*Están impregnados de una concepción de masculinidad que celebra la competitividad, la rudeza y la dominación física.
* A mediados del siglo XIX se consideraba que niñas y mujeres no debían practicar deporte para preservar su anatomía para la reproducción.
Carlos Hugo Hermida Rosales
22/09/2021, Xalapa, Ver.- Ixchel Ortiz Vidal y Mónica Trejo Sandoval, responsable de Capacitación y Promoción de la Igualdad y analista de Capacitación de la Coordinación de Unidad de Género de la Universidad Veracruzana (UV), respectivamente, analizaron al deporte a través de la perspectiva de género y explicaron cómo su práctica se encuentra ligada a estereotipos masculinos y femeninos que aún perduran en la actualidad.
Las trabajadoras universitarias impartieron el 20 de septiembre la charla virtual “El deporte desde la perspectiva de género”, organizada por la Dirección de Actividades Deportivas de la UV (DADUV), en el marco de la conmemoración del Día Internacional de Deporte Universitario.
Ixchel Ortiz explicó que la perspectiva de género es un enfoque teórico y político que permite describir, comprender y analizar las relaciones entre hombres y mujeres.
Esta metodología de transformación reconoce que una cosa es la diferencia sexual y otra las ideas, representaciones, atribuciones y prescripciones sociales que se construyen al tomar como referencia esa diferencia.
Mónica Trejo afirmó que a lo largo de la historia de la humanidad se ha separado la experiencia deportiva de hombres y mujeres, y que esta práctica ocurre desde edades tempranas de la civilización occidental.
Puntualizó que el deporte como lo conocemos hoy en día se comenzó a organizar en el siglo XIX, por lo que la diferenciación de género actual proviene de esta época.
La actividad deportiva se encuentra íntimamente ligada a estereotipos de aquello que una mujer y un hombre pueden o no realizar con su cuerpo, incluso hasta mediados del siglo mencionado se consideraba que niñas y mujeres no debían practicar deporte para preservar su anatomía para la reproducción.
Todos estos factores ocasionaron que los juegos deportivos se impregnaran de una concepción de masculinidad que celebra la competitividad, la rudeza y la dominación física.
Declaró que los deportes son un espacio muy importante de construcción de la masculinidad tradicional, y que la homofobia y misoginia son agentes de cohesión entre atletas varones, lo que construye una personalidad masculina que desprecia cualquier elemento considerado femenino.
Ixchel Ortiz enfatizó que analizar el deporte desde esta perspectiva implica darse cuenta de cómo el género ha influido y aún influye en la práctica deportiva, y comprender que se generan desigualdades a consecuencia de la diferenciación sexual y las relaciones de poder que se mantienen en este ámbito.
Manifestó que es fundamental que todos los actores implicados en la organización de actividades deportivas, quienes las practican, los aficionados a ellas y la sociedad en general reflexionen sobre qué actitudes, conductas y acciones pueden adoptar para contribuir a que las mujeres ejerzan su derecho a una vida libre de violencia en el ámbito deportivo.