El servicio postal en riesgo.

*La trampa de Darwin. Los recortes de personal en California.

/Rosalinda Martínez Nieves* (texto y material gráfico)/

Frente al embate, un llamado al orgullo: acero y garra

La mañana del 23 de marzo, en la Ciudad de Los Ángeles, es primaveral y dorada. Un vago amenaza el “banner” que llevo: “legalización, no deportación”, yo camino rápido. Pedir oportunidad (amnistía), para inmigrantes que fortalecen como trabajadores a Estados Unidos, es algo que sindicatos y organizaciones han expuesto vía redes y marchas, por casi dos meses.

Hoy domingo, la petición es distinta, pero está relacionada. Hay políticas que amenazan a la clase trabajadora toda. La sentida protesta toma lugar frente al edificio que alberga los poderes nacionales: el FEDERAL BUILDING. El dominical llamado cuestiona las recientes políticas que directamente afectan al Servicio Postal de los Estados Unidos (U.S.P.S).

Despidos masivos afectan a la clase trabajadora

Así  es que se han dado cita representantes del National Writers Union (NWU), International Workers Alliance of Rank -and – File Commitees (IWA-RFC), desde luego el National Asociation of Letter Carriers (NALC), y otros activistas de larga data. La mayoría decidieron vestir camisas rojas, trayendo a cuentas la fortaleza de sus organizaciones y manifestando que no están dispuestos a cruzarse de brazos ante los recortes de personal que se les infringe no solo a ellos, sino a instituciones esenciales para la comunidad: salud,  educación y aeropuertos.

DEMONIOS ¡NO A LA PRIVATIZACIÓN!

Juntos,  diversidad étnica religiosa se oponen a los despidos masivos

Así reza la atronadora consigna, la primera que sale al encuentro. En el podio, el descontento alberga a afroamericanos, hispanohablantes, orientales y anglosajones. Los discursos destacan que “lucharan como fieras” frente a una oligarquía corporativa, integrada por banqueros, patrones terratenientes, y actores no electos, en alusión al Department of Government Efficiency, DOGE, liderada por Elon Musk, cuyo rol esencial, a decir de los y las manifestantes, consiste en querer privatizar todo lo que no se ha podido, lo antes posible, aunque implique el desempleo para miles de personas.

Hoy, servicios necesarios a la comunidad: Medicare, Medicaid, Social Security, food Stamps,  están por desaparecer, sin considerar que estos permiten la supervivencia de millones de personas de bajos ingresos. Ante un clima de inflación, los salarios resultan insuficientes.

Recorte de empleos federales, afecta servicios

LA UNIÓN AMERICANA NO ESTÁ EN VENTA

El llamado puntualiza a detener a un gobierno dictatorial (SIC), enarbola con orgullo la importancia de la organización de la clase trabajadora desde su poder colectivo, conminando a la preservación de sus derechos laborales ante un régimen “policial”, al mando de plutócratas operando desde suerte de monarquía. A lo largo del evento, se denuncia, como el servicio postal, así como funciona, no representa ganancias para un proyecto que todo lo ve en términos de negocio, por lo que se ha decidido un recorte inicial de 10 mil empleados, buscando  su gradual eliminación  vía jubilaciones, pensiones y compensaciones, para finalmente, anunciar su puesta en venta al mejor postor.

¡También somos América!

Johan Kealoha, acudió a la concentración, no sólo para conservar su empleo en correos, sino para poner a salvo, según su propio decir, al mismísimo pueblo de los Estados Unidos, ya que la privatización implicaría, poner en manos de particulares, datos que involucran direcciones personales, mensajes familiares, cartas y todo tipo de información respecto a medicamentos y artículos que solo conciernen a los usuarios.

Mientras el podio entona consignas en favor de un Estados Unidos incluyente y orgulloso de sus migrantes, esta trabajadora de origen hawaiano, manifiesta un sentido descontento por las políticas de persecución migratoria que desconocen que “los migrantes vienen a realizar trabajos rudos. Los nacidos aquí, no quieren ni están dispuestos a realizar”.

Ella misma hija de un inmigrante a salvo de una dictadura, reconoce que este enorme país, en cierta medida ha provocado la migración que hoy quiere desconocer.  Esta migración viene a Estados Unidos a hacer trabajos que también incluyen especialización: matemáticas, investigación. Hace un llamado a la población, para que defienda no sólo la constitución sino la justicia y que ella pueda mantener su trabajo a lo largo de este periodo de gobierno y después de que este termine.

Allí donde floreció el sueño

Por su parte, Zulema Arias, de ascendencia mexicano, acudió a la marcha, molesta de que “quieran corrernos pues si nos necesitan”. Ella observa en este domingo, que no le extraña venir: el correo requiere más personal pues “nos obligan a trabajar siete días de la semana, de diez a doce horas”. Pero,  en vez de eso, hoy el gobierno pretende recortar personal, sin reconocer la importante labor que desempeñará durante la etapa del COVID.

Zulema Arias, expresa con preocupación y reconoce, es una crisis.  Lo mismo afecta al servicio postal, a las bibliotecas, – ahora solo trabajan medio día-,  y a los aeropuerto, a los que también somete a recortes: “Ellos están quitando personal para hacerse más ricos ¿Qué vamos a hacer? ¡Pelear! No están respetando ni a los niños, a los inmigrantes y a sus hijos los amenazan”. Antes de despedirse, observa: “los inmigrantes venimos a trabajar, se me hace muy triste lo que hacen a quienes ya pelearon y ya trabajaron amenazándolos con quitarles la Green Card”.

El mérito y la cancelación del futuro

Ismael Parra, heredó el activismo de su padre mexicano. Director del sindicato nacional de escritores (NWU) -subsede California-. Escoge sus palabras, mientras explica el impacto de los recortes en las instituciones sociales: los jóvenes de familias pobres, dice, “ya no tendrán derecho a una educación universitaria, por el recorte de becas antes distribuidas en todo el país”.

Carole Chacón, tercia puntualizando las consecuencias de una expresa oposición gubernamental al DEI, (Diversity, Equaly and Inclusion), por la que, “ya no se está contratando a personas de la diversidad sexual, o de minorías y se desprecia a los migrantes, a partir de criterios selectivos”.

En la nutrida conversación, ambos coinciden en los efectos devastadores de una agenda 2030,  por la cual, “habrá de tener educación quien tenga mayores méritos”. Observan, “en realidad se trata de un desbalance y un ataque a la clase más desprotegida”. Antes de despedirnos subrayan cómo, los recortes impactan diversos espacios: “por ejemplo, los aeropuertos tienen menos personal en la supervisión de los vuelos, tráfico aéreo y torres de control”.

 Carole entorna la mirada. A través de sus lentes percibo sus rasgos orientales y su preocupación; reflexiona en los riesgos. Me despido y pienso en “los méritos”.  En California las bibliotecas han sido un lugar de solaz para el migrante. Si sus libros y películas donan al barrio latino esparcimiento, en la inclemencia del verano o el invierno, se acercan al aprendizaje del inglés. Que niños y madres acudan, resulta providencial. Allí se ha encaminado la vocación universitaria de los pequeños. Ante la biblioteca cerrada o la beca inexistente, el reto del mérito darwiniano, de la supervivencia del más apto; en tierra de migrantes pobres, es desigual, tramposo: enorme.

Socióloga veracruzana migrante