Prosa aprisa.
Arturo Reyes Isidoro.
En su conferencia de ayer, el presidente Andrés Manuel López Obrador aceptó, sin tapujos, que su gobierno, es decir, él, podría perder la elección y la mayoría en el Congreso federal.
En diversos momentos no se contuvo e hizo comentarios sobre el proceso electoral, dijo que estará muy pendiente para que se garanticen elecciones limpias y libres.
Luego de hablar de fraudes electorales, comentó que con las elecciones de ahora “hay condiciones inmejorables para que no se compre el voto, no se falsifiquen las actas, no se rellenen las urnas…”.
Iba y venía, verbalmente. Dijo: “… vamos a dejar al pueblo que decida libremente, no apostemos al fraude… el pueblo tiene un instinto certero y sabe lo que le conviene y lo que no le conviene, pero todo esto tiene que ver con las convicciones de cada quien”.
Entonces, sorpresivamente, aceptó: “Y claro que nos vamos a equivocar y van a haber traiciones… Y no hay ningún problema si nuestros opositores ganan, ningún problema, no habría, si el pueblo así lo decide”.
Se siguió de largo: “Que si ganan nuestros opositores y tienen mayoría en el Congreso nos van a quitar el presupuesto, no está tan fácil, no es así; que van a quitar los programas sociales porque es populismo, porque es paternalismo, no está tan fácil. Nada más les recuerdo que el Ejecutivo tiene facultad de veto”.
Las reglas no escritas de la política fijan muy claramente que la palabra derrota no cabe en el lenguaje presidencial, nunca, en ninguna circunstancia. Decir, y repetir, “que si ganan nuestros opositores”, es estar adelantándose a la posibilidad de una derrota.
Haber dicho lo que dijo, cuando solo faltan poco más de 50 días para las elecciones, mostraron a un presidente inseguro, hablando de la posibilidad del triunfo de sus opositores, en lugar de haber afirmado con contundencia que van a ganar, si es posible, a barrer.
Habló de que se van a equivocar, ¿con los candidatos?, ¿con la confianza en los gobernadores como buenos operadores políticos?, ¿en sus partiditos satélites aliados?, ¿en sus dirigentes partidistas?. ¿De quiénes van a ser las traiciones?, ¿quiénes los traidores?
¿Qué le dicen las encuestas que realiza o que ha encargado su gobierno? ¿Por qué acepta la posibilidad de que la oposición sea mayoría en el Congreso e intente “quitarle” el presupuesto y sus programas sociales? ¿Es que no confía en que sus programas sociales le darán votos suficientes? ¿Por qué no afirmó, con contundencia, vamos a ganar?
Si se advierte, no deja de intentar manipular a los votantes con eso de que si le “quitan” el presupuesto, porque eso no es posible; no dice, en cambio, que si la oposición alcanzara mayoría le haría contrapeso para un mejor manejo del Presupuesto de Egresos, de tal forma que ya no lo siguiera usando a su libre albedrío, a su capricho.
López Obrador cometió ayer un serio error. Mostró no solo inseguridad, sino debilidad, dijo, en otras palabras, que en su partido o que en su gobierno o entre sus aliados hay traidores y que, además, espera equivocaciones, errores. ¿Qué informes tiene?
Sus palabras de ayer, en cambio, alentarán seguramente más a la oposición, que ahora redoblará su empeño pues ya el propio presidente les dijo que sí, que lo pueden derrotar. En Veracruz, por los informes que se tienen, ya no van a barrer con las diputaciones federales como lo hicieron en 2018. Y seguramente AMLO lo sabe.
¿Utilizarán caso Karime para lograr votos?
En pleno proceso electoral, cuando se advierte nerviosismo o desesperación en el gobierno porque los candidatos de Morena no levantan, ayer la justicia federal decidió la suerte de Karime Macías, exesposa de Javier Duarte: rechazó su petición de amparo contra una orden de detención provisional con fines de extradición.
La resolución la emitió el Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal en la Ciudad de México, por lo que ya no hay impedimento alguno para que la extraditen al país a fin de que responda por la acusación de un fraude específico por 112 millones de pesos en agravio del DIF-Estatal Veracruz, de la que fue presidenta.
Ella y su exesposo siguen siendo sinónimos de corrupción, de corrupción identificada con el PRI, por lo que el caso de ella se antoja ahora un manjar para el gobierno, para sacarle provecho usándola para desacreditar al partido tricolor, que ha agarrado fuerza en su alianza con el PAN y el PRD, esto es, que su extradición garantizaría circo mediático y publicidad para Morena.
Así que lo que no se había podido lograr en cuatro años (se escapó a Londres del aeropuerto internacional de Bogotá, Colombia, el 21 de abril de 2017) estaría a punto de lograrse si desde el gobierno federal apuran ante el gobierno británico para que la envíen de regreso en calidad de detenida. La mujer representa votos para el gobierno. Y a este le urgen.
Karime fue detenida el 29 de octubre de 2019 por las autoridades del Reino Unido pero logró obtener su libertad con una fianza de 3 millones 689 mil pesos, aunque le impusieron que no podía salir de Londres. En aquella fecha su detención se lobró con el apoyo de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México. Desde entonces ya pedían su extradición. Vendrá mucho ruido y muchos de los excolaboradores de la señora seguramente se ampararán, y los que no, se esconderán.
Un joven brillante
He tenido la oportunidad de conocer a un joven que me bien impresionó, brillante diría yo, frustrado candidato independiente a la alcaldía de Xalapa, a quien no haber logrado esa meta, por ahora más lo ha motivado a seguir adelante: Agustín Arcos Gamboa.
Licenciado en Derecho por la UV, con maestría en Derechos Humanos y Juicio de Amparo, xalapeño de nacimiento, es impulsor del movimiento “Recupera la Atenas”, un proyecto de largo plazo, que pretende llevar al éxito con jóvenes, con políticos no tradicionales, al margen de algún partido político.
Por todo lo que platiqué con él, creo que va a avanzar con éxito. Tiene con qué, a partir de su experiencia como Director Operativo de Kybernus, un programa dedicado a la identificación de liderazgos jóvenes, impulsado por Grupo Salinas (de TV Azteca).
Me habló con entusiasmo de su trabajo por todo el país, de la conformación que logró de 35 Colectivos de jóvenes líderes en las diferentes entidades, a través de los cuales logró integrar a más de 2 mil liderazgos al programa Kybernus.
¿Qué pretende? Recuperar, me dijo, la Atenas Veracruzana a través del impulso a la cultura, el desarrollo económico, rescatando la buena ciudadanía que acompaña a los xalapeños y protegiendo los recursos naturales. “Es tiempo de impulsar una nueva generación de líderes, con ideas nuevas y visiones de largo plazo para nuestra ciudad”.
Como aspirante a candidato independiente obtuvo el apoyo de 4 mil 800 xalapeños (el mayor número de firmas de todos los aspirantes) que coincidieron con su visión.
“Aunque nuestra lucha no sea favorecida en tribunales para aparecer en la boleta, estamos convencidos de seguir impulsando un cambio para la ciudad y seguiremos trabajando para lograrlo”, me comentó.
Le vi, le veo capacidad, cualidades para llegar mejor preparado al proceso electoral de 2024, claro, si no se contamina con lo mismo. Por ahora es un relevo prometedor. Ya veremos si acaba de cuajar.