Entre mitos e incompetencia.

  • Cosas Pequeñas .

/ Juan Antonio Nemi Dib /

Donald Trump está enfocado en satisfacer a su audiencia y su proyecto; no hay que esperar otra cosa. Nadie debería estar sorprendido: Trump advirtió claramente las acciones que tomaría. Y salvo algunos matices, como la relación con China, parece determinado a cumplir su agenda más allá del discurso. Pero que el 47° presidente de EUA logre concretar sus planes sin obstáculos y sin consecuencias, es algo diferente. La frase adictiva de campaña que suele atrapar masas, raramente cumple la promesa y, en cambio, acaba frustrando expectativas.

Por ejemplo, en el tema migratorio. Es cierto que la mayor parte de los 11 millones de indocumentados que trabajan en Estados Unidos son mexicanos. Es cierto que la idea de repatriarlos (o “deportarlos”, como algunos prefieren), traerá consecuencias serias para México, empezando porque el dinero enviado por los migrantes a través de remesas es superior a todo el gasto social del gobierno mexicano y es gracias a esos envíos, que cientos de miles de familias logran subsistir. En Michoacán, casi el 98% del ingreso bruto del estado proviene de las remesas. Sin ese dinero, el escenario se económico se pondrá aún peor.

Como expertos han adelantado, la economía mexicana no está en condiciones de crear de manera inmediata ni siquiera un millón de empleos formales, estables y bien remunerados; sólo un millón de deportaciones causaría un severo desajuste social en un escenario de por sí deprimido, con finanzas públicas en quiebra sostenidas a base de una deuda pública descontrolada, salvaje e impagable.

Una app, un apoyo de dos mil pesos y la incorporación a programas de subsidios no son soluciones adecuadas para los problemas que se avecinan.

Pero, por otro lado, Estados Unidos es un país construido por extranjeros desde el momento mismo en que inició su colonización, esto incluye a la familia del propio Trump. Inmigrantes procedentes de todo el mundo son actualmente el 14% de la población de EUA, pero aportan el 19% de su fuerza laboral, todos ellos son copartícipes de la grandeza del país vecino. La edad de los extranjeros que llegan a EUA (en promedio) suele ser entre los 16 a los 52 años máximo, mientras que la población trabajadora nativa envejece de manera acelerada. Estados Unidos tiene un problema serio de disminución de su masa trabajadora local, de incremento -a niveles insostenibles— de sus costos sanitarios y de la atención a su creciente número de adultos mayores que consumen, pero no generan riqueza.

7 de cada 10 trabajadores agrícolas en EUA son inmigrantes. En promedio, un indocumentado cobra entre 30 y 40% menos que un nativo por hacer el mismo trabajo. Pero en cambio, en 2022, los inmigrantes pagaron al fisco estadounidense 580 mil millones de dólares en impuestos; en la mayoría de los casos, sin recibir a cambio los servicios públicos de los que se beneficia un residente legal ni cualquier otra retribución.

Los migrantes no sólo trabajan en el sector primario: muchos de ellos se ocupan en el sector de servicios, como obreros fabriles y en áreas complejas como la construcción, la mecánica automotriz e industrial. Conozco casos de indocumentados que han sido invitados a enrolarse en el ejército y la marina de EUA, algunas veces a cambio de la promesa de una estancia regular, no siempre cumplida. La mano de obra veracruzana se busca afanosamente en lugares como Columbus, Indiana, por su delicadeza y aptitud para actividades delicadas y complejas.

¿Quién levantará las cosechas?, ¿quién hará los trabajos extenuantes y de riesgo?, ¿quién prestará los servicios domésticos en las mansiones de Los Hamptons, Conneticut y Pacific Palisades?, ¿acaso serán robots las nuevas “baby sister” de las mujeres ejecutivas y las científicas de Silicon Valley?

Contrario al discurso de Trump, el Centro Brennan de la Universidad de Nueva York afirma categóricamente:

“Desmentimos el mito de la ola delictiva causada por inmigrantes. Los datos no confirman la idea de que Estados Unidos esté sufriendo una ola de delitos provocada por inmigrantes… Una importante cantidad de estudios ha evaluado la relación entre la inmigración y el delito. Numerosos estudios demuestran que la inmigración no está asociada a mayores niveles de delincuencia, sino todo lo contrario. Las investigaciones también han evaluado el efecto que tiene la concentración de inmigrantes en una comunidad sobre los patrones delictivos, y han revelado que la inmigración está asociada a tasas de delincuencia más bajas y a una mejora en los factores estructurales —como la conexión social y las oportunidades económicas— que propician la seguridad en un vecindario”.

Afirmar que los migrantes se comen a las mascotas puede asustar y convencer a algunos votantes, quizá a muchos, pero definitiva no va a resolver los problemas de violencia que aquejan a nuestro vecino del norte. En realidad, por más popular que sea entre sus electores, el nuevo gobierno de EUA no la va a tener fácil con su política de cierre a los flujos fronterizos y expulsión de indocumentados, y eso que no revisamos las implicaciones culturales de las probables deportaciones masivas, del monto que los migrantes dejarán de consumir allá, ni las estimaciones que calculan hasta en 10% la destrucción del PIB estadounidense si el plan se concretara, tampoco el esperable incremento en los costos de la mano de obra y la afectación a sus cadenas de suministro, todo en perjuicio de sus propios consumidores (y votantes).

El Gobernador Abott de Texas ha basado su acción política casi exclusivamente en su cruenta política antiinmigrante. Se queja de 1.6 millones de indocumentados residen en su Estado, pero no habla de la riqueza que generan, de lo que consumen, de los impuestos que pagan, y tampoco explica cómo los substituiría si lograra expulsarlos. Texas es un gigante de la producción agropecuaria, pero su fuerza se trabajo se compone sustantivamente de migrantes. ¿Quién ordeñará las vacas?

La realidad económica acabará imponiéndose, como siempre, pero mientras tanto habrá que sufrir los efectos del populismo radical basado en mitos absurdos, de aquel lado; la incompetencia, la falta de proyecto claro y de propósito, el mesianismo, la improvisación y el engaño, la siembra de odios, de esta parte nuestra. Eso sí… tenemos el Himno Nacional.

 

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