#ElOrgulloPermanece2020

Alguien como tú.

Gladys de L. Pérez Maldonado.

El Diccionario de la Real Academia Española (RAE), define a la Tolerancia como el respeto hacia las ideas, preferencias, formas de pensamiento o comportamiento de las demás personas. La palabra proviene del latín tolerare, y hace referencia al nivel de admisión o aprobación frente aquello que es contrario a nuestra moral. Se trata, de la actitud que adoptamos cuando nos encontramos con algo que resulta distinto a nuestros valores.

El concepto de Tolerancia, surgió en Francia a finales del siglo XVI durante la guerras de religión que enfrentaron católicos y protestantes. Designaría inicialmente la indulgencia hacia la opinión de los demás sobre los puntos del dogma que la Iglesia no consideraba como esenciales. Así, nació con un sentido peyorativo pues se trataba de soportar lo que no se podía erradicar.

El sentido positivo del término se afirmó en el siglo siguiente con John Locke y Pierre Bayle y la Ilustración del siglo XVIII lo convierte en uno de sus valores fundamentales con el significado de aceptación de las otras creencias.
La Tolerancia es un valor moral que se debe practicar con respecto a otro; hacia sus ideas, prácticas o creencias, preferencias sexuales, independientemente que contradigan o sean diferentes a las nuestras.
Una persona es tolerante cuando acepta opiniones o comportamientos diferentes a los establecidos por su entorno social o por sus principios morales. La Tolerancia se erige como un valor básico para convivir de manera armónica y pacíficamente, sin odio, sin desprecio. Se trata de reconocer y aceptar la individualidad y las diferencias de cada ser humano.

La Tolerancia no es sinónimo de indiferencia, implica en primer lugar, respeto, y en el mejor de los casos, entendimiento. Esto no significa, que se acepten los valores de los otros que no comulgan con los nuestros, implica reconocer que cada uno somos un Ser distinto del otro, no es indulgencia ni indiferencia, es respeto.

Los seres humanos somos los únicos capaces de atentar contra nuestra especie, tenemos un nivel de violencia preocupante, que culmina con la discriminación.

En 1995, los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) adoptaron la Declaración de Principios sobre la Tolerancia. La Declaración describe la tolerancia no solo como un deber moral, sino como un requerimiento político y legal para los individuos, los grupos y los estados. Sitúa a la tolerancia en el marco del derecho internacional sobre derechos humanos y pide a los estados que legislen para proteger la igualdad de oportunidades de todos los grupos e individuos de la sociedad.

La injusticia, la violencia, la discriminación y la marginalización son formas comunes de Intolerancia. La lucha contra la Intolerancia exige un marco legal, exige educación, requiere acceder a la información y toma de conciencia individual, exige soluciones locales, casi individuales, todas y todos formamos parte de la solución.

La Convención Interamericana Contra Toda Forma de Discriminación e Intolerancia, adoptada en La Antigua, Guatemala, el 5 de junio de 2013, por la Organización de Estados Americanos (OEA), fue suscrita por México el 13 de noviembre de 2018 y ratificada por el Senado mexicano por unanimidad de votos el 19 de noviembre de 2019. Esta Convención entró en vigor el 20 de febrero de 2020 y obliga su cumplimiento a los Estados parte.

Este documento establece que “todo ser humano es igual ante la ley y tiene derecho a igual protección contra toda forma de discriminación e intolerancia en cualquier acto de la vida pública o privada” y que “tiene derecho al reconocimiento, goce, ejercicio y protección, en condiciones de igualdad, de todos los derechos humanos y libertades fundamentales consagrados en sus leyes nacionales y en los instrumentos internacionales”.

Esta Convención define a la Intolerancia como “el acto o conjunto de actos o manifestaciones que expresan el irrespeto, rechazo o desprecio de la dignidad, características, convicciones u opiniones de los seres humanos por ser diferentes o contrarias. Puede manifestarse como marginación y exclusión de la participación en cualquier ámbito de la vida pública o privada de grupos en condiciones de vulnerabilidad o como violencia contra ellos.”.

Los Estados signantes reconocen la obligación de adoptar medidas en el ámbito nacional y regional para fomentar y estimular el respeto y la observancia de los derechos humanos y las libertades fundamentales de todos los individuos y grupos sometidos a su jurisdicción, sin distinción alguna por motivos de sexo, edad, orientación sexual, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra naturaleza, origen social, posición económica, condición de migrante, refugiado o desplazado, nacimiento, condición infectocontagiosa estigmatizada, característica genética, discapacidad, sufrimiento psíquico incapacitante o cualquier otra condición social.

El 28 de junio, se conmemora el día del Orgullo Gay y se realizan manifestaciones multitudinarias a nivel mundial -que en este tiempo del Covid-19 serán por medio de marchas digitales en los medios electrónicos- pidiendo respeto a su diversidad sexual. Este movimiento surgió a partir del año de 1969, con motivo de la masacre realizada en el Pub neoyorkino “Stonewall Inn” en Manhattan, Estados Unidos, a manos de unos policías en contra de un grupo de personas homosexuales y travestis que se encontraban en el lugar.

Las manifestaciones de los colectivos LGBTTTIQ (Lésbico, Gay, Bisexual, Transgénero, Transexual, Travesti, Intersexual, Queer), siguen causando escozor en algunos círculos de la sociedad, aún cuando los organismos internacionales y los países que los integran, incluyendo a México, ya se han pronunciado reconociendo la diversidad sexual, a favor del respeto de los Derechos Humanos de los integrantes de esta comunidad, legislando y reconociendo sus derechos en las leyes, fomentando la eliminación de su discriminación por ese motivo.

No obstante, las muestras de odio y desprecio hacia las personas con preferencias sexuales diferentes a las heterosexuales, se siguen cometiendo, como lo es, la no aceptación del matrimonio igualitario en muchas Entidades Federativas de nuestros país, a pesar de estar reconocido por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, anteponiendo principios religiosos a la realidad social, esto demuestra la intolerancia que persiste en los individuos para aceptar que la conformación de la sociedad del S XXI ha cambiado, demuestra la falta de respeto al principio de Libertad inherente al Ser, que en el caso se traduce en la libertad de las personas de elegir la forma de conducir su sexualidad y la violación a la normatividad Constitucional e Internacional por parte de las autoridades.

Se exige igualdad y no discriminación para nosotros en otros rubros, luego, para ser coherentes con nuestras exigencias, empecemos a respetar los derechos humanos universales y las libertades fundamentales de los otros. La gente somos naturalmente diversa, solo la Tolerancia puede asegurar la supervivencia de comunidades mixtas en cada región del mundo.

El Orgullo Gay no nació de la necesidad de celebrar el ser gay, sino del derecho de los gays a existir sin persecución.

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