delictivos y entidades en las que el negocio de la extracción de órganos humanos, provenientes de migrantes y jóvenes inexpertos, florece en forma boyante.
Tamaulipas es recordada por aquella matanza de migrantes en San Fernando (22 de agosto de 2010), en que perdieron la vida 72 personas que viajaban en diversos vehículos con la mira de vivir el sueño americano y pasar a Estados Unidos.
Jalisco atrae la atención por el llamado campo de exterminio localizado en Teuchitlán, donde no se ha cuantificado el número de muertos.
Ahora los delincuentes ya no buscan solamente migrantes, sino su objetivo son los jóvenes de diversas entidades, deseosos de encontrar la fórmula milagrosa que les produzca las ganancias suficientes para una mejor vida.
De esta manera se lanzan generosas ofertas de trabajo lucrativo que llaman poderosamente la atención de decenas de individuos que no aciertan sobre su futuro.
Los grupos delincuenciales cuentan con “coyotes” sumamente especializados, los que han encontrado sitios atractivos para atraer a sus futuras víctimas.
Ahora los grupos delincuenciales no tienen solamente la oportunidad de conseguir los ansiados órganos de los migrantes, ya que ampliaron su oferta hacia los jóvenes desocupados y ávidos de ganancias fáciles cuyos órganos tienen mayor valor en el mercado.
Los traficantes de órganos son selectivos, ya que prefieren los órganos humanos con mayores posibilidades de duración.
De acuerdo con versiones, en el negocio se encuentran involucrados no solamente los grupos delincuenciales, también lo están algunos médicos y hasta autoridades de nivel federal y local.
Los sitios en donde son mayormente requeridos dichos órganos humanos son de Estados Unidos y Europa y del propio México (dónde la cultura de la donación de órganos es mínima).
Cada vez es más grande la demanda de algunos órganos humanos, tan necesarios para alargar la vida de los pacientes con deficiencias varias.
El millonario negocio deja ganancias altas que alcanzan para distribuirlas entre diversas manos.
Hay quienes establecen que las fosas encontradas en diversos sitios de Tamaulipas y Jalisco, son solamente el inicio de grandes horrores que se irán develando.
En Tamaulipas quedan todavía por revelar otras fosas que se han detectadas en sitios cercanos a Tampico y Altamira, podrían desentrañar este misterio.
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Qué lejos estamos de otras naciones donde honran a sus muertos caídos en el cumplimiento de su deber. El mejor homenaje que le rinden es la investigación y captura de los asesinos, lo que es contrario a lo que ocurre en México, donde solamente se lamenta el deceso de policías y fuerzas armadas, sin homenajes ni investigaciones de ninguna clase. La impunidad en todo su esplendor.
Email: ramonzurita44@hotmail.com
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