*Proyecciones en el espejo .
/ Por Paula Roca /
Marcada por las creencias y preparando un futuro, paso mis días cuidando cada detalle, esperando con ansias ese momento del que tanto me han hablado: el día en que aparezca ese príncipe azul, el que vendrá a dar sentido a esta espera.
Cada día, mis actos son un intento de demostrar mi valor, esperando ser aceptada, convencida de que así, por fin, encontraré el amor verdadero.
Cuido todo lo que digo y hago, incluso con temor. Mis dudas existenciales permanecen en silencio, pues me han dicho que podrían empañar el destino ideal que ansío.
Sueño con ese día en el que, vestida de blanco, cruzaré un largo pasillo en la Iglesia donde crecí y viví mi infancia entre coros y rezos deseando y pidiendo que se cumplieran estos anhelos… pero, ¿qué ocurre con esos deseos que guardo en mi interior, los que realmente me definen y que los pienso, pero elimino por miedo a pecar de pensamiento y a ser descubierta? A veces, el peso del deber vence al deseo, y me pregunto: ¿será que para encajar debo ocultar lo que soy?
¿Qué pasaría si viviera de acuerdo a lo que mi corazón me susurra?
Me dice que escape de esta torre, que viva, que viaje, que baile, que disfrute. Que ya habrá tiempo para pensar en esos días que aún no llegan, que no existen.
Pero entonces me detengo… ¿qué dirían los demás? No me gusta vivir bajo el yugo del “qué dirán”, pero sé que, para mi familia, esas opiniones pesan. Al parecer, he nacido para cumplir el destino de toda mujer: casarme, formar una familia, y hacer realidad el cuento de hadas.
¿Acaso tengo que silenciar lo que realmente soy y siento?
En mis sueños, siempre hay una frase que me llena de felicidad: “Atrévete a ser tú”. Pero, ¿qué pasaría si lo hago? ¿Sería aceptada? Anhelo ser libre, pero siento la presión de deber ser lo que otros esperan.
Mientras tanto, oculto lo que verdaderamente quiero. ¿Cómo puedo ser auténtica en esta torre?
Sé que tendría que atreverme a cruzar el camino hacia mi propio encuentro… más que caminar un pasillo vestida de blanco, quiero adentrarme en ese sendero que me grita: “Atrévete a cruzar”.
La única forma de encontrarme es escuchando ese anhelo profundo, no las voces externas.
Quiero salir de esta torre y volar. Aunque caiga y el dolor sea parte del viaje, sé que las satisfacciones vendrán, porque estaré viviendo de manera auténtica, sin deberle nada a nadie. Liberada de esas creencias que solo me han limitado, seré capaz de bailar mi propia canción.
Vivir es el acto de valentía más puro. Y hacerlo desde la autenticidad será el brillo único que solo yo puedo crear.