Esperando el depósito de Bienestar .

** Alhajero .

/ Martha Anaya /

Hace un par de semanas: Mujer mayor hace fila en una de las sucursales del Banco del Bienestar en la Ciudad de México. Llegado su turno, un cajero solícito la atiende:

-A ver, présteme su tarjeta. Su identificación también, por favor. Pues nooo, no le ha caído su dinerito… Va a tener que darse otra vueltecita la semana que entra y volvemos a checar.

-Es que revisé mi saldo (en un cajero) y apareció 11 pesos con 54 centavos –responde la señora de la tercera edad quien, por vez primera, habría de recibir ese beneficio como adulta mayor, gracias al señor presidente López Obrador, que desde que era jefe de Gobierno de la Ciudad nos lo dio y ahora ya está en la Constitución. Es un derecho que tiene usted. ¡usted se lo ganó con su trabajo!, según le dijo la trabajadora que le entregó la tarjeta.

“¿No será que alguien sacó ya el dinero?”, inquirió, preocupada, la mujer.

-No, no se preocupe. Mire, aquí hay un teléfono (le entrega un papelito recortado con el número 800 900 2000), llame ahí para checar si ya le depositaron.

“Pero para más seguro, mire, hay un toldito allá afuera. Bajo ese toldo están unos trabajadores de Bienestar, ellos saben mejor cuándo podrían depositarle en su tarjeta. Vaya y pregúnteles”.

-Buenas tardes, aquí con la inquietud de cuándo me irán a depositar…

Uno de los tres trabajadores bajo el toldo blanco saluda amablemente, ve la tarjeta y dice:

“En estos días debería llegar su depósito. Lo que pasa es que el dinero aún no se ha dispersado del todo…Pero todavía tiene de aquí al día último para recibirlo. Ahora que si ve que ya llegó el día último y no le depositaron, entonces seguro le cae doble para la próxima tanda”, anuncia sonriente.

-¿Y eso cuándo sería?

-En un par de meses… Pero no se preocupe. Llame al teléfono que le dieron, al que termina en dos mil, y seguro ahí ve si ya le llegó su dinero.

Pasan los días. Penúltimo día del mes. La doña se persigna, marca el número mágico del papelillo que le dieron. Contesta una grabadora. Le piden el número de su tarjeta, su año de nacimiento (a cuatro dígitos). Aguarda… “Su saldo es de cero pesos con cero centavos…”

La doña, obradorista ferviente, pregunta preocupada: ¿Será que se les acabó el dinerito para nosotros?

-¡Qué se preocupa! Así es en con la 4T, tropical el asunto…-, le responde uno de sus compañeros.

Ella se queda sin entender. Como si se tratara de un tesoro, guarda su papelito en el monedero. Es el teléfono que termina con dos mil.

•••

GEMAS: Obsequio del presidente López Obrador: “Lo que es sagrado es la nómina. Todos los que trabajan al servicio del pueblo, maestros, médicos, enfermeras, servidores públicos, todos; marinos, soldados, policías, todos tienen garantizados sueldos, aguinaldos. No hay recortes y eso es lo que vamos a ver hoy”.

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