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02/2021/ México.- En el día “Día Internacional para poner fin a la impunidad de los crímenes contra periodistas”, La embajada de Estados Unidos realizó un hecho inédito ante el silencio del actual gobierno: reconocer las violencias que se ejercen contra periodistas.
“Honramos a los periodistas y su valentía en este Día Internacional para Poner Fin a la Impunidad de los Crímenes contra Periodistas. Rendimos tributo a aquellos que han sido asesinados por su labor y apoyamos los esfuerzos por alcanzar Justicia para ellos y sus familias”, escribieron en la cuenta oficial de la embajada de Estados Unidos en México.
México es el país con más crímenes de periodistas en medio de una campaña permanente del hoy Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien desde sus campañas electorales ha arremetido contra el gremio de trabajadores de la comunicación, poniéndolos en riesgo.
Con 142 periodistas asesinados en los últimos 21 años, al menos 68 defensores de derechos humanos y 43 periodistas en el sexenio e AMLO de acuerdo a cifras de Segob hasta julio, México se ubica como el tercer país a nivel mundial más peligroso para el gremio, solo por debajo de Irak y Siria, que están en situación de guerra.
El Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas cuenta con 1,478 personas beneficiarias en la mayoría de las 32 entidades federativas.
La propia UNESCO señala tres factores como los principales obstáculos para tener acceso a la justicia en los casos de crímenes contra periodistas: falta de recursos humanos y financieros, corrupción y falta de transparencia, y por último, la falta de conocimiento de las personas servidoras públicas que investigan estos delitos, provocado que los asesinatos de periodistas sean investigados como delitos comunes que nada tienen que ver con su profesión.
En México, por sus características y magnitud, se trata de un verdadero problema de Estado. De acuerdo con datos disponibles por la Comisión Nacional de Derechos Humanos, la mayor parte de los asesinatos contra periodistas son cometidos precisamente por el ejercicio de su profesión, e involucran al crimen organizado y a autoridades locales.
Pero también tenemos los desplazamientos que la propia violencia o las amenazas generan, que no solo limitan el ejercicio periodístico, sino que afectan la estabilidad de sus familias.
A nivel América, México es el número uno en la lista, con el 37.9% de los asesinatos de periodistas cometidos en el continente en las últimas dos décadas. Le siguen:
Colombia, 60 asesinatos (16%)
Brasil, con 49 (12%)
Honduras, con 34 (9%)
Guatemala, con 18 (4.8%)
Estados Unidos, con 13 (3.5%)
Por entidades, la empresa Enkoll reporta que Veracruz es la más riesgosa para ejercer el periodismo, pues del 2000 a la fecha hay 30 comunicadores asesinados por su labor.
Respecto al medio de comunicación, se tiene que el 58% de las víctimas laboraban en impreso, 17.6% en internet; 17.6% en radio; y 6.7% en televisión.
Por tema de cobertura, la mayoría de las víctimas cubrían tres fuentes primordiales: seguridad y narcotráfico (37%), política (32.8%) y nota roja 22.7%.
Así como periodistas que cubrían derechos humanos (3.4%), cultura (2.5%), incluso deportes y sociales (0.8%).
En la lista le siguen Guerrero, Oaxaca y Tamaulipas, todos con 14 periodistas asesinados en los últimos 20 años; así como Chihuahua, con 13; y Sinaloa, con seis.
La ONU destaca que poner fin a la impunidad de los crímenes contra periodistas es uno de los temas más apremiantes para garantizar la libertad de expresión y el acceso a la información para cada ciudadano.
Entre 2006 y 2020, más de 1200 periodistas fueron asesinados por cumplir con su labor de informar al público. En uno de cada diez casos los asesinos salen impunes, según el observatorio de periodistas asesinados de la UNESCO.
La impunidad trae consigo más asesinatos y, a menudo, es síntoma de un recrudecimiento del conflicto y del quebrantamiento de la ley y del desmoronamiento del sistema judicial.
Si bien los asesinatos son la forma más extrema de censura de los medios, los periodistas también están sujetos a innumerables amenazas, que van desde el secuestro, la tortura y otros ataques físicos hasta el acoso en la esfera digital especialmente.
Las amenazas de violencia y los ataques contra periodistas, en particular, crean un clima de miedo en los profesionales de los medios de comunicación, lo cual impide la libre circulación de información, opinión e ideas entre los ciudadanos.