* Rúbrica
/ Por Aurelio Contreras Moreno/
Mientras los morenistas en el poder se regodean en la euforia de una victoria contundente, pero claramente malhabida e ilegítima ante la elección de Estado que llevaron a cabo, el país es una bomba de tiempo.
La sacudida financiera de principios de esta semana que provocó una considerable -aunque todavía manejable- devaluación del peso frente al dólar, dejó totalmente al descubierto la fragilidad de las finanzas del país, a merced de cualquier factor externo que las desestabilice. Y si tomamos en cuenta que lo que se anuncia es una posible recesión de la economía estadounidense, no es difícil prever el impacto que eso pueda tener en nuestro país, justo en la transición sexenal.
A ello habría que sumar la incertidumbre por lo que pueda ocurrir en septiembre, cuando entre en funciones el nuevo Congreso de la Unión y si al final los órganos electorales –como consecuencia de la misma elección de Estado- le otorgan a Morena la sobrerrepresentación con la que pretenden desmantelar las instituciones que hacen contrapeso al poder presidencial absoluto y que, paradójicamente, muchos de sus integrantes ayudaron a construir durante el periodo de la alternancia y transición democrática de los últimos 30 años.
De concretarse el robo en despoblado de la sobrerrepresentación, el obradorato –porque en septiembre todavía será presidente Andrés Manuel López Obrador, aunque nadie le cree eso de que se vaya a retirar después- podrá hacer y deshacer a sus anchas con la Constitución General de la República y con las instituciones del país.
Sin embargo, eso no estaría exento de consecuencias. La sola posibilidad de reventar al Poder Judicial de la Federación ya provocó hace unas semanas otra sacudida financiera, con fuga de capitales incluida, y ésta no por factores externos.
La ausencia de cualquier certeza jurídica que traería la aprobación de esa reforma no se quedaría en un mero sobresalto. Podría convertirse en un verdadero terremoto financiero. Tan lo saben, que varios morenistas, en el Congreso y hasta en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, han comenzado a matizar el discurso y a aceptar la posibilidad de hacerle modificaciones a la iniciativa presidencial de reforma judicial a la que hasta hace pocos días decían que no le moverían “ni una coma”.
Pero es tan destructivo el paquete de reformas obradorista que, para donde se volteé, parece un campo minado. La desaparición de los organismos autónomos como el INAI, el Ifetel y la Comisión Reguladora de Energía contravienen el Tratado de Libre Comercio México-Estados Unidos-Canadá. Y si alguien cree que los socios dejarían pasar ese “detalle”, está garrafalmente equivocado. Con todos sus bemoles, en esos países el estado de Derecho se hace valer.
A todo ese escenario de tensión hay que añadir otra crisis: la de confianza del gobierno norteamericano hacia el mexicano, al grado de maniobrar los agentes estadounidenses en nuestro territorio para detener al más importante capo del narcotráfico, Ismael “El Mayo” Zambada, sin avisarle en absoluto a los sistemas de inteligencia, ni a las fuerzas armadas ni al presidente de México, lo que los tiene verdaderamente endiablados por haber sido exhibidos, por lo menos, como nada confiables y como unos ineptos.
Entretanto, la violencia azota a la población en todo el territorio nacional y se viven situaciones extremas inéditas, como que en Chiapas hay un éxodo de personas que huyen de la muerte y se están exiliando ¡en Guatemala!, en el sexenio más sangriento de la historia de este país. Sin duda, otro “logro” de la “transformación”.
El discurso triunfalista de la “4t” solo les alcanza para emocionar a su base. El país que le hereda López Obrador a Claudia Sheinbaum es otro.
La avioneta
¿Quién será el dueño de la avioneta que por lo menos su matrícula fue usada en la aeronave utilizada para entregar al “Mayo” Zambada y al hijo del “Chapo” Guzmán a las autoridades norteamericanas, y que de acuerdo con la periodista Peniley Ramírez tenía como base de operaciones el aeropuerto de El Lencero, en el municipio de Emiliano Zapata, Veracruz, hasta septiembre de 2023?
Por cierto, en el actual sexenio. No en el Duarte, como pretendió escurrir el bulto Cuitláhuac García.
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