/ Eduardo Sadot /
Ernestina Sodi Miranda, cuarta hija de Yolanda Miranda y tercera de Ernesto Sodi Pallares, es parte de una destacada familia de la ciudad de México y de la Colonia Santa María la Ribera, descendiente de un linaje de esas familias cuyos miembros destacaron por sus estudios y aportaciones a la vida de su comunidad, de esos seres humanos que traen en sus genes y en la sangre una herencia de generaciones cuyo paso por la vida, de manera natural y sin proponérselo se distinguen y destacan entre su comunidad.
Los ancestros familiares de Titi – como era llamada cariñosamente en su círculo familiar y por quienes tuvimos la dicha de compartir parte de nuestra adolescencia – y de las hijitas de Yolanda Miranda, son pretexto para hacer un recorrido por la historia de México, el padre de Titi, Ernesto Sodi Pallares fue vecino de la Colonia Santa María la Ribera, esa tradicional colonia de principios de siglo XX cuyo diseño y nomenclatura le tocó proyectar al Arquitecto José Luis Cuevas Pietrasanta (1881-1952), familia vecina también de la calle Salvador Díaz Mirón en esa Colonia.
Ernesto Sodi Pallares – padre de Federica, Gabriela, Ernestina (Titi) y Thalía – era hijo del jurista oaxaqueño Demetrio Sodi Guergue – quien asumiera la defensa de José León Toral aquel dibujante, acusado del asesinato del presidente Álvaro Obregón – y de María de los Ángeles y del Carmen Jesús Pallares hija también del jurista Jacinto Pallares y hermana de Don Eduardo Pallares, juristas todos vecinos también de la calle de Díaz Mirón.
Ernestina (Titi) fue una niña dulce tierna y muy agradable, como todas sus hermanas, acostumbradas a conducirse con cortesía y respeto con todas las personas, la última vez que tuve la oportunidad de saludarla fue en el Hospital Mocel durante la enfermedad terminal de mi padre, ella visitó también al papá de una amiga suya.
Las Sodi solían salir de tarde en tarde a comprar chocolates a la “La Cubana” una chocolatera de las calles de Cedro en la Colonia Santa María la Ribera, Titi con pies pequeñísimos que la hacían caer con frecuencia, era la tercera hija del Doctor Sodi, una mujer hermosa – como todas las hijas de Yolanda Miranda Mange, Laura Zapata (Laurita), Federica (Fede), Gabriela (Gaby), Ernestina (Titi) y Thalía (Thalita) hermosas por dentro y por fuera, Titi, llegó a ser señorita Distrito Federal en 1977.
Titi además de hermosa fue una mujer sensible y talentosa, escritora e intelectual. La diferencia de edades entre Titi y Thalía es de once años, precisamente el jueves de Corpus Yolanda su mamá, pasó minutos antes del jueves de corpus ella embarazada a días de dar a luz a Thalita con sus niñas por la esquina de San Cosme y Melchor Ocampo manejando su camioneta Rambler roja en dirección a su casa, que se encuentra a unas cuadras de ahí, eso sucedió minutos antes de la manifestación.
Titi, sin duda, fue la novia platónica de muchos que la conocimos, el recuerdo de su voz y su sonrisa evoca una época de la Colonia Santa María la Ribera, hoy comienza su leyenda personal, un icono del trinomio belleza-talento-inteligencia. Porque la leyenda de las Sodi, comenzó desde hace años con sus antecedentes familiares paternos y maternos.
Las Sodi hijas de Yolanda Miranda, incluída Laura Zapata que no es hija de Ernesto Sodi pero forma parte de la leyenda de Yolanda, son de esas mujeres hermosas e inteligentes de su época de esas hermanas famosas, que pasan a la historia social y urbana de la ciudad de México, junto con otras mujeres hermosas, famosas e intelectuales de otras generaciones, solo que las Sodi se distinguen por su educación, talento y bonhomía como las Loaeza y las Castañón, no así las Lajous.
Por cierto, las Castañón, hijas de un general que se enamoró de una mujer aristócrata hermosa también, que vivió en una casona de la calle de San Cosme frente a la Colonia Santa María la Ribera en San Rafael y cuya historia de amor, es parte de las historias de amor urbanas de la ciudad de México.
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