ONU, 03 octubre 2020.- Cada vez más mujeres se unen a las filas de las misiones de mantenimiento de la paz de la ONU. El Centro de Información de México conversó con una mayor que tiene más de 25 años de servicio en el ejército mexicano y uno en una operación de paz en África.
Desde hace un año, la enfermera Eliza Paloma Millán Bolaños, militar con grado de mayor, trabaja en la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en Mali (MINUSMA).
Su labor principal como pacificadora es recibir al personal que llega a la misión y enviarlo a un curso en el cual se le refuerzan los mandatos que tiene que cumplir y sus deberes de proteger a la población civil, garantizar la seguridad y velar por los derechos humanos.
Para Eliza, que tiene mas de 25 años de servicio en el ejército mexicano, es un honor y una gran responsabilidad haber sido seleccionada para ser parte de esta misión de paz de las Naciones Unidas y representar a su país.
El objetivo es mantener una paz duradera en Mali
Eliza asegura que trabaja para contribuir a mantener la paz duradera en Mali dentro de los estándares más altos de disciplina bajo los valores militares que le inculcaron en el ejército mexicano.
Hasta ahora, lo más desafiante para ella ha sido la interacción con sus nuevos compañeros porque son de diferentes países “y cada persona tiene diferentes culturas, pero a pesar de eso tenemos un ambiente de trabajo respetuoso y nos ayudamos”.
Después de este tiempo en este país africano, a Eliza lo que más le gusta es la gente.
“Son unas personas que tienen unos valores muy arraigados, pero sobre todo nos respetan mucho, nos aprecian como personal de la ONU. De hecho, cuando ando en la calle y me ven uniformada, es grato que me voltean a ver y me dicen que México es muy grande muy bonito y me saludan en español, es muy gratificante y además aquí hay muchos lugares y paisajes muy bonitos”.
Trabajo en tiempos de pandemia
Con la pandemia de COVID-19 el trabajo de Eliza se vio afectado ya que las fronteras se cerraron y bajó el número de personal que llegaba a la misión, a excepción de algunos vuelos militares.
“A pesar de la pandemia, el trabajo continúa ya sea en oficina o trabajando en casa, pero se realiza con la más alta calidad. Hemos tenido que introducir medidas de seguridad, como por ejemplo el uso de mascarillas. Pero ahora más que nunca es indispensable no dejar de trabajar para garantizar la paz”.
Las mujeres y su importancia en las misiones de paz
Eliza está convencida de la importancia de que cada vez haya más mujeres en las misiones de paz. Desde su propia experiencia, ser mujer le ha permitido tener ventajas al momento de entablar una relación con las personas del lugar.
“Es muy importante la participación de la mujer mexicana, bueno militar mexicana, en las Naciones Unidas porque generamos un ambiente de confianza entre las mujeres nativas y nosotras, porque ellas se acercan con más confianza a saludarnos y a contarnos si necesitan algo”.
Un día cualquiera en la misión
Eliza es mayor, enfermera y madre de dos hijas de más de 14 años. Para ella un día normal comienza a las seis de la mañana.
“Llego a la base a las ocho de la mañana para iniciar mis actividades administrativas, tenemos un lapso de dos horas para para tomar nuestros alimentos y terminamos nuestras actividades como a las 5:30 de la tarde. Después me dirijo a la misma base, donde hay un área para hacer ejercicio y hago actividad deportiva porque me debo mantener todo el tiempo en actitud profesional para cumplir con mis deberes militares, y después del ejercicio me dirijo a casa. Vivo con una chica que es de Túnez y conversamos un ratito en las noches”.
Regreso a casa
Luego de un año de misión, Eliza regresa a casa ansiosa de ver a sus hijas, a su familia y a sus amistades.
Si bien reconoce que no ver a su familia es una parte difícil, la más difícil, ella está convencida de la importancia de su labor.
“Yo estoy para servir a la nación y como parte del ejército mexicano pues tengo que cumplir. Mi familia lo sabe y acepta esto dignamente, están muy contentos y saben que ya estoy próxima a llegar y me están esperando con los brazos abiertos, también mi ejército mexicano ya me está esperando”.
Además, sabe que a través de este trabajo da un gran ejemplo, no solo a sus hijas, sino a las demás mujeres y niñas en México y en el mundo, mostrándoles todas las actividades en las que pueden destacar, dejando atrás estereotipos e impulsándolas a luchar por conseguir sus sueños.
Un esfuerzo del sistema de Naciones Unidas
Bajo mandato del Secretario General, las misiones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas han desplegado recientemente un número récord de mujeres militares a sus operaciones en el terreno, con una comandante de la fuerza, y dos comandantes adjuntas.
A los Estados miembros ahora se les pide nominar un mínimo de 20% de mujeres para posiciones de la policía y 30% para personal de justicia.
En el personal civil hay un gran compromiso para incluir mujeres y ya se ha alcanzado el 35% de mujeres jefas de misión y cinco jefas adjuntas.
Estudios realizados por las Naciones Unidas demuestran que tener más mujeres en las misiones de mantenimiento de la paz aumentan su efectividad. Lograr la paridad de género en las operaciones puede conseguirse con la voluntad política de los países.