*La imagen es una especie de honores, en silencio…
/ Laura Garza */
En la India se vivió una tragedia que pocas veces podemos atestiguar y es que el avión de Air India con número AI 171 volaba de Ahmedabad a Londres, pero no alcanzó ni siquiera a alcanzar más de 200 metros en el aire.
Fue apenas al primer minuto de haber despegado cuando el avión emitió una alerta, pero al querer contactarlos de la Torre de Control del Aeropuerto, la señal desapareció.
60 segundos fue lo único que vivieron los 230 pasajeros y 12 tripulantes al sentir el despegue lo que sería el inicio de su destino.
Aún se alcanzaron a subir a redes un par de videos de distintos pasajeros cuando todo se volvió confuso y color naranja.
El avión se desplomó de golpe en una zona residencial sobre un edificio que albergaba una escuela de medicina.
Las fotografías son impresionantes, el avión incrustado en el edificio parece más una instalación artística por la perfección en la que parte de la aeronave quedó intacta.
El resto en el piso una revoltura entre lo que había al interior de esta escuela de medicina, ropa, paquetes de café, maletas deshechas, zapatos y pedazos de fierro.
Entre todas las imágenes que han cubierto distintas agencias internacionales, esta en particular me atrapó y le diré por qué.
En este bello ejercicio de adentrarnos a la imagen, al momento, al lugar y a quien vemos nos traslada hasta ese lugar de desolación y quizá hasta de silencio total. Hay imágenes que vienen con ruidos incluidos, porque la escena lo exige, pero en esta en particular me remite a la soledad del policía local mientras dimensiona el fatal accidente.
El encuadre y la composición que realizó el fotoperiodista Adnan Abidi de Reuters, es tan íntimo como lacerante.
Las líneas a los costados nos llevan a mirar justo al centro de la imagen, son como dos azafatas que nos señalan las salidas, una a la derecha y otra a la izquierda, pero por favor su atención aquí al centro.
Es igual en la imagen, la luz que entra por las ventanas y por el hueco en la pared nos genera esa sombra en el cuerpo del policía.
Él podría estar pisando algunas de las pertenencias de los pasajeros, o de los estudiantes. Todo revuelto en sus pies, en lo que huele y en lo que mira.
Las manos del elemento atrás, en señal de respeto, de rendición ante lo que ve. Quizá eso fue lo que más me atrapó su respeto y su honra a quienes perdieron la vida.
En esta escena devastadora y triste, entre 290 muertos hasta donde me quedé actualizada el día de ayer, hubo un solo sobreviviente.
Un joven de casi 40 años que según dice despertó y solo vio muertos. Salió caminando por sí solo, desorientado, casi enojado, pero no paraba de caminar. Iba en el asiento 11A a un lado de la salida de emergencia.
Viswashkumar Ramesh se llama, vive en Londres y había ido a ver a su familia, este vuelo lo llevaba de regreso a su casa.
La imagen es una especie de honores, en silencio, en la intimidad de un policía que se ha detenido frente a la punta del avión quemada a querer entender lo que sucedió. Un avión, 242 pasajeros, una escuela de medicina, un sobreviviente, y un grupo de familiares llorando allí afuera.
* Mexican Photographer (Documentalist, fashion, Portrait studio)
PhotoBook: Piel con Piel
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