El MISTERIO DE JULIA PASTRANA

  • Victor Hal Díaz

En 1834 nació en las montañas de Sinaloa una niña llamada Julia Pastrana. Desde el primer día, su cuerpo estuvo cubierto de vello por una rara condición genética. En una época marcada por la ignorancia y el prejuicio, Julia no fue vista como una persona, sino como un “monstruo”.

Rechazada por los suyos, huyó de casa y encontró refugio en un circo ambulante. Allí comenzó a ser exhibida como atracción: “la mujer más fea del mundo”. Pero detrás del espectáculo, Julia era una mujer de voz dulce, que hablaba varios idiomas, cantaba y tenía un corazón sensible.

Su mánager, Theodore Lent, no solo explotó su imagen, también se casó con ella, convirtiendo su vida íntima en un negocio público. Julia dio a luz a un niño, pero madre e hijo murieron a los pocos días. La tragedia no terminó allí: su cuerpo fue momificado y, durante más de un siglo, exhibido en circos y museos de Europa como un objeto de morbo.

Recién en 2005, sus restos fueron hallados en una bodega de Noruega. En 2013, casi 150 años después de su muerte, Julia recibió al fin un entierro digno en su tierra natal, Sinaloa.

Su historia nos recuerda una verdad incómoda: la crueldad no siempre viene de monstruos, sino de la manera en que los humanos tratan a quienes consideran diferentes.