El negocio de la incertidumbre

*“DEBO, NO NIEGO; PAGO, LO JUSTO”.

/  Teresa Carbajal /

 

¿Cuánto cuesta una mentira?, cuánto cuesta sostener una mentira, o mantener a alguien en el engaño, en la espera de algo, que nunca va a llegar.

Quizá el valor económico sea nada, comparado con las terribles consecuencias, emocionales, físicas, anímicas, familiares o las que le quiera agregar al hecho de vivir muchos años en una mentira.

El comentario viene al caso, a modo de reflexión ética y moral, sobre los miles de casos de personas en este país que viven atados a una deuda eterna, que ven cada nuevo día con la esperanza de encontrar una solución, o que se van a la cama, deseando no despertar para terminar así el sufrimiento de no hallarla.

No hay recurso más valioso que el tiempo, porque ese no regresa; ni tampoco hay nada que lo pague, o lo compense, pues jamás volveremos a vivir el mismo tiempo, ni las mismas circunstancias.

Tenemos que regresar al mismo tema de la defensa adecuada y oportuna, porque este parece ser el punto de partida de gran parte de los crímenes financieros por falta de acceso a la justicia; pues hay ocasiones en que mas grave que la deuda, lo fue una mala defensa.

Hoy mas que nunca tengo que resaltar la importancia de la vocación y convicción del ejercicio profesional, en quienes ejercemos la abogacía, porque si no tenemos dentro de nuestras prioridades el estudio, el análisis y la reflexión minuciosa, y particular de cada uno de los casos que nos llegan, simplemente no habrá ocasión para aventajar o sacarlos adelante.

Ningún caso se parece a otro, y aunque la experiencia cuenta; las variables son variables siempre, y si no se observa el detalle, se irá la oportunidad de darle la vuelta al marcador para poner a la parte que se representa de pie, cuando se encontraba en ‘la lona’.

No por nada, uno de los protocolos de recepción de casos que tenemos en el Barzón consiste en el estudio previo y minucioso de cada expediente, para conocer los antecedentes del asunto, aunado a la entrevista.

¡Oh!, no tienen idea de las ocasiones en que la historia que las partes conocen de su caso, dista mucho de lo que en realidad sucedió.

En realidad casi siempre son dos historias diferentes, la verdadera y la que se vivió en el expediente. La que les contaron a ellos, y la que leyó el Juez que resolvió el asunto.

El mas reciente, es el caso de Karla, nombre usado para proteger su verdadera identidad, una mujer viuda que llegó contándome todos los abusos y atropellos que vivió por parte de la persona que embargó su casa, y que hoy la tiene a días de un remate forzoso.

Me dijo que las autoridades que conocieron de su caso, unas se vendieron y otras por temor, accedieron a las exigencias de la demandante. Mientras que ella, la demandada, tuvo cuatro abogados, y que ninguno pudo hacer nada por ella, pues su contraparte los convertía en piedra -cual Medusa- con solo mirarlos.

¡¿Cuánto dinero gastado?! Échele lápiz, en quince años, vueltas, demandas, contrademandas, amparos, y nada. Todo lo perdía, y a veces, hasta por una “hoja” o un punto, o una coma, según me dijo.

¡Mentira!, su caso pudo haberse resuelto hace quince años, con un buen convenio, con voluntad, con esfuerzo, sí. Y con una buena defensa. Pero todos le vendieron una defensa equivocada, y el sueño de una sentencia favorable que jamás llegó.

Su esposo, aquel que le avaló los pagarés, ya está difunto desde hace nueve años, dice que se lo llevó el problema, pues a consecuencia de ello perdió la calidad de vida, la dignidad, y con ello su salud.

La deuda no acabó con su vida, ¡acabaron con ella quienes le mintieron, para obtener un provecho económico!, ¿qué dinero consideran que justifica el hecho de mentir y hacer vivir a alguien en la incertidumbre, del no saber qué pasará? Ninguno.

Por eso, si bien ya dije, es importante la preparación, hoy quiero destacar lo que debe ser el soporte de un buen defensor, de un buen abogado: la ética, la moral, los valores.

Apelo a los principios, en esta época de mentiras, en donde cualquiera, -sí cualquiera- puede ser o simular lo que se le dé la gana, hasta Magistrado o Ministro, que sean los valores, los que guíen siempre a quienes ejercen este noble quehacer de ejercer la abogacía.

Y si tiene dudas o deudas, visite  www.elbarzonrc.org Contacte elbarzonrc@yahoo.com.mx, O sígame en @terecarbajal