Expresidentes Imputados

Ramón Ojeda Mestre

Qué difícil ver este cogollo. ¿O debo decir manojo, sin ser irrespetuoso ni obsequioso? Analizar y juzgar a quienes tuvieron durante tres décadas el poder más concentrado de la República, deviene en escarpada cuesta para cualquiera, con o sin animus laedendi. ¿Cómo los colocamos en la misma canasta del escrutinio ex post?

Fox tiene 78 años, Salinas 72, Zedillo 68, Calderón 58 y Peña 54. Si se hiciera un juicio sumarísimo y todos fueran condenados por lo que a usted se le ocurra, los únicos que irían a la cárcel serían Peña y Calderón pues los demás por la edad tienen derecho a reclusión domiciliaria. Su formación académica es distinta. Fox tiene un título de Licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Iberoamericana de 1999 que consiguió de fea manera después de dieciséis años que salió de la escuela y presentó el plan de Guanajuato hecho por Sojo, Salinas es economista de la UNAM y se recibió en 1971 con una tesis sobre la Agricultura, Industrialización y Empleo, en México,

Zedillo se tituló en la Escuela Superior de Economía del Instituto Politécnico Nacional en 1973 y con lo que juntó de su chamba en el Banco Nacional del Ejército, Fuerza Aérea y Armada, se fue a Estados Unidos y regresó con un Doctorado en Yale University. Calderón se tituló de abogado en la Escuela Libre de Derecho en 1987 con la tesis “Inconstitucionalidad de la deuda pública externa mexicana (1982-1986)” y estudió algo de Economía en el ITAM. Peña se tituló en 1991 en la Universidad Panamericana con la tesis El presidencialismo mexicano y Álvaro Obregón, manufacturada por Alfonso Guerrero.
Esto es. Tenemos tres egresados de escuelas católicas y dos de escuelas públicas. Aún así las dos públicas son muy distintas y las tres privadas ni se diga. ¿Cómo comparamos peras con manzanas? Además, Salinas, Zedillo y Calderón fueron buenos estudiantes y Fox y Peña, pésimos. Es un principio jurídico universal el que señala que contra la observancia de la ley no puede alegarse ignorancia, desuso costumbre o práctica en contrario. “Ignoratia iuris non excusat”.
De tal manera que, aunque el principio se les aplicaría a todos, en realidad los que no podrían aducir atenuantes, serían Calderón y Peña por ser profesionales del derecho, aún con las salvedades anotadas.

¿Alguien dudaría que los cinco tienen diferente nivel de coeficiente intelectual? Quizá en escala descendente estarían Salinas, Calderón, Zedillo, Fox y Peña, por lo que no podría exigírsele la misma capacidad de comprensión y de acción u omisión con rasero indiscriminado. Otrosídigo, rezan los abogadillos. La verdad: ¿les tocó, gobernar el mismo país?, no y mil veces no. A Salinas le heredaron el país acéfalo del temblor del 85, a Zedillo le entregaron un México con la sangre fresca de Colosio y Ruiz Massieu, Fox con sus botas y frivolidades recibió el catafalco del priísmo ya pestilente, en tanto que Calderón tuvo que cargar con la oquedad foxista y dejó en manos de un Peña esposado la papa ardiente del narcotráfico creciente y él a su vez legó el nivel de pobreza e irritación más grave de todos los tiempos. Insisto, ¿Mas allá de las pillerías que a cada uno le quieran o puedan endilgar y probar, se les puede juzgar mediática o jurídicamente con el mismo rasero?

Otro dato. Fox no trae una sola gota de sangre mexicana en sus venas, es decir, su origen no le hacía ver a la nación igual que a un Zedillo que venía de la pobreza y con sangres mestizas y criollas mezcladas igual que Calderón, Peña o Salinas. Sientes el dolor de la patria de manera distinta o tal vez no sientas nada, ni entiendas lo que es la nación. Ayer en una conferencia, en el poderoso grupo llamado Foro Abierto, de BCS, la maestra Rita Sumano nos explicaba que los arqueólogos entienden muy bien que entre más conoces sus raíces más “sientes” la patria. No te forjan igual en el Poli que en la Ibero, o en la UNAM que en la Panamericana y no es lo mismo que tu padre sea electricista en Mexicali a que sea un líder panista cuasi cristero de Michoacán o que en tu familia ancestral no hubiera políticos de partido alguno. Va a estar en chino juzgarlos. Cuánto me gustaría ser el fiscal para enjuiciarlos o el abogado defensor de cualquiera de ellos

Si todos hubieran cometido los mismos errores, las mismas traiciones o los mismos delitos, aun así, recibirían distintas sentencias. Sí, la ley es igual para todos, pero no todos son iguales ante la ley. Con la pena. Decía mi amiga Giselle: todos los hombres son iguales, pero hay unos que son más iguales que otros. Ya puede la muchedumbre ciudadana y democrática llevar al tribunal a los expresidentes o, el mismo Jefe del ejecutivo, en uso de las facultades que le confiere la Constitución, promover que sean incoados los expedientes o los expresidentes, o incluso, que saquemos las castañas con la mano del gato y empinemos a los Monreales o a los Marios Delgados de las cámaras de senadores y diputados, para que amarre.

Aun cuando usted, libidinosa mujer, o vos, arrogante y patanesco amigo, sean iconoclastas, la biblia nos enseña que, cuando se le dio a escoger al pueblo de Jerusalem, si mataban a Jesucristo o al nauseabundo Dimas y al repugnante Gestas, ambos, ladrones de baja estofa, ese pueblo enardecido de judíos, según el evangelio de Cabo San Lucas, decidió que se perdonara a los ladrones y asesinos y se ultimara a Jesús.
Así pues, si pusieran a los cinco estigmatizados en fila india y se nos preguntara a los de a pie o a los de pesera, o a los de Rolls Royce y Lamborghini como es mi caso, que a cuál fusilamos primero, los hieráticos jueces se sorprenderían. He hecho la encuesta con conocidos, con amigos, con desconocidos, con amigas íntimas y curas confiables, con taxistas y pescadores, con académicos ecuánimes y con apasionadas matronas y es sorprendente como califican distinto a esos integrantes de la quinteta apocalíptica.

Hay un hecho concreto: la mayoría tenemos poca memoria y no se quiere u odia igual a los cinco dedos de la mano tentadora y apaciguante. Los cinco expresidentes, ni viven en México, aunque de vez en cuando anden por acá haciendo bulla. Para cuando terminemos los procesos de extradición, ya estaremos nosotros en la extremaunción. Podemos ahorrarnos el dinero de los procedimientos y de los abogados costosos y de una vez declararlos intrínsecamente culpables de todo y sentenciarlos virtualmente. Es más, podemos votar por el tipo de sentencia y sanción, aunque no esté en las leyes. Someterlos al democrático sistema de la mesa que más aplauda. Antes había penalidades interesantes, como el ostracismo o el marcaje y se les podría poner por ejemplo una L al que creyéramos que había robado o un T al que identifiquemos como traidor una P al que creyéramos que cometió errores graves, una A si pensamos que fue asesino etc., y si hubieren cometido diversos latrocinios y fuesen reconocidos como perpetrantes de distintos delitos graves, que cada día de la semana usaran en su frente una letra diferente.

Ya dije que no todos pueden ir a la cárcel por razones de edad y otros son tan mañosos que se pueden dejar morir antes que pisar chirona. En fin, no hay duda de que los cinco son culpables de algo o de varias cosas terribles, eso ya todos lo sabemos o lo creemos, pero estamos en manos del Fiscal General de la República, del de la inteligencia financiera, de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, del Sat, del Cisen o como se llame ahora, del Inapan y del Covid 19. El asunto es complejo como Edipo y no estoy autorizado a revelar públicamente cómo vamos a salir de este atolladero, pues me dijo, ya saben quién, que no se lo comentara más que a los de confianza y usted, francamente, me despierta recelo.
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