El sexenio antifeminista .

*Escrito por Lucía Lagunes Huerta .

Estamos a punto de cerrar el sexenio que más daños ha dejado en la articulación del movimiento feminista. La dicotomía reduccionista de “a favor o en contra”, cerró la posibilidad de diálogo para pactar la ruta política en defensa de los derechos de las mujeres; como resultado: la fuerza política del movimiento feminista se debilitó.

El patriarcado ganó al enfrentarnos internamente, así cómodamente eligió a quien invitar a su mesa, siempre es más fácil con quien piensa y coincide conmigo, y eso hizo, dialogó, no públicamente, con las elegidas, las cercanas.

El principio divide y vencerás se llevó a la perfección. En seis años del sexenio de Andrés Manuel López Obrador, los espacios de diálogo político del Movimiento Feminista se fueron secando ante la imposibilidad de superar el a “favor o en contra”, o estas con él o eres la alimentadora del conservadurismo, tanto unas como otras fuimos incapaces de poner sobre la mesa la agenda feminista por encima del presidente y su movimiento.

Una práctica que por años nos funcionó para avanzar, se resquebrajó por completo. El puente de pacto político estaba fracturado y con el paso de los años del sexenio se abandonó y ya ni siquiera buscamos la forma de encontrarnos.

Lejos quedó la Asamblea Nacional de Mujeres, las redes plurales como la de la Salud de las Mujeres, etc., espacios de confluencia política de los más diversos enfoques de la política feminista mexicana, nos encapsulamos en los temas de experiencia para sobrevivir y avanzar mucho más lento o de plano buscar detener los retrocesos.

Un arte ha sido que la Red de Mujeres en Plural siga adelante, el foco no se ha perdido, los derechos políticos de las mujeres y la paridad sustantiva las une, hasta en los momentos más difíciles de la política nacional.

Rompernos fue el acto más antifeminista que pudo darse en este sexenio, seguro las sufragistas tendrían mucho que decirnos de la pérdida del momento histórico vivido.

Atizar el fuego de la división fue, sin querer o queriendo, lo que el discurso estigmatizante hacia el movimiento feminista generó el presidente. El resultado es que las represiones estatales ocurren sin que el movimiento feminista se pronunciara contra ello.

Si el 9N de 2020 (donde la policía estatal y municipal disparó contra las manifestantes) hubiera ocurrido en un gobierno distinto, nos hubiéramos volcado, pero no lo hicimos porque aparecer junto a las no invitadas a las mesas del poder o con el poder, lleva a perder el supuesto espacio ganado, este año en Zacatecas nuevamente la represión se hizo presente, sin mayor cobijo.

A lo largo de los años el Movimiento Feminista ha pactado las diferencias internas, las sabemos y no la alimentamos, trabajamos en las coincidencias para avanzar por la vida y la libertad de mujeres y niñas. Insisto esto nos ayudó a seguir adelante, lograr lo que hasta hoy tenemos.

Es momento de hacer el corte de caja del sexenio que termina, para ver dónde estamos paradas, resarcir los daños y priorizar la agenda feminista. Porque lo que tenemos enfrente no es cualquier cosa.

Cuál es la relación que quiere el movimiento con la próxima presidenta y cómo la quiere, ¿sí con todas y no con unas cuantas? Para ello es necesario abrir el espacio de diálogo, sin ello, imposible.

¿Será posible?

Lucía Lagunes Huerta
Periodista y feminista, Directora General de CIMAC

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