El profe Esteban .

* Sin tacto .

 / Por Sergio González Levet /

 

Formado en las filas de la izquierda histórica de México, bruñida su conciencia social en la insurrección desde la tierra entrañable, la misma por la que luchó Zapata con igual denuedo, Esteban Bautista Hernández, profesor por vocación y guerrillero por convicción, muestra sus valores conquistados en la brega, ahora desde el liderazgo de la Junta de Coordinación Política de la Legislatura de Veracruz.

Parte de la izquierda atinada, de la izquierda honesta que se confronta inevitablemente con los neo-socialistas, está alineado con los luchadores de antaño, ésos que sufrieron los embates del autoritarismo de la dictadura perfecta; hombres de carne y hueso, y de hierro al unísono, que conocieron la cárcel y la injusticia, que sufrieron estoicamente la tortura de los esbirros más violentos y atrabiliarios del sistema.

La clase sustantiva de los morenos a la que pertenece el profe Esteban, es la parte decente del movimiento, la rescatable, la honorable. Provienen de la lucha social desde la prehistoria de la clandestinidad; son realmente pre-morenos y pre-lopezobradoristas. Representan a la cátedra de los movimientos populares.

Son los dirigentes añejos, venerables. Su figura y su historia se contraponen con la de los charlatanes, de las rémoras que engruesan los cardúmenes de aprovechados que van cachando las sobras y los despojos de la Cuarta Transformación y medran con las unas y con los otros.

Desde la presidencia de la Jucopo, el diputado por el distrito de Cosoleacaque ha llegado a imponer su impronta. Su actuación está siendo valorada en contrapunto con lo que hicieron otros liderazgos en la cámara, tanto de la oposición como de su mismo partido. Se le reconoce su cercanía con la gente, su apertura a escuchar a los quejosos y a los necesitados, su capacidad de diálogo con propios y con extraños, su experiencia política para lograr acuerdos y mantener en paz las cosas en el Congreso veracruzano.

Y otro rasgo notable, su sencillez, su accesibilidad, su don de gentes.

En el trato con los medios de comunicación -que tuvo tantos claroscuros y más bien muchas turbiedades en la administración de Cuitláhuac García y sus cuates- el profe Esteban dio el primer buen mensaje con el nombramiento en la delicada área de comunicación social de un reconocido y talentoso periodista, el colega Esaú Valencia Heredia, que de inmediato puso orden en la sintaxis y el contenido de los comunicados del Congreso y, especialmente, en la relación cotidiana con los reporteros de la fuente.

Frente a los efluvios de saltimbanquis que mantuvieron en la cuerda floja el prestigio y la dignidad de la Legislatura, la figura seria y confiable del profesor Esteban Bautista Hernández ha significado un chapuzón en el desierto de las ideas en que se había convertido la representación popular.

Hay ahora un líder genuino, un luchador impertérrito y una voz confiable como interlocutor del Poder Legislativo.

Que siga así…

 

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