En deuda compromiso de AMLO para reabrir caso por asesinato de Regina Martínez .

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Escrito por Diana Hernández Gómez/CIMACFoto: Diana Hernández Gómez/

24.03.2023 /Cimac Noticias.com/ Ciudad de México.- Este 28 de abril se cumplirán 11 años del asesinato de la periodista Regina Martínez Pérez y aún está pendiente hacerse valer el compromiso por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador por reabrir el caso, el cual fue cerrado estigmatizando a la víctima. El caso —repleto de irregularidades en la investigación— ya fue cerrado por las autoridades del estado de Veracruz. No obstante, para el gremio periodístico aún hay mucho por indagar al respecto. Es por eso que, este miércoles 22 de marzo, la periodista estadounidense Katherine Corcoran presentó su libro In the Mouth of the Wolf: A Murder, a Cover-Up, and the True Cost of Silencing the Press (Bloomsbury Publishing, 2022).

La obra de Corcoran se centra en la carrera de Regina Martínez, quien fue asesinada el 28 de abril de 2012. Jorge Carrasco Araizaga (director de la revista Proceso, quien también estuvo presente durante la presentación de la obra) recordó que, al momento del feminicidio, su colega investigaba sobre temas como el despojo de tierras, las relaciones entre el gobierno y el crimen organizado y la violencia sexual por parte de militares contra poblaciones indígenas. De hecho, fue ella quien llevó el caso de Ernestina Ascencio, una mujer náhuatl víctima de violación por parte de miembros del Ejército.

De acuerdo con Carrasco, cuando fungía como corresponsal de Proceso en Veracruz, Regina solicitó que no la enviaran a cubrir más temas sobre crimen. “Sabía algo”, afirma Jorge. Algo que quizá desembocó en su asesinato.

Katherine Corcoran durante la presentación de su obra en la Casa Refugio Citlaltépetl, en la Ciudad de México. CIMACFoto: Diana Hernández Gómez

Regina Martínez murió luego de que alguien entrara a su casa por la noche y la golpeara hasta quitarle la vida. Según narra Jorge Carrasco, desde ese momento fue evidente la falta de voluntad de las autoridades de investigar y dar con los responsables. Esta afirmación es apoyada por Norma Trujillo, periodista Veracruzana que compartió el panel con Corcoran y Carrasco.

Norma asevera que tanto las autoridades como los medios allegados al gobierno de Javier Duarte de Ochoa comenzaron a difundir especulaciones sobre la personalidad de Regina. Que si usaba faldas, se maquillaba o si tenía una amante… Estas suposiciones llevaron a las autoridades a “concluir” que todo se trataba de un crimen pasional. Por otra parte, las mismas autoridades destruyeron prácticamente todas las pruebas del delito de acuerdo con Jorge Carrasco.

Aunque el caso ya está cerrado, él y Proceso están en un proceso legal con el que buscan ser reconocidos como víctimas por el asesinato de Regina Martínez. Esto, a raíz de lo que implica silenciar a las y los periodistas: con estas muertes no solo se afecta a las familias o seres queridos; también se tapan los ojos de una sociedad que pierde el acceso a la información.

¿Qué perdimos con la muerte de Regina Martínez?

Cuando Katherine Corcoran llegó a México en 2008 como corresponsal de Associated Press, le asombró enterarse de las decenas de asesinatos cometidos contra las y los periodistas en el país. Más le asombró aún enterarse de que los gobiernos federales y locales explicaban estos crímenes aludiendo a supuestas alianzas entre el gremio de comunicadores y el crimen organizado.

Jorge Carrasco, director de la revista ProcesoCIMACFoto: Diana Hernández Gómez

Esta criminalización contra el trabajo periodístico (que ha mutado actualmente hasta llegar a Palacio Nacional) mutila la información y, con ello —opina Corcoran— se victimiza también a la población. En este sentido, ella culpabiliza a Javier Duarte por la impunidad alrededor de la muerte de Regina, pero también por provocar un daño irreparable al periodismo independiente en Veracruz.

Como bien apunta Norma Trujillo, esto no quiere decir que el asesinato de periodistas en tierras veracruzanas iniciara justo en el periodo de Duarte de Ochoa. Sin embargo, sí reconoce que estos crímenes aumentaron notablemente durante su administración, en la cual se sumaron 18 asesinatos a comunicadores y tres desapariciones forzadas de acuerdo con la organización Artículo 19.

En el caso específico de Regina, Trujillo denuncia que hubo un doble crimen: a su colega la asesinaron físicamente, pero también mataron su memoria al negarle el acceso a la justicia. De igual forma, intentaron acallar a sus colegas presionándolos para no hablar sobre los trabajos de investigación de Martínez López. Y esto, que parecía una excepción en el sistema judicial, se ha convertido en una constante.

Al respecto, Jorge Carrasco afirma que quizá ningún periodista sospechaba antes que viviría toda la violencia actual por simplemente ejercer su trabajo. Pese a esta violencia, periodistas como la misma Norma Trujillo continúan investigando, cubriendo y escribiendo. Aún con los discursos en su contra, para estas mujeres y hombres dejar de informar no es una opción.

En un país con los niveles de violencia como el nuestro, no informar sería abrir la puerta a una impunidad de por sí arraigada en nuestro sistema judicial. Sería, también, permitir a los agresores de todas las esferas continuar coartando nuestras libertades y violando nuestros derechos. Por eso, seguir haciendo periodismo aquí es más que un acto de valentía: es meterse en la boca del lobo para impedir que sus dientes nos arrebaten eso que Regina defendió sobre su vida misma.