/ Leticia Robles de la Rosa./
A diferencia de lo que ocurrió hace 19 años, cuando el Tucom logró contener el avasallamiento de Madrazo, pero no pudieron frenar sus aspiraciones presidenciales, aunque es sabido que muchos priistas no votaron por él y le dieron el triunfo al panista Felipe Calderón, ahora los priistas que buscan frenar a Alito se ven, por el momento, muy dispersos.
A 19 años de distancia de la lucha interna que emprendieron los integrantes del llamado Tucom o Todos Unidos Contra Madrazo, el PRI parece vivir ahora un movimiento interno en el que se busca la suma de fuerzas en un moderno Todos Unidos Contra Alito, que bien puede denominarse TUCAlito.
En 2005, un grupo de priistas se organizó para enfrentar el poderío de su entonces dirigente nacional, Roberto Madrazo, a fin de no permitirle que pasara sobre las reglas no escritas del PRI para encumbrarse como único aspirante del partido a la Presidencia de la República.
Denominado oficialmente como Unidad Democrática, fue mejor conocido como Tucom y en él estaban personajes como Arturo Montiel, Enrique Martínez y Martínez, Miguel Ángel Núñez Soto y José Natividad González Parás, junto de cientos de militantes.
Hoy veo que en 2024 esos cuatro exgobernadores forman parte de los 267 priistas que firmaron un pronunciamiento en contra de que la XXIV Asamblea Nacional del PRI le autorizara a Alejandro Moreno Cárdenas, Alito, como le gusta que le digan, el derecho de mantenerse cuatro años más o hasta el 2032 como dirigente nacional del partido. Eso demuestra que en sus posiciones políticas en contra del agandalle de un dirigente nacional hay congruencia entre quienes hoy protestan.
A diferencia de lo que ocurrió hace 19 años, cuando el Tucom logró contener el avasallamiento de Madrazo, pero no pudieron frenar sus aspiraciones presidenciales, aunque es sabido que muchos priistas no votaron por él y le dieron el triunfo al panista Felipe Calderón, ahora los priistas que buscan frenar a Alito se ven, por el momento, muy dispersos.
Mientras se desarrollaban las campañas electorales, en el equipo de Alejandro Moreno se mantuvo la alerta sobre un inminente problema: la cercanía del 18 de agosto, fecha límite del mandato de Alito, luego de un año de prórroga a su liderazgo.
Así, de acuerdo con priistas consultados, el nombre de su hombre más cercano, Pablo Angulo, comenzó a ser mencionado por el propio Alejandro como su posible sucesor, pero el rechazo que, incluso entre los simpatizantes de Alejandro provoca Pablo Angulo, llevó a descartar esa opción.
Mientras, según diversos priistas, Rubén Moreira comenzaba a plantear la posibilidad de ser él quien pudiera suceder a Alejandro Moreno. Una versión que hacia el 20 de junio cobró mucha fuerza, pero el propio Moreira lo desmintió y dejó en claro que él apoya la reelección de Alejandro Moreno. Hasta una fotografía juntos publicó en sus redes sociales para controlar las versiones.
La intención de la reelección de Alejandro Moreno se conoció desde la tercera semana de junio, pero quienes hoy protestan jamás pensaron que se concretara, pero estuvieron equivocados y hoy buscan combatir política y jurídicamente el llamado agandalle de Moreno Cárdenas para quedarse en la dirigencia del partido.
¿Por qué logró Alito tanto poder? Es la pregunta constante que hago a los priistas y las respuestas varían, pero coinciden en que el cobijo político que le ha dado la senadora Beatriz Paredes ha sido fundamental para lograrlo.
Hay quien relata que en 2022 fue ella quien apaciguó los ánimos de los expresidentes nacionales del PRI para exigir la salida inmediata de Moreno Cárdenas una vez que se registrara la derrota en estados como Hidalgo y Oaxaca.
Aunque ella se pronunció en contra de eliminar el principio de no reelección de los estatutos del PRI, ha preferido no participar en ningún grupo opositor a Moreno Cárdenas y opta por hablar de temas que ella considera “en verdad importantes”, como la reforma al Poder Judicial, que sobre la vida interna del partido que ella dirigió con mucho éxito.
Pero no es la única expresidenta nacional que no se ha involucrado. Cristina Díaz, Carolina Monroy y Roberto Madrazo, por ejemplo, no han dicho una palabra sobre el tema.
La pelea del TUCAlito parece cuesta arriba. Veremos si logran contener el avasallamiento de la mayoría que tiene Alito en los órganos del partido.