*Zona de Reflexión.
/Escrito por Lucía Lagunes Huerta */
Lo ocurrido el martes pasado en la sesión de la Cámara de Diputados, donde se desechó el dictamen para iniciar un posible proceso de desafuero contra el diputado morenista Cuauhtémoc Blanco, tiene implicaciones no sólo hacia el descobijo de las víctimas, sino que va más allá porque coloca en el centro de la reflexión el largo camino que aún se tiene para que las mujeres logren tener conciencia de su poderío.
No es que ignoráramos que el espacio público sigue siendo patriarcal, lo sabíamos y los señores en cuanto se dieron cuenta que perdían las mayorías, por el avance hacia la paridad repactaron para mantener el poder. Ellos siguen siendo dueños de la sartén y del mango.
La operación política para garantizarle al ex gobernador de Morelos la inmunidad estuvo a cargo del diputado Hugo Eric Flores, revela el diario El País, quien recuerda que Flores es un antiguo aliado de Blanco y, ni más ni menos, presidente de la Sección Instructora del Congreso, encargada de tramitar los requerimientos de desafuero.
Por eso no quieren perder el poder aunque sean menos, aunque no tengan la mayoría la fabrican, por eso en la Junta de Coordinación Política, solo están ellos, por eso siguen siendo los presidentes de las principales comisiones legislativas, por eso aun cuando el Partido Morena tiene una líder, Luisa María Alcalde, y una presidenta de la República, ellos decidieron que a Cuau, no se le tocaba y le montaron la escena para pasarlo de victimario a víctima e hicieron que fueran las mujeres de Morena las que subieran a protegerlo y pagaran el costo político.
Porque para ellos el número no importa, mientras tengan el poder, porque así seguirán eligiendo quienes serán las siguientes candidatas y quienes no. Las obedientes al liderazgo patriarcal tienen más puntos para repetir, las autónomas, con pensamiento propio, con convicciones y ética política – las difíciles de controlar- verán no solo obstáculos sino campañas y actos intimidatorios para alejarlas del poder.
Y esta ecuación no se romperán si las mujeres que ingresan a la política llegan en deuda con los hombres, y no es que realmente les deban nada, sino que no logran aquilatar, valorar el peso propio, y creen que los líderes le dan la oportunidad y muchas de ellas no se dan cuenta que se lo ganaron a pulso por el trabajo hecho.
Y esto es lo que vimos el martes pasado.
Pese a que las mujeres tenían la mitad de los votos, y parecía que marcarían un hito en la historia uniéndose, no lo lograron por el manotazo de los lideres machistas.
Ellas pudieron haber logrado dar un revés, y en lugar de tener 291 votos para desechar la solicitud de desafuero en contra del legislador Cuauhtémoc Blanco Bravo, acusado de tentativa de violación, hubieran tenido esos mismos votos o más, para que el proceso se llevara a cabo, para impulsar un proceso judicial transparente, expedito y respetuoso de la víctima.
Si esto hubiera ocurrido entonces los señores además de enojarse aprenderían a respetar el peso político de las mujeres, el pensamiento autónomo de las políticas y tendrían que aprender a relacionarse con ellas en igualdad y no desde la subordinación de género, es decir de la subordinación de las mujeres hacia los hombres.
Qué hicieron los hombres, las sacrificaron, las colocaron en entre dicho, “miren para que sirven las mujeres en el poder, para defender a los hombres acusados de violencia machista, y tergiversar la consigna feminista: no estás sola».
Ellos no tenían la mayoría, pero la fabricaron. Sometiendo a las diputadas a la disciplina partidaria y con los aliados que nunca falta que en este caso fue el PRI y el Verde. Porque el pacto patriarcal no tiene partido, tiene la convicción de no perder el poder para los hombres.
El daño está hecho, la fractura entre ellas es profunda, ellos ganaron, Cuauhtémoc Blanco se sabe protegido por eso fue este jueves en la mañana a la Fiscalía, enfundado en el fuero y en el arropo de su partido.
A las ciudadanas nos toca ser más exigentes con nuestro voto y con las mujeres y los hombres que lo quieren.
*Periodista y feminista, Directora General de CIMAC.