Paralaje.
Liébano Sáenz.
El acumulado de problemas y situaciones complejas en la salud, la economía o en la política generan bruma que impide dimensionar resultados de gestión política y diplomática de gran trascendencia. El logro de regreso a territorio nacional del General Cienfuegos por el Presidente y la eficaz gestión del canciller Ebrard con el apoyo del Fiscal Gertz Manero no guarda precedente.
El tema fundamental no solo es la jerarquía del ex funcionario y lo que representa para las fuerzas armadas, lo relevante es que la actuación de las autoridades en la lucha contra el enemigo común no puede emprenderse en el marco de la desconfianza y de la acción unilateral de las agencias que participan, acción incontrovertidamente ilegal. Que ocurra así no sólo envilece la confianza y la obligada cooperación, sino que afecta los resultados mismos de las indagatorias.
La igualdad jurídica entre los estados es principio fundamental de la convivencia civilizada entre las naciones. Las jerarquías normativas derivan de los ordenamientos propios, nunca de la capacidad de un gobierno para imponerse sobre el otro. No es un criterio que comparten las agencias norteamericanas, pero es lo que hace posible la cooperación.
Fundamental para el interés nacional que el Presidente López Obrador haya tenido éxito para que el General Cienfuegos fuera trasladado al país y que aquí se realicen las investigaciones del caso, de acuerdo a las leyes nacionales, con los elementos que aporten distintas fuentes, pero a cargo de la Fiscalía General de la República y, de ser el caso, en órganos jurisdiccionales nacionales. La calidad moral y profesional del Fiscal Gertz Manero anticipa que no habrá impunidad, tampoco acción de la justicia a modo, a manera de satisfacer la expectativa punitiva de algunos.
Las fuerzas armadas por historia y vocación son el eje de la vida institucional y garante de la soberanía nacional. Su disciplina es del mismo tamaño que el de su lealtad al país. La institución está por delante de quienes la integren y por lo mismo su comandante supremo debe velar por su protección y salvaguarda, tal como ha ocurrido con este resultado de gestión pública y diplomática del Presidente, su Canciller y el Fiscal General.