En México 10.6 millones de mujeres, niñas y adolescentes fueron víctimas de ciberacoso en 2024.

*Escrito por Wendy Rayón Garay .

22.07.2025 /CimacNoticias.com/ Ciudad de México.- Se dio a conocer que en México, durante el 2024, el 21% de la población de 12 años y más que usó internet fue víctima de ciberacoso en los últimos 12 meses, esto equivale a 18.9 millones en total, siendo 10.6 millones mujeres quienes experimentaron principalmente enojo, desconfianza, estrés, inseguridad, frustración, frustración o miedo, así lo documento Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi).

En este estudio Módulo del Ciberacoso (MOCIBA) 2024, se determinó que de 90 millones de personas usaron el internet en los últimos tres meses en el país y de ellas, la mayoría son mujeres. Las entidades que tuvieron cifras al alza de este delito fueron: Aguascalientes, Hidalgo, San Luis Potosí, Sinaloa, Tlaxcala, Yucatán y Zacatecas.

Mujeres quienes vivieron ciberacoso tuvieron contacto mediante identidades falsas, mensajes y llamadas ofensivas, insinuaciones o propuestas sexuales, recibieron contenido sexual, enfrentaron suplantación de identidad, fueron provocadas para que reaccionaran de forma negativa, recibieron críticas por apariencia o clase social, las amenazaron con publicar información personal, audios o videos para extorsionarlas.

En los casos donde se pudo identificar el sexo de su o sus agresores, en el 57% de los casos fueron hombres agredidos por hombres y 52.1% fueron mujeres agredidas por hombres.

De acuerdo con ONU Mujeres, los espacios digitales -que congregan a más de 5 mil 550 millones de personas de todo el mundo- se ha transformado en escenarios donde prolifera el discurso de odio, el acoso y la misoginia hacia las mujeres y estos lugares han sido identificados como la manosfera donde comunidades articulan ideologías antifeministas para anteponer narrativas patriarcales y excluyentes.

La manosfera también es conocida como la «machoesfera», ya que se trata de un término híbrido que convina la palabra man (hombre) y esfera. Se trata de una red creciente de comunidades digitales que, bajo la apariencia de abordar problemáticas masculinas como la paternidad, la salud mental, las relaciones efectivas o la autoestima, en realidad difunde discursos violentos contra las mujeres.

El informe del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la violencia contra mujeres y niñas, señala que estos espacios surgen como una reacción directa del avance feminista para señalarse a sí mismo como «víctimas» ante los cambios sociales orientados a la igualdad de género. Esto lo hacen a través de foros, podcast, canales de video, videojuegos o redes sociales, de esta manera, la manosfera atrae a jóvenes hombres ofreciendo respuestas a sus inseguridades personales o frustraciones sociales.

Así se propaga la misoginia en la machosfera. Espacios digitales en alerta – cimacnoticias.com.mx

Algunas formas de ciberacosos son envío de emails, mensajes de texto no deseados e intimidantes, múltiples solicitudes de amistad de personas desconocidas; comentarios abusivos, sexistas y misóginos en línea o uso de lenguaje abiertamente sexual en contra de la víctima; expresiones o comentarios discriminatorios (discurso lesbo/homofóbico); insinuaciones inapropiadas u ofensivas en redes sociales o salas de chat; envío de materiales sexualmente explícitos no solicitados (cyberflashing).

El ciberacoso se presenta en una gran variedad de manifestaciones y estar acompañado de otras formas de violencia en línea. Implica el uso de las TIC para abusar, humillar, molestar, atacar, amenazar, degradar, intimidar ofender o insultar a una persona por razones de género, creando un ambiente ofensivo y hostil en los espacios digitales, según el informe “Ciberviolencia y ciberacoso contra las mujeres y niñas en el marco de Belém Do Para” de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Mujeres.

Este tipo de violencia suele estar dirigida en su gran mayoría contra las mujeres a través del uso de referencias y estereotipos de género que resultan negativos, dañinos y que están acompañados de lenguaje obsceno y de índole sexual. Siguiendo el informe, en la región americana se comprobó su uso en las periodistas, defensoras de derechos humanos, políticas, o aquellas con participación activa en el debate digital. Funciona como un dispositivo de descalificación, censura y disciplina en el ciberespacio que busca mermar los canales de expresión y presencia.

