El PRI, la Alianza y el 2024

El Ágora

Octavio Campos Ortiz

El cronista deportivo Pedro, el mago”, Septién decía, cuando narraba un partido de beisbol, que al caer el último out solo queda la frialdad de los números, y ello se aplica también en la política. Los opinadores y voceros oficiales vaticinan la extinción del PRI desde el 2000 y han errado. Cierto, el hartazgo social acabó con la hegemonía de un partido hecho gobierno que controló al país casi un siglo y ello permitió la alternancia en el poder. Hoy el futuro de nuestro sistema pluripartidista está en las coaliciones, donde se siente el peso territorial que todavía tiene el Revolucionario Institucional. A pesar de los descalabros que ha sufrido en esta centuria, mantiene casi ochocientas posiciones entre gobernadores, legisladores y alcaldes. Además de la estructura partidista nacional.

En los más recientes comicios en el EDOMEX y en Coahuila, aportó el 48 por ciento de los sufragios, retuvo la gubernatura norteña y la 4T ganó el gobierno mexiquense por solo ocho puntos, muy lejano al 25 por ciento que vaticinaban encuestadoras y dirigentes morenistas. Respecto de los comicios de 2018, tuvieron menos votos. 14 por ciento de quienes votaron por la 4T hace cinco años cambiaron su decisión por la coalición opositora. Más allá de los resultados, el tricolor incrementó la intención del voto en 2021 respecto del 2018. Mientras que Morena ha decrecido en alrededor de 500 mil sufragios. En cuanto a la popularidad del presidente en el quinto año de gobierno, está al mismo nivel que el odiado Felipe Calderón y muy por debajo de Carlos Salinas de Gortari, 77 por ciento, y de  Ernesto Zedillo, 61 por ciento.

Rumbo al 2024, ningún instituto político puede garantizar el triunfo por si mismo, por lo que tendrán que ir en alianza o coalición, como sucede en muchos países del mundo; en el caso latinoamericano destacan Argentina, Chile, Colombia y Perú. Por lo que Morena requerirá de sus rémoras, el PVEM y el PT. La coalición Va por México deberá mantener la alianza PRI, PAN, PRD y sumar organizaciones de la sociedad civil, incluso procurar al Movimiento Ciudadano. En la jornada de 2021, la mitad de las alcaldías la ganó la coalición y si hubieran mantenido la alianza en Iztacalco, por ejemplo, también hubieran vencido.

La actitud extraña, por decir lo menos, de MC de no sumarse a la coalición y de atacar al PRI por rencores personales impidió el triunfo en el EDOMEX, ya que el 8 por ciento de diferencia, era la intención real del voto de Zepeda. Una verdadera alianza hubiera frenado el avance morenista. Será determinante la decisión que tome la dirigencia naranja rumbo al 2024, ellos saben que no tienen la fuerza para hacer ganador a un candidato propio -ni en Jalisco-,, pero la soberbia y los intereses de la cúpula lo pueden reducir a ser comparsa de la corcholata elegida.

Mientras los precandidatos de la 4T recorren el país y aflora la guerra sucia entre ellos, lejos de la unidad que dicen prevalece al interior, la alianza busca personajes que cumplan con el perfil que definen encuestas serias y gigantescos focus group que se realizan a población abierta. La idea es contar con un abanderado que verdaderamente comparta un proyecto común, con carácter y experiencia, comprometido, con capacidad de concertación y que sepa comunicar, lo que menos interesa a la gente es que sea carismático; no interesan los aspirantes populistas. Por lo que no necesariamente puede ser un militante partidista, sino un candidato ciudadano.

Si los integrantes aliancistas olvidan sus intenciones partidistas, de grupo o personales, hacen caso al resultado de las encuestas realizadas a la sociedad en general, proponen elecciones primarias y trabajan conjuntamente en una estrategia común, no solo pueden arrebatar el gobierno de la CDMX, sino instalarse en la Presidencia.