El Tribunal y el Palacio

LINOTIPIA

/Peniley Ramírez/

El documento para remover a José Luis Vargas como presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación comenzó a circular entre los magistrados hace una semana, unos cinco días antes de que el Tribunal se reuniera en una audiencia pública, pero la idea de que Vargas era insostenible se instaló en ese órgano tres meses antes.

Corría la tercera semana de abril. El Tribunal se preparaba para votar tres proyectos polémicos.

Los primeros eran sobre si los candidatos de Morena a las gubernaturas de Michoacán y Guerrero habían violado las reglas de las precandidaturas, al no registrar sus gastos de precampaña, y no podían continuar como aspirantes.

El tercer proyecto impediría que los partidos tuvieran una sobrerrepresentación excesiva en el Congreso, como sucedió en los dos periodos anteriores, uno durante el gobierno peñista y otro en el obradorismo.

Con estas decisiones, el Tribunal podía afianzar su independencia, después de negar el registro como partido pocos meses antes a México Libre.

Los días previos a la votación, me dijeron fuentes internas del Tribunal que solicitaron anonimato con muy buenos motivos, el cabildeo de Palacio sobre los magistrados se incrementó.

Estas fuentes aseguran que no era nuevo y que ya desde finales de 2018 los magistrados solían ser llamados a oficinas de la Presidencia, o a oficinas alternas, para presionarlos.

El argumento en común en esas reuniones, según estos testimonios, ha sido que el gobierno obradorista tiene los votos, la legitimidad y debe votarse a favor de las iniciativas electorales que les interesan.

Sin embargo, la mayoría del Tribunal votó por la remoción de las candidaturas de Michoacán y Guerrero y por regular la sobrerrepresentación.

Al hacerlo, la relación entre Vargas y los magistrados que él llamó “opositores” se agravó.

Estas fuentes aseguran que en una reunión interna Vargas les dijo a sus colegas que se convirtieron en “enemigos del Estado” y que podrían sufrir investigaciones penales y financieras en su contra.

Vargas ha defendido que su actuar siempre fue apegado a derecho.

Él llegó a la presidencia del Tribunal después de que resultó electo en medio de una disputa interna, en la cual aspiraban a ese cargo los magistrados Mónica Soto y Felipe Fuentes.

Él era el tercer candidato. Muy pronto su apoyo a los proyectos obradoristas se vio en sus votos y en los cabildeos internos.

En los últimos meses, documentos a los que tuve acceso muestran que buscaba sin tapujos enterarse del sentido de las votaciones de sus compañeros.

Cancelaba las sesiones privadas cuando algo no le parecía o turnaba los asuntos que llegaban al Tribunal sin exhibirlos en estrados.

Otras veces cambiaba de última hora las fechas de las sesiones.

Revisé una serie de oficios que se hicieron públicos en los últimos meses y dan cuenta del enfrentamiento cada vez más frontal entre Vargas y sus compañeros.

Este 4 de agosto, cinco de esos compañeros se atrincheraron en una oficina del Tribunal durante la sesión pública y pidieron que se discutiera la gestión de Vargas como presidente.

Él detuvo la sesión, desde otra oficina del mismo recinto.

Cuando los magistrados anunciaron que transmitirían desde una cuenta de la Escuela Judicial Electoral, el presidente depuesto pidió que se les cortara la electricidad y el Internet.

Un operador se opuso, según me confirmó otra fuente. En una nueva sesión pública alterna se nombró con cinco votos a Reyes Rodríguez como el nuevo presidente.

Esta noticia no cayó bien en Palacio Nacional, donde es bien sabido que Rodríguez ha sido muchos años empleado de gobiernos panistas y es uno de los políticos más cercanos a la familia Zavala-Calderón y a Roberto Gil Zuarth.

En la Suprema Corte, los magistrados disidentes se reunieron con Arturo Zaldívar.

Allí acordaron que la próxima semana se nombrará a un presidente interino, mientras se resuelve la crisis y se deciden en el Tribunal los casos relativos a las elecciones de junio pasado.

Después, comenzaría un proceso de nueva elección. Mientras tanto, algo parece ser seguro hasta ahora: Vargas no será más presidente de ese Tribunal.