Es hora de construir, no de destruir más

Prosa aprisa

Arturo Reyes Isidoro

Sensata, oportuna, no se puede definir de otra manera la declaración de Marlon Ramírez Marín, dirigente estatal del PRI, sobre el papel de su partido de cara a las elecciones de junio próximo.

Dijo que se han autodefinido no como un partido opositor más, sino como una opción política que construye.

Creo que con su concepto “partido opositor más” no renuncia al papel opositor que le toca jugar a su instituto político, pero le marca el rumbo hacia la construcción, se entendería no más a la destrucción que ha causado tanto daño al Estado.

El subdesarrollo político, del que no salimos, ha llevado a las diversas corrientes políticas que participan en el Estado a verse como enemigas y no como competidoras, llevando entonces sus diferencias políticas al terreno personal.

Esos pleitos tienen colmados, desde hace ya buen tiempo, a los veracruzanos, pero los políticos, cegados por su afán de confrontación sin pensar en el interés común de la mayoría, no se dan cuenta de ello o, para usar una expresión popular, les vale.

En unos días más, para el caso del proceso electoral federal, o en unos cuantos meses, para el caso del proceso electoral local, 16 partidos políticos, sí, 16, como nunca antes en la historia política de Veracruz, estarán en campaña disputándose alcaldías y diputaciones locales y federales.

Por más que se habla de que Morena, esto es, el gobierno estatal (y el federal también) trata de controlar, al costo que sea, a las oposiciones para acordar la postulación de candidatos que respondan a sus intereses y que pueda mantener el control político, creo que no será tan sencillo.

Tal vez por presión o por conveniencia dirigentes de partidos ofrecerán aliarse de facto o de iure, de hecho o de derecho con el gobierno, pero su control puede alcanzar solo para el caso de las diputaciones federales, e incluso para locales, pero no más.

Las alcaldías se cuecen aparte. Dado que se trata de la elección de las autoridades más cercanas a los veracruzanos, son las que más interés despiertan entre el electorado y, por lo mismo, las que más encienden los ánimos.

Veracruz tiene una larga historia de conflictos poselectorales municipales que han llegado a la violencia extrema como la quema de palacios municipales (en Pánuco o Las Choapas, por ejemplo, o de casas, comercios y una radiodifusora en Jáltipan), el secuestro de delegados políticos e incluso, alguna vez, hasta el arrojo a un río con todo y coche de uno de ellos, del PRI entonces.

Al gobierno estatal de Morena será la primera vez que le toque vivir una elección municipal y para mí que no están preparados para controlar la sangre caliente de los veracruzanos que se desata en cada elección de autoridades municipales, y si intentan meter orden por medio del uso de la fuerza policíaca entonces la conflagración puede ser mayor.

Está visto que no hay en Palacio de Gobierno un operador político que dialogue, negocie y acuerde con los verdaderos opositores, a menos que deleguen ese papel al diputado Juan Javier Gómez Cazarín, el más práctico y accesible del grupo en el poder a sentarse a platicar con todos.

Esta vez también jugarán un papel muy importante las redes sociales y entonces pueden crearse cocteles explosivos, ante lo que se requiere la mayor responsabilidad de todos los actores políticos, pero a partir de un ánimo constructivo y de entendimiento dentro de la diferencia, de unidad que no de unanimidad.

Desde hace quince años el Estado es rehén de los pleitos entre los políticos encumbrados que han dañado la vida pública: de Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte de Ochoa contra Miguel Ángel Yunes Linares y de este contra los dos primeros. Cuando se creía que con el triunfo de Morena se volvería a la unidad de los veracruzanos llegó el señor Eric Cisneros Burgos a prolongar el pleito contra los Yunes y Veracruz y los veracruzanos son los que pagan los platos rotos.

Si desde el gobierno no parte la iniciativa de sentar a todos los actores políticos para que acuerden reglas, escritas o no, de respeto mínimo, de tal suerte que no se ahonde la división que priva, entonces deberían ser los dirigentes los que den un paso al frente. Creo que Marlon Ramírez Marín lo acaba de hacer.

Ya casi restructuraron todos sus comités municipales

Creo que luego de la debacle que sufrieron en la elección de 2018 quedó la percepción de que los priistas quedaron desahuciados. Parece que no.

Marlon informó ayer que ya restructuraron 185 de los 212 comités municipales y ahora van por los seccionales, que es una forma de mantener viva y en movimiento su estructura humana y política electoral en todo el Estado.

Sin duda, es el resultado de sus recorridos por toda la geografía estatal una y otra y otra vez, algo que aparte de él está haciendo, sin parar, Francisco Garrido Sánchez, el dirigente del nuevo partido Podemos Veracruz.

Ante tanta competencia que habrá tendrán éxito los que trabajen, los que no estén esperando a que les llegue todo a donde están. Dieciséis partidos en la contienda son muchos. El electorado se confundirá si los participantes no se identifican plenamente.

Pero, además, se atraerá y convencerá a los indecisos si se les visita casa por casa y se les vende con toda claridad la oferta política.