*Agustín Basilio de la Vega.
Durante el siglo XIX, después de la independencia de las trece colonias, los Estados Unidos de Norteamérica se convirtieron en un polo de atracción para cientos de miles de migrantes irlandeses, alemanes, italianos y de otros países europeos que, en búsqueda de una vida próspera y alejada de la pobreza, arribaron al nuevo mundo.
Por otro lado, durante esos años, se expandió el territorio norteamericano gracias a la ideología del “destino manifiesto” y Francia les vendió la Luisiana, España cedió La Florida, México perdió la mitad de su territorio y Rusia vendió Alaska por lo que Estados Unidos se convirtió en el siglo XX en el quinto país más extenso del mundo. Alexis de Toqueville pronosticó 100 años antes que los Estados Unidos se convertirían en una de las principales potencias del siglo XX.
En efecto, al principio, la influencia de los Estados Unidos se hizo sentir en el Continente Americano y su mejor expresión fue la doctrina Monroe “América para los Americanos” es decir, la influencia de los imperios europeos no sería tolerada en el nuevo continente por lo que Estados Unidos quedó como una potencia hegemónica en el continente.
El americanismo de los Estados Unidos llegó a su fin con la Primera Guerra Mundial cuando al entrar en este conflicto del lado de los aliados, hizo que se ganara. Después de la firma del Tratado de Versalles con el que se concluyó la contienda, los Estados Unidos se convirtieron en la potencia mundial.
Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial 20 años después en 1939, ni Alemania ni Japón comprendieron la enorme capacidad económica e industrial de la Unión Americana, en cambio Churchill, primer ministro de Inglaterra, siempre estuvo seguro de ganar la guerra si lograba involucrar a los americanos y eso fue lo que pasó pues hasta los rusos recibieron ayuda de alimentos armas y equipo bélico.
Durante la posguerra y la llamada Guerra fría, los Estados Unidos se convirtieron en la super potencia y en el arsenal de la democracia, pero el arribo de Trump a la casa Blanca parece que quiere cambiar las cosas y hacer que los Estados Unidos se desentiendan de su responsabilidad por lo que Europa deberá hacer un gran esfuerzo adicional para contener a Rusia que desde el 2014 invadió a Ucrania.
El aislacionismo que parece impulsar el presidente Trump tuvo uno de los episodios más claros con las críticas que el Vicepresidente D.J. Vance realizó en días pasados en Múnich al señalar que las principales amenazas de Europa no eran Rusia ni China, ¡sino que venían del interior de la Unión Europea!
No es nuevo que Estados Unidos quiera abandonar a su suerte a los europeos, sin embargo, es poco probable que eso ocurra pues se ha demostrado históricamente que es mejor para todos evitar repetir los errores del pasado como dejar que los dictadores se salgan con la suya. Un ejemplo de ello ocurrió en 1938 cuando creyeron que Hitler se “apaciguaría” cediéndole parte de Checoeslovaquia.
En los próximos días y meses veremos muchas cosas interesantes entre la relación de Europa con los Estados Unidos. Ojalá prive la sensatez y la alianza Atlántica se fortalezca para preservar la paz mundial.
X @basiliodelavega