*Zona de Reflexión.
/ Escrito por Lucía Lagunes Huerta./
No podemos dejar pasar lo que significa para las mujeres del mundo la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, pues quien ahora gobierna el país más poderoso del mundo, es un agresor sexual de mujeres impune.
Es el estereotipo del hombre blanco, rico, heterosexual, católico que odia a las mujeres, a las personas homosexuales, lesbianas, migrantes y a cualquiera que no sea como él o sus amigos magnates. Y su odio no es cualquier cosa.
Sin duda es importante la relación comercial y el tema migratorio, que ha ocupado a los medios del mundo, pero este, que se refiere a los derechos humanos de las mujeres es otro de los peligros que no se puede quedar marginado de las preocupaciones mundiales.
La nueva era Trump, es una mala noticia para las mujeres del mundo que queremos vivir en libertad.
Si hay una coincidencia entre las analistas feministas, tanto de los Estados Unidos como fuera del país, es la certeza de que el segundo periodo de Trump, por donde se vea, es malo para todas las mujeres, porque se espera, tanto dentro como fuera de los Estados Unidos, políticas regresivas que atenten contra los derechos humanos de las mujeres.
Y no es una exageración alertar sobre la alta peligrosidad para los derechos de las mujeres del mundo la llegada de Trump, ya que representa el empoderamiento de los conservadores que promueven las políticas regresivas en cuanto a derechos sexuales y reproductivos se refiere.
Recordemos que, en su primer mandato, Donald Trump recortó los recursos al Fondo de Población de las Naciones Unidas, argumentando que este organismo promovía el aborto selectivo en China, aunque él mismo reconoció no tener ninguna evidencia, pero aun así eliminó los recursos.
Y no solo eso, sino que prohibió que los fondos estadounidenses que se otorgan a través de organizaciones filantrópicas y su agencia de desarrollo, se usaran para la despenalización del aborto en cualquier parte del mundo.
En este nuevo episodio, entre las primeras acciones de Trump ya como presidente, ha sido suspender todo apoyo filantrópico a través del Financiamiento de la Asistencia Exterior por 90 días hasta definir nuevos lineamientos.
No dudes que vuelva a repetir la orden de cerrar los fondos para la legalización del aborto, y el avance de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.
Para ninguna mujer en el mundo, que quiera vivir en libertad, con autodeterminación es buena noticia la llegada del presidente misógino a los Estados Unidos de Norte América, porque recordemos que Trump no llega solo, sino con gran influencia en el Congreso y la Corte Suprema.
Por ello, analistas estadounidenses han señalado que no solo el aborto legal está en riesgo, en aquel país, sino también peligran las políticas sobre acoso sexual laboral e igualdad salarial con las que cuentan las estadounidenses.
Incluso, señalan que habrá mayor empobrecimiento de las mujeres pues estas perderán, como en la primera administración del mandatario, programas sociales y apoyos que buscan compensar las condiciones de desigualdad que perviven en aquella nación.
Y si no fuera poco, además es probable que vivan encarcelamientos por interrumpir embarazos, que es otra de las amenazas de Trump.
Tan es así que El Frente Feminista (FF) buscan que la Enmienda de Igualdad de Derechos (ERA, por sus siglas en inglés) sea incorporada en la Constitución y garantizar así la protección ante discriminaciones por razón de género, esto como un mecanismo para frenar las posibles acciones retrógradas del mandatario Donald Trump.
Si en el llamado ‘país de las libertades’, como se autonombra Estados Unidos, se dan retrocesos, no dudemos que otros mandatarios conservadores se sientan fuertes para imitar el camino de impulsar políticas regresivas.
Y que organismos internacionales vivan las sanciones económicas trumpistas para evitar el avance en los derechos de las mujeres.
Pensando en nuestro país, el supremacismo patriarcal que encabeza Trump, no solo puede generar una crisis humanitaria ante las posibles deportaciones masivas, sino que se puede convertir en uno de los grandes obstáculos para la presidenta mexicana, quien por ser mujer no es reconocida como interlocutora por el magnate, ya que le es imposible hablar desde la igualdad con una mujer, aunque sea presidenta, porque él, no concibe a las mujeres como sus pares.
Recordemos que, lo más que ha podido decir Trump de la presidenta Sheinbaum, después de hablar con ella, es que era «encantadora y maravillosa», no que era una gran presidenta, inteligente etc., lo que uno esperaría entre homólogos, que además comparten una frontera y un acuerdo comercial.
Así que esta nueva era Trump, viene remasterizada y no es para mejorar, por lo cual hay que estar alertas.
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