Excesos cumpleañeros: no se confundan, Salinas en estrategia estilo Trump .

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Verónica Malo Guzmán.

-Algunos aman a Trump, otros tantos lo odian. No hay puntos medios. A este paso, lo mismo podría decirse de Ricardo Salinas Pliego. Pero esa no es la única similitud entre ambos.

Empresarios ególatras que celebran su cumpleaños con fasto y despliegue mediático; ambos le deben dinero al fisco de sus respectivos países; los dos tienen sus propios medios de comunicación. Trump con su red social Truth Social; Salinas con TV Azteca -que no olvidemos, es una concesión del Estado mexicano-.

A Trump lo vetaron de Facebook, Instagram y Twitter; la censura solo lo fortaleció. El relato del “héroe al que el gobierno no deja hablar” le vino de maravilla. Ojalá a nadie en la 4T se le ocurra ensayar algo parecido con TV Azteca. Porque, en ese momento, el guion se escribiría solo: Salinas se transformaría en víctima del Estado opresor, como su admirado Trump.

Ambos son hábiles comunicadores: saben contarle a “la gente” sus problemas, convertirlos en causa común. Empatizan con quienes también deben impuestos o, más bien, con quienes sienten que pagan demasiado y no reciben nada a cambio. Las deudas soberanas de México y Estados Unidos siguen creciendo, la infraestructura se desmorona y los servicios públicos apestan. En ese caldo de hartazgo, el discurso de “yo también soy víctima del sistema” prende con facilidad.

Los dos fueron “perseguidos” -o eso hicieron creer- por los gobiernos en turno. Trump enfrentó procesos por evasión fiscal y fraude, pero terminó condenado por otro asunto: falsificación de registros contables. Salinas Pliego, por su parte, acumula juicios con el SAT que suman más de 74 mil millones de pesos. Ahora dice que quiere resolverlos y pide al fisco el monto final para “pagar en diez días”. Eso sí, solo ofrece el 10% del total.

Algunos interpretan el gesto como rendición. Yo no. Salinas NO está claudicando NI está desesperado; simplemente NO piensa pagar un solo centavo. Sabe que si entrega una parte, tendrá que entregar todo.

Su jugada es otra: quiere dinamitar cualquier posibilidad de negociación con el gobierno y convertir el pleito fiscal en bandera política. Este asunto ya no es tributario: es electoral. Exactamente como Trump.

Ayer, la presidenta Sheinbaum declaró que Salinas “no necesita reunión con el SAT, solo ir a pagar”. Justo lo que el empresario esperaba. Quiere radicalizar al gobierno para después acusarlo de intransigente. “Yo quiero hablar, ellos no. Yo quiero pagar, ellos no quieren negociar.” El guion es claro: el mártir fiscal contra el Estado inflexible.

El segundo piso de la 4T, sin proponérselo, lo está catapultando al estrellato. Nace el perseguido político, como antes Donald Trump y, antes aún, López Obrador.

Salinas no busca conmover al poder; busca enfurecerlo. Quiere que Sheinbaum luzca inflexible, que el gobierno parezca cerrado, que el pleito se vuelva ideológico. A partir de ahí, se presentará como el salvador de todos los “oprimidos” por el SAT, el hombre que desafió al Estado cobrador. Gasolina pura para una candidatura presidencial.

Su fiesta de cumpleaños no fue solo vanidad: fue parte de su estrategia. Otra manera de recordarle al país que él también quiere la silla.

Tres en Raya
1. ¿Quién es la mejor manager de campaña de Ricardo Salinas Pliego? Claudia Sheinbaum: cada vez que lo menciona en una mañanera, le hace el favor de volverlo tendencia.

2. La presidenta le dijo: “toma chocolate, paga lo que debes”. Menos mal que no agregó “chocolate del Bienestar”, porque él (y muchos, muchos más) lo habría tomado como provocación.

3. Ya sabemos quiénes le cobran a Salinas Pliego… pero ¿quién le cobra a Adán Augusto, a los hijos de AMLO, a Fernández Noroña, etcétera, etcétera, e infinito etcétera?