¿Elección o imposición?

**El Ágora .

/ Octavio Campos Ortiz /

La infodemia o posverdad que generan los ejercicios demoscópicos hacen obsoleto el voto para elegir democráticamente a los gobernantes. Un maestro de secundaria decía que las estadísticas servían para dos cosas: para nada y para mentir, ahora se puede afirmar que las encuestas sirven para mentir o imponer a un candidato. A pesar de que en la historia reciente han errado drásticamente en sus vaticinios electorales las casas encuestadoras, los medios de comunicación y muchos suspirantes recurren consuetudinaria y compulsivamente a las consultas como si fueran oráculos.

Esa perversión de la política permitió a los gobiernos, especialmente al de la 4T, obnubilar la voluntad popular e imponer -ayudados por los aparatos del Estado, la compra de votos y los fraudes en los comicios-, a los candidatos oficiales. En estos días, el uso electorero de los programas asistenciales da fe de ello. Pero las encuestas son un ingrediente más en la descomposición de la democracia y de los sistemas políticos. Unas empresas de sondeo, por buena fe (?), otras por mercenarias y el resto por empatía ideológica legitiman la estrategia gubernamental de convencer a la opinión pública -al electorado-, de que una estadística es suficiente para consensuar la imposición de un candidato. En estos días, una encuestadora, con aviesas intenciones, pronostica el triunfo de la corcholata preferida de Palacio Nacional, con un 50 por ciento de ventaja sobre su cercana competidora. Si a un año de los comicios presidenciales ya se sabe quien será la presidenta, qué sentido tiene invertir miles de millones de pesos en un proceso electoral donde la posverdad ya marca una ganadora. El razonamiento es lógico pero falaz, si la mayoría de los supuestamente encuestados escogió el continuismo, habrá que votar en ese sentido, sin conocer sus aptitudes; se votará por un proyecto populista, donde se subsidia la pobreza y se sobrevive agradecido por las dádivas recibidas. Pero eso dice la infodemia, los consultados quieren ese proyecto de país y lo defiende una cultura mediática acrítica.

De tal suerte que el gobierno alienta la numeralia porque eso le conviene y la valida su narrativa oficial, el pueblo bueno y sabio no se equivoca. Ya no es necesaria la contienda electoral, sino la imposición estadística. Triste realidad a la que han contribuido fatídicamente los dueños de los medios de comunicación que difunden profusamente los sondeos y consultas que crean la posverdad.

Una cavilación somera hace suponer el destino trágico de la democracia; en el futuro inmediato ya no serán necesarios los comicios para elegir a los gobernantes. Las encuestadoras, constituidas en una junta de notables, auspiciada por el mismísimo gobierno, definirán a quienes dirijan las riendas del país, sin que influya la voluntad popular. El destino nos alcanzó.

Apostilla: Pero la crisis electoral no es la única tragedia nacional, lo es también la educación. Debido a la pandemia de Covid-19, 628 mil estudiantes entre 6 y 17 años interrumpieron sus estudios, y en general hubo un atraso de dos años en el aprendizaje. Para un país como México, esta pérdida podría representar una disminución del PIB entre el 2.6% y el 3.3%. La recuperación post pandemia ofrece la oportunidad para repensar y reestructurar la educación; el reto consiste no solo en brindarla, sino asegurar su calidad y el acceso de todos y revitalizar el sistema educativo de acuerdo con las necesidades del siglo XXI para garantizar un futuro próspero en materia económica y de bienestar social. Por ello, Grupo Educación organiza el encuentro Habla Summit 2023 que congrega a diversos especialistas como el historiador y escritor Yuval Noah Harari, quienes buscan crear un espacio de diálogo y aprendizaje, comprometidos en transformar el futuro de la educación en México mediante la creatividad, el pensamiento crítico y el bienestar socio emocional.