De acuerdo con la información dada por el Inegi, se determinó que el 31.1% de la población de mujeres de 20 a 29 años de edad que utilizó internet durante 2024 fue víctima de ciberacoso en los últimos 12 meses, aunque este delito comienza a manifestarse desde los 12 años hasta más de 60, es decir, no hay rango de edad en mujeres que se exima de vivir esta situación.

Los datos del Inegi señalan que, la mayor prevalencia de ciberacoso estuvo en Yucatán (29.7%), San Luis Potosí (26.9%) e Hidalgo (26.2%). Mientras que, las entidades con menor registro fueron Morelos (15.1%), Tamaulipas (16.1) y Baja California (16.2%).

Además, el 36% de la población que manifestó haber sido ciberacosada y contactada por medio de identidades falsas con mensajes (34%) y llamadas (22.6%) ofensivas. La identidad de la persona agresora fue desconocida en el 62.9% de los casos, conocida en el 21.6% y ambas en el 15.5% de las veces.

Los medios empleados para efectuar el ciberacoso fueron WhatsApp (39.8%), Facebook (39.7%) y llamadas de celular (29.3%). En consecuencia, entre los efectos detectados en la victima se encontró enojo (58.6%), desconfianza (36.7%) e inseguridad (30.1). Además, el 34.5% de las mujeres experimentó miedo a comparación del 16% de sus homólogos.

Formas de ciberacoso

Otra forma que se relaciona con el ciberacoso se encuentra la violencia verbal u ofensiva asociada a la condición de género o a la apariencia física; amenazas de muerte, feminicidas o amenazas de violencia física sexualizada o violación en contra de la víctima o de sus familiares; incitación en línea a cometer violencia física y sexual en contra de una víctima; publicación, producción, envío y/o difusión de contenidos violentos o que retratan a las mujeres como objetos sexuales o las deshumanizan.

Otras formas pasivas son los discursos de odio sexista; troleo de género (gendertrolling); hackeo de dispositivos y robo de información personal; publicación de información personal (doxxing), videos o imágenes íntimos o de información falsa para dañar la reputación de la víctima, de sus hijos/as o personas cercanas; robo y suplantación de identidad en línea mediante el hackeo de dispositivos electrónicos de la víctima (online impersonation); uso de memes para viralizar contenido abusivo o estereotipos discriminatorios; sealioning, el cual consiste en el acoso de una persona con solicitudes persistentes de evidencia, preguntas y/o invitaciones incesantes de involucrarse en un debate en línea con un pretendido sentido de sinceridad y civilidad, a fin de provocar una respuesta agresiva que pueda ser utilizada para contraatacar.

La violencia en línea

De acuerdo con el informe de ONU Mujeres, la violencia de género en línea es un acto de discriminación que se ejerce gracias a la inmediación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICS), las cuales afectan principalmente a las mujeres, adolescentes y niñas.

El ciberacoso puede entenderse también como violencia de género a partir del articulo 1° de la Convención de Belém do Pará, el cual establece que “cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado”.

También señala que el espacio físico no es el único en donde se ejerce violencia contra las mujeres, esta se define como «las relaciones de poder que se producen y la naturaleza de relaciones interpersonales de las victimas con sus agresores». De esta manera, la violencia trasciende del ámbito privado a los espacios en donde participan las mujeres: medios de comunicación, transporte, centros educativos, hospitales, lugares de trabajo, entre otros.

De esta forma, la violencia en línea es la «acción o conducta en contra de la mujer, basada en su género, que le cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico, económico o simbólico, en cualquier ámbito de su vida, la cual es cometida, instigada o agravada, en parte o en su totalidad, con la asistencia de las tecnologías de la información y comunicación».

La ciberviolencia en contra de las mujeres encuentra sus raíces en factores relacionados con el género, las normas sociales relativas a la masculinidad y la necesidad de afirmar el control o poder masculino, así como desalentar y castigar a las mujeres por su comportamiento; sin embargo, al ser en línea destaca la rápida expansión, permanencia, el registro digital y alcance global.