EL PODER DEL PUEBLO
Lic. Rubén Ríos Uribe
Leí con mucha atención las expresiones de los dirigentes estatales del PRI, PAN y PRD, enojados por la reforma al Código Electoral para el Estado de Veracruz, aprobadas ayer. Y por más que les puse atención no encontré más que eso: enojo, ira, impotencia.
Y es que no presentaron ningún argumento técnico de peso, ninguna explicación desmenuzada producto de algún análisis jurídico-operativo de sus especialistas en materia electoral (supongo que los tienen).
No. Lo que vi, como ya dije, fueron descalificaciones de enojo. El enojo que se experimenta cuando se le arrebata a uno la posibilidad de acceder a algo que pensábamos ganado de antemano, aunque fuera ilegítimo.
También, percibí de ellos mucho miedo. Habita en sus palabras, en sus actitudes y hasta en su mirada la desesperación de quien se asume perdido.
Su mera concurrencia en la misma mesa los desnuda como lo que siempre hemos sabido que son: dos expresiones de lo mismo. Peleados de mentira y aliados por debajo de la mesa. Enfrentados de pantomima y hermanados en la vida real. Contrincantes a la luz, amigos en lo oscurito.
Hoy estuvieron arriba de la mesa, al frente de las cortinas y bajo la luz de los reflectores para demostrar que comen del mismo plato y que su derrota anticipada los homologa.
Anticipan un fraude electoral, pero no dicen cómo. Se quejan de que el OPLE dejará de monitorear medios, como si eso amenazara la equidad de la contienda, porque omiten decir que el INE se hará cargo de dicho monitoreo. Después se desdicen y aseguran que pedirán que el INE intervenga, cuando es precisamente lo que se legisló ayer.
Se quejan de que el OPLE se hará cargo del Programa de Resultados Preliminares (PREP), cuando resulta que el OPLE ha estado encargado del PREP en numerosas elecciones locales anteriores, cuando –dicho sea de paso- ha ganado el PRI, ha ganado el PAN y ha ganado Morena.
Se quejan de precisiones legales que fortalecen la equidad de género, como si eso fuera malo, demeritando que diputadas, alcaldesas, síndicas y regidoras hoy participan activamente enriqueciendo nuestra vida democrática.
En resumen: se quejaron sin decir bien el porqué.
La sabiduría popular riquísima en filosofía de vida lo dice bien: el que se enoja pierde. Ellos van a perder y el pueblo va a ganar.
*Diputado local. Presidente de la Mesa Directiva*