/ Melissa Cardoza */
Me gusta este pueblo
que conversa mucho y exagera
hasta la mentira.
De tan tranquilo
dejado
avasallado
a veces pendejo.
Me gusta su disputa sobre los mangos más dulces y de cuál aldea son
si en el norte se come más rico
o cómo es que el atol chuco le gusta tanto a los lencas
y es que aquí tener un poco de razón es tan necesario como el aire
Me abona el cuerpo el ombligo de mi abuela
Y el botoncito de mi sobrino cuenta cuentos
Aquí mataron a Berta y la sembramos en los caminos
Es este paisaje con el que entiendo las letras de mi nombre
No puedo ser de otro lado
-ya lo intenté-
Me sé las vueltas de la cuesta de la virgen
y añoro con rabia los ríos secos
conozco nombres de frutas que no hay en otra parte
Sé de las caras que roban todos los días la vida de la gente
Entiendo los secretos públicos
Y no me avergüenzan las lesbianas que se aman a escondidas en los patios
Cada tanto este pueblo se entusiasma
se enamora
le aletean mariposas en el ánimo y vota
el amor lo ciega
y otra vez lo engañan y le llevan hasta el último trapito
del alma y el cuerpo
Da hasta lástima el pueblito
Pero se vuelve áspero y letal
se emborracha hasta la muerte en cantinas tenebrosas
afila machetes, pero no toca al patrón ni a sus partidos
Se atora con los nombres de los vendidos
callado y resentido
Mata al vecino
A la mujer que antes dijo amar
A sus hijas
Lo encandila el arma fácil y las balas casi gratuitas
Olvida el sabor del mango y la rosquilla
Envenena el agua que toma
Escupe el rostro de sus abuelos
No avisa, dispara
Odio a este pueblo que me gusta
Por su desmemoria, por su trágico olvido.
*Escritora, activista feminista integrante de la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en Honduras y la Asamblea de Mujeres Luchadoras de Honduras.