/ Por: Zaira Rosas /
Hay múltiples rasgos y diferencias entre seres humanos que resultan naturales, es lo que hace que cada persona sea única, sin embargo, durante años estas diferencias han sido motivo de segregación. El color de piel ha sido decisivo para oportunidades, el origen étnico y las condiciones económicas también son parte de los privilegios que pueden recibir algunos y otros no. En medio de toda la diferenciación que hacemos en el día a día pareciera que el aspecto físico es uno de los puntos que más impacto tiene de manera cotidiana.
Pero no se trata sólo de la apariencia de nuestra piel, sino también del peso. En días recientes la actriz y comediante Michelle Rodríguez fue portada de una reconocida revista, por lo que recibió todo tipo de comentarios, desde quienes se identificaban con ella y por fin se sentían representados, hasta quienes dijeron que ver a alguien con sobrepeso en una revista es fomentar la falta de salud y la obesidad.
En México el 70% de la población tiene sobrepeso y una tercera parte sufre de obesidad, lo cual también se relaciona con diabetes y problemas cardiovasculares, además de que la falta de hábitos saludables con la comida y el ejercicio ocasiona entre un 20-30% de las muertes en el país. Pero lo que pocas personas hablan es todo lo que mental y emocionalmente puede vivir una persona con sobrepeso.
Cuando vi la portada de Michelle Rodríguez me llenó de gusto poder apreciar algo distinto a las típicas modelos con cuerpos que muy pocas personas pueden tener e incluso lo compartí en mis redes personales, de nueva cuenta al igual que la actriz de la portada, los comentarios no se hicieron esperar, principalmente hablando sobre una inclusión “forzada” y el uso que están haciendo las marcas de personas con rasgos distintos a lo que hemos estandarizado como aceptables para poder lucrar con la diversidad.
Después de estos comentarios comencé a hacer una revisión exhaustiva de los medios, las portadas rara vez muestran diferencias raciales, las marcas tienen a protagonistas y modelos con los mismos estándares y cuando por fin vemos que las diversidad comienza a tener un espacios nos volcamos en todo tipo de críticas, así de arraigada está la idea de que todas las personas deberíamos encajar bajo ciertas características, de ahí el crecimiento y popularidad de tratamientos estéticos o cirugías donde lo primordial es la transformación de los rasgos naturales.
No hay duda de que la obesidad es un padecimiento severo, pero durante años quienes lo padecen se han sentido segregados, ver a personas con sobrepeso en portadas o campañas de moda no es promover la supuesta falta de salud, es mostrar que hay más tallas, más tipos de cuerpo para que el día de mañana no lleguemos a sentirnos erróneos por no encajar en estándares.
En el documental Stutz, el actor Jonah Hill habla de los problemas emocionales que tuvo por su peso, donde durante años sintió que lo erróneo era su cuerpo y no que se trataba de algo de salud, le hicieron sentir que estaba mal él y esta condición es algo que enfrentan millones de personas alrededor del mundo. Durante generaciones enteras hemos enfocado mal este problema de salud.
Incluso hablando en un taller de mujeres algunas me decían, “me veo al espejo y quiero bajar por que no me gusta” ¿Por qué no les gusta su cuerpo? Porque durante años nos hicieron creer que el cuerpo ideal debía tener las siguientes medidas: 90-60-90 y es mucho más complicado mantener hábitos que se sufren y que surgen desde la imposición. En este mismo espacio invité a las presentes a ver su cuerpo desde otra perspectiva a comer pensando en nutrirlo, en cuidarlo no por encajar bajo un estereotipo, sino por disfrutarlo. Cuando vemos al ejercicio como un espacio de esparcimiento la relación que creamos es más saludable.
La diversidad que comenzamos a ver en medios de comunicación no es forzada, es una necesidad porque existe en todo lo que nos rodea y es parte de las historias que toda persona requiere para saber que desarrollarse, cumplir metas y crecer no se trata sólo de privilegios, aunque hasta ahora pareciera que sí.