El nuevo muro de Trump

US President Donald Trump speaks during a press conference on February 16, 2017, at the White House in Washington, DC. Trump announced Alexander Acosta as his new nominee to head the US Department of Labor, after his first choice, Andrew Puzder, withdrew from consideration on February 15. / AFP PHOTO / Nicholas Kamm

DÍA CON DÍA

Héctor Aguilar Camín / Milenio

No quisiera estar en los zapatos del canciller mexicano ni de su jefe en esta hora del nuevo muro que el presidente Trump ha lanzado sobre México.

Es un muro de aranceles, pero es en realidad un muro de política pura y dura, camino a la reelección del presidente estadunidense, en el uso y abuso de su probado chivo expiatorio en la materia: México.

Imposible no tener solidaridad con lo que haga y diga el gobierno mexicano en busca de una posición digna frente a esa nueva oleada, previsiblemente larga, de golpeteo contra México. Imposible también no ver las dificultades del trance.

Las coordenadas estructurales de la relación son claras y estables, con las variantes que impone el momento: seguridad, migración, libre comercio, integración.

El acento duro de la coyuntura es en el tema migratorio. A este propósito, el presidente Trump parece dispuesto a abrir un nuevo capítulo de discurso antimexicano.

La clave del diálogo que se inicia esta semana entre los dos gobiernos en Washington es que el gobierno de Estados Unidos quiere que México acepte la condición de tercer país seguro.

La fórmula quiere decir que los migrantes que cruzan territorio mexicano podrían ser considerados seguros en nuestro país respecto de los peligros que los expulsan de sus países de origen.

Si México aceptara la cláusula de tercer país seguro, tendría que aceptar también la permanencia legal en su territorio de todos los migrantes provenientes de Centroamérica que están aquí camino a Estados Unidos, algo así como un millón de personas cada año.

Se dirá que esto es inaceptable y que México no podría lidiar con un millón de centroamericanos nuevos cada año en su territorio sin enfrentarse a una crisis social y humanitaria de imprevisibles proporciones.

Pero esa es precisamente la exigencia de Trump en estos días: que México se haga cargo de los migrantes que tocan a la puerta de Estados Unidos mientras él pone la migración indeseada en la lista de los temas del discurso que necesita para reelegirse.

Nada hay casual o intempestivo en esto. Trump anunció que el 10 de junio impondrá 5% de aranceles unilaterales a México. El 18 de junio de junio hará pública su candidatura a la reelección